Twitter se ha convertido en el nuevo objeto fetiche de los medios, sin embargo cuando no se utiliza bien, puede convertirse en un arma de doble filo. El último ejemplo, un periodista estaba comentando en directo un accidente de helicóptero en Seattle y mostrando las fotos que la gente enviaba a Twitter.
Su error fue que tras ver una del suceso, se puso a navegar por las fotos del perfil del usuario buscando más y se encontró con su disfraz de Eduardo Manostijeras, con el pastel que cocinó y con su… pene.