Conocí a mi ex a distancia. Acababa de irme de mi isla, de donde era ella también. Entre una cosa y otra, lo que parecía una buena relación se convirtió en una relación a distancia. Los más de dos años que estuvimos en distintas ciudades, siempre iba y venía a verla (también a mi familia y amigos, claro), y no me pesaba lo más mínimo. Éramos felices, aunque siempre sabía a poco. Por aquel entonces, ya había conocido su faceta celosa extrema. No soy un tipo feo, del montón, pero estaba siempre asustada de que alguna otra chica intentara algo conmigo. Tuvo discusiones y problemas por eso, a pesar de que nunca le diera ni un solo motivo para desconfiar.
Decidí volver a casa por distintos motivos, y aquello mejoró del todo la relación. Nos veíamos a menudo. Echando la vista atrás, demasiado a menudo, tres o cuatro veces por semana. Yo empecé una carrera en la universidad, ella seguía con sus estudios de idiomas, y conforme pasaba el tiempo, ambos nos unimos todavía más. Estuve con ella cuando fallecieron sus familiares, la apoyé cuando se deshizo de amistades realmente tóxicas y siempre fui sincero, incluso cuando hacía algo mal. El tiempo que estuvo conmigo, no logró hacer muchos amigos. Para mí, era una persona fantástica, pero supongo que no tenía excesiva habilidad para conectar con gente nueva. Eso chocaba con mi, por aquel entonces, facilidad para conocer gente. Eso generaba mayor recelo por las mujeres que pudiera conocer. Recuerdo una tarde en la universidad le presté la chaqueta a una compañera que tenía frío, y al contárselo a mi novia tuvo un ataque de celos.
No solíamos discutir, siempre estábamos felices y contentos el uno al lado del otro. Era realmente el cielo. Incluso sin hacer nada, estar al lado del otro era suficiente. Cuando llevábamos unos cuatro años, tuvo dudas, y me dejó. Unas horas después, se retractó: estaba confundida y había tomado una decisión apresurada o lo que fuera. Arreglamos la situación, y podría decir que esa fue la peor parte de nuestra relación.
Siempre tuve una buena relación con sus padres. Su madre es una persona de carácter, pero siempre nos llevamos bien, y su padre es un buenazo. Mi familia, por otra parte, es un caos, e intentaba que formaran parte de nuestra relación lo menos posible. Sin embargo, viviendo con mi madre, era difícil separar ambas realidades. Con sus amigos siempre fui amable y simpático, incluso con los más tóxicos e hipócritas, y al final tanto ella como yo formamos un grupo cerrado: un buen amigo(a partir de ahora, Amigo) su pareja, ella y yo. Teníamos más amigos, pero ese grupo sería el detonante de todo.
A este amigo lo conozco desde hace más de 10 años, cuando éramos unos críos. Un tipo leal, honesto, una persona de honor. Este amigo tenía un primo (a partir de ahora, Primo) con el Amigo que había tenido problemas, idas y venidas. Sin embargo, Primo era un tipo amigable, servicial, siempre con una sonrisa en la cara y la cartera preparada, porque no le “pesaba gastar”. Pues con el tiempo, el grupo de cuatro pasó a ser de cinco con su llegada. Primo acababa de salir de una relación complicada de tiempo, y todos estábamos con él, confiando en que se recuperara y saliera adelante.
Nos ubicamos a principios de 2018. Tras unos exámenes universitarios complicados, tomo una decisión: debo estudiar como nunca, o de lo contrario la carrera va a ser aun más cuesta arriba. Eso implica dedicar mañanas y tardes a estudiar, vivir en la biblioteca y darlo todo por mí y por mi futuro. Ella lo aceptó, quería lo mejor para mí, aunque significara que no nos viéramos tan a menudo. Mientras que estaba en este periodo de estudio, Primo estaba muy jodido por su relación anterior, y mi ex estuvo ahí para él. Repito, yo nunca había sido una persona celosa, y ella nunca me había dado ningún motivo para serlo, por lo que quedaran dos amigos para hablar de sus penas no me suponía problema. Ahora tengo una visión bastante diferente, claro.
Pues quedaban a menudo, tanto que empezó a llamar la atención del entorno. A Amigo no le gustaba lo más mínimo que ambos pasaran tanto tiempo juntos, pero yo (tonto de mí) le quitaba hierro al asunto. La madre de ella también empezó a notar algo raro, y ahí tuve que mentir por ella (joder, leerlo ahora suena horrible). Algunas veces Primo invitaba a comer a mi ex, o la llevaba a sitios lejos de la zona capitalina, y yo más de una vez tuve que decirle a la madre que estaba con ellos, estando en la biblioteca.
Si, lo sé, es tan horrible como parece, pero en aquel entonces mi cabeza estaba en los estudios y confianza en que el mundo podía aguantar mi poca presencia unos meses. Además, ella siendo tan celosa, ¿cómo podría hacer lo que había criticado durante tanto tiempo?
Empezó a quedar claro que la relación llegaba a su fin. Después de todo, llevábamos 6 años, y aunque nos quisiéramos, sabía que habíamos llegado al límite. Yo me resistí a aceptarlo, aunque era evidente. Apenas hacíamos cosas juntos, no existía pasión y el sexo era cada vez más escaso. Sin embargo, intentaba arreglarlo, pero no podía con todo.
Tras un desastroso cumpleaños sorpresa organizado por ella, llegaron los exámenes y pude tomarme un descanso. Desde principio de año, habíamos comprado unas entradas junto a Amigo y su novia para una Campus Party, una semana juntos en esa situación. Una vez despejado, empecé a ver la verdad: apenas pasaba conmigo, no tenía ni interés ni ganas de hablarme, y siempre que podía iba a visitar a Primo (que, casualmente, trabajaba en la Campus Party). Y cuando hacíamos algo juntos, Primo tenía que estar presente. El último día, sin ir más lejos, prefirió irse con Primo a dar una vuelta en lugar de ir conmigo, a pesar de habérselo pedido toda la semana. Por supuesto, todo esto lo veía como ella distanciándose de mí y no acercándose a él.
Mirando atrás, debí haberlo mandado todo a la mierda, pero es lo que hubo.
Unos días después, quedamos y me dijo que ya no me quería, que no era lo mismo, etc. Me dejó y, en lugar de darme un tiempo para sufrir y llorar, me encerré en los estudios, con la esperanza de que pudiera seguir adelante por ese lado.
Unos meses después, y tras insistirle mucho, quedamos para devolvernos las cosas. Quería acabar bien, habían sido seis años fantásticos y seis meses de mierda, pero había sido una persona muy importante en mi vida, le deseaba lo mejor y quería que estuviera ahí, si no como amiga, sí como conocida. Y tras hablar un rato, me dijo que había empezado una relación con Primo, el mismo Primo que hablaba conmigo tras dejarlo con mi ex y que creía amigo mío. No pude contener mi rabia, se fue a la mierda y con ella seis años de mi vida.