no os llama la novedad? La seducción? El rollito del principio? El jugueteo?
Es la vida misma. Cuando eras niño todo te llamaba la curiosidad, atención, te ilusionabas a la mínima, pues aplícalo a una relación. Cuanto más experimentas algo, se vuelve imposible retornar a la emoción que todo lo motivó.
La base, para mí, es tratar de ser, en cierta manera, el niño que se fue hasta que llegue la hora de palmar, para que la ilusión se mantenga viva, sabiendo como adulto que también toca renunciar y hacer ciertos sacrificios, con la recompensa de que cuanto más cuides todas las relaciones (no solo humanas) que te apasionan, más agradable será el día a día y las amarguras (que llegan) serán un aprendizaje y no una cárcel.
Por supuesto, si alguien solo quiere vivir los chutes del enamoramiento, perfecto. Eso sí, siempre que no haga daño a la otra persona, lo que veo complicado.