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La pasada madrugada del sábado 24 de febrero de 2007 me encontraba junto a unos amigos en la calle Sancho de Ávila esquina con calle Pamplona, en el barrio de marina de Barcelona. Eran sobre las 4:20 de la mañana de domingo y un numeroso grupo de jóvenes (entre 100 y 150 personas) se encontraba en la puerta del bar Dixie, un bar muy concurrido y que a esas horas estaba echando el cierre. Como ocurre cada semana en esa zona y a esas horas, la gente estaba situada en l’acera de enfrente de ese bar esperando a que abrieran el metro, terminándose, o no, sus cervezas legalmente compradas en el bar. Esa es una calle sin vecinos dónde es cierto que se aglomera mucha gente por el tamaño del mencionado bar Dixie y por la proximidad de la sala Razzmatazz, pero es un sitio en el que nunca a habido ningún tipo de problema ni de altercado, aunque cada semana ocurre lo explicado, muchos jóvenes esperan la apertura del metro con total calma en la acera, sin crear ningún problema y sin perjudicar el mobiliario público. Esta pasada madrugada, sin embargo, la guardia urbana hizo aparición sobre las 4:30 para dispersar a la gente, una gente que no estaba haciendo nada ilegal. Todo empezó cuando un coche de la guardia urbana se detuvo para decirle a un joven que iba con skate que abandonara la calzada y se subiera a la acera, a lo cual el joven respondió que lo haría de inmediato, dando por supuesto que le estaban dando un aviso. Que sorpresa se llevó cuando, de repente y sin mediar palabra, un agente le quitó el skate con la intención de requisarlo. El joven quiso recuperarlo ya que no existía motivo alguno para quitárselo. En ese momento empezaron a aparecer furgonetas de la guardia urbana y entre 4 agentes detuvieron al joven y lo metieron dentro de un furgón a base de golpes y empujones. El resto de jóvenes, al sentirse provocados y agredidos y entendiendo que esa detención era un abuso de autoridad empezó a silbar y a gritar consignas contra la policía, lo que acabó siendo la excusa perfecta para los agentes para empezar a repartir estopa.
Un grupo de policías que debía llegar a los 15 agentes empezó a despejar la zona y a arremeter contra varios jóvenes, la mayoría de los cuáles ni siquiera estaba bebiendo, con una fuerza del todo desproporcionada. Yo tuve que correr delante de los agentes cuando no había hecho absolutamente nada y vi como un joven, al caer al suelo, era brutalmente agredido simultáneamente por tres agentes. En todo momento los agentes, que por entonces ya eran mossos y guardia urbana, algunos de ellos de incógnito, se mostraron con una actitud chulesca y provocadora, con frases del estilo “anda o corre” o “ fuera de aquí hippies de mierda”. Sobre las 4:47 de la madrugada el ambiente se empezó a calmar aunque el número de coches y furgones policiales era bastante elevado. Por suerte para nosotros parece que todo estaba muy bien planeado ya que al girar la esquina por detrás y entrar a la calle Sancho de Ávila a través de la calle Pamplona ya había unas tres ambulancias esperando para atender a los heridos. Lo mas esperpéntico y bochornoso del caso es que la policía ordenaba la cola para recibir las atenciones sanitarias. El propio policía que diez minutos antes te había pegado ahora te ayudaba a curarte las heridas, lo que considero una total humillación, una broma de muy mal gusto. Uno de mis amigos que había salido de trabajar y había venido a hacer una cerveza tranquilamente acabó en el hospital con el brazo contusionado. Como todo el mundo, no había hecho nada para acabar donde acabó. Sobre las 5:15 las ambulancias se llevaron a los heridos y los coches de la policía se fueron. Se acabó el show.
Considero estos hechos un total abuso de autoridad y una desafortunada y inexplicable exhibición de fuerza de la policía. Como ya he explicado esa zona está libre de vecinos y nunca ha habido ningún problema, nadie estaba haciendo nada como para recibir esa brutal y desproporcionada respuesta de los agentes del orden. Por eso creemos que la policía vino con ganas de repartir ya que en cuestión de segundos aparecieron varios furgones y agentes de incógnito, lo cual hace sospechar que esa acción era premeditada y más teniendo en cuenta que las ambulancias tampoco tardaron nada en llegar. La gente no había hecho absolutamente nada y los agentes vinieron con una actitud provocadora e intolerable para alguien que tiene el deber de proteger a la ciudadanía y a tratar a todo el mundo por igual, cosa que esa madrugada no sucedió.
Ya sabemos que dirán que la gente lanzó objetos contra la policía y al final las victimas serán ellos como siempre, pero por lo menos, mi voz, no me la van a silenciar.