Neobonapartismo y el imposible retorno a un capitalismo nacional

Don_Verde

Neobonapartismo, neofascismo y el imposible retorno a un capitalismo nacional

Duterte, Trump, Macron, Putin, Erdoğan... La editorial alemana Dietz se ha propuesto con Los nuevos bonapartistas entender las bases de un fenómeno, el del nuevo autoritarismo, que se extiende por todo el planeta.

¿Qué une a políticos tan dispares como Trump, Macron, Putin o Duterte? A todos ellos —y a la lista podrían añadirse Viktor Orban, Recep Tayyip Erdoğan o Narendra Modi, entre otros— los medios se refieren como “líderes fuertes”. El alcance geográfico de este fenómeno se extiende, literalmente, de un extremo al otro del mapamundi, recorriendo países con trayectorias históricas y culturas muy diferentes, obligando a adoptar una mirada más tranquila y atenta, algo que no siempre es fácil en tiempos de comunicación instantánea e ininterrumpida.

Eso es justamente lo que se ha propuesto la editorial alemana Dietz —responsable de la edición de las obras completas de Marx y Engels, entre otros clásicos de la literatura socialista— con un volumen titulado Die neuen Bonapartisten. Mit Marx den Aufstieg von Trump & Co. verstehen (“Los nuevos bonapartistas. Entender con Marx el ascenso de Trump y compañía”).

“Diez años después de la crisis financiera global, todas las esperanzas en un fin del neoliberalismo vinculado a aquella y una ruptura que lleve a tiempos mejores han quedado frustradas”, escriben en su introducción los editores del libro, Martin Beck e Ingo Stützle.

El diagnóstico de Beck y Stützle dista de ser optimista. En la última década hemos visto un “enfrentamiento entre quienes quieren mantenerse en el statu quo y propagan un 'sigamos con lo mismo' y los defensores de posiciones nacionalistas, racistas y antimodernas”, con una izquierda política relegada al papel de “espectador en círculos sociales en los que se discute sobre el futuro del capitalismo y no se habla ya de su superación”.

En este contexto, continúan, se ha desencadenado “una búsqueda frenética de explicaciones para el ascenso” de figuras, movimientos y formaciones políticas cuya caracterización se resiste a encajar en los conceptos que la izquierda tradicionalmente venía manejando.

Considérese el ejemplo de Italia. “Se confunden todos los que liquidan el eje Cinco Estrellas-Lega con las acostumbradas etiquetas: alianza rojiparda, coalición grillo-fascista, o fascio-grillina, o 'sfascio-leghista' [“destroza-liguista”], y así en distintas combinaciones”, escribía Marco Revelli recientemente en un artículo para Il Manifesto traducido en Sin Permiso.

Y se confunden, afirmaba Revelli, “por pereza mental, y por negarse a ver que lo que está emergiendo del lago de Lochness es un fenómeno político inédito, que radica, más que en las culturas políticas, en las rupturas epocales del orden social”. De lo contrario, añadía, “tendríamos que concluir (y explicar por qué) la mayoría de los italianos —casi el 60%— se ha convertido de improviso en fascista”.

Tachar indistintamente de “fascista” a esta plétora de políticos y partidos no únicamente no ayuda a la comprensión del fenómeno, como señala Revelli, sino que en ocasiones ofusca ese mismo trabajo. Si bien es cierto que la mayoría de ellos se apoyan de manera más o menos explícita en organizaciones de ultraderecha —desde las Burschenschaften (asociaciones estudiantiles patrióticas) en Austria hasta la constelación de grupos de la que se compone la alt-right en EE UU—, no lo es menos que ocupan posiciones diferentes en el espectro político de la derecha, dentro de las condiciones específicas de cada país. Acaso nada ilustre mejor este embrollo en España que un par de comentarios de Antonio Maestre.

Este periodista, conocido por su locuacidad en las redes sociales, ha definido en alguna ocasión a Ciudadanos como un partido con tendencias fascistas. Por otra parte, este mismo periodista describía a Emmanuel Macron en un artículo de 2017 sobre las elecciones presidenciales en Francia como “dique de contención” contra el “fascismo”. Pues bien, el pasado mes de junio la prensa informaba de que nada menos que el “dique de contención” del “fascismo” en Francia negocia la creación de una plataforma para las próximas elecciones europeas con el antedicho partido de tendencias “fascistas”.

Christophe Castaner, el delegado nacional de La República En Marcha (LREM) —el “dique de contención” del “fascismo”—, habló de Ciudadanos —el partido “fascista”— como “socio preferente” para enfrentarse a los “populistas”, entre los que se encuentran, efectivamente, algunos partidos “fascistas”. El “dique de contención” del “fascismo” se alía con un partido “fascista” para frenar el auge del “fascismo” en Europa: he aquí el enigma que Antonio Maestre habrá de resolver.

DEL BONAPARTISMO DE AYER...

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…AL BONAPARTISMO DE HOY

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¿UNA OLA BONAPARTISTA?

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LA UTOPÍA DEL RETORNO A UN CAPITALISMO NACIONAL

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Por: Ángel Ferrero, 16/09/2018

https://www.elsaltodiario.com/historia/neobonapartismo-neofascismo-imposible-retorno-capitalismo-nacional


A raíz de los debates en el post sobre el ascenso en las encuestas de VOX (https://www.mediavida.com/foro/off-topic/vox-ya-adelantaria-pacma-erc-intencion-voto-616686, sumado a la cantidad de debates, charlas, discusiones, etcétera que he tenido con conocidos respecto a estos nuevos partidos más a la derecha que los conservadores, decidí traer este artículo tan interesante de El Salto Diario.

Un análisis marxista que probablemente a muchos espantará de primeras, primero por la duración del artículo (y eso que es hablando de un libro...), segundo por prejuicios y tercero por que no llama fascistas (herejía) a estos nuevos movimientos. Por el contrario, los entronca con algo aún más antiguo en nuestra Europa: el bonapartismo.

Existe, y es evidente, una tendencia en los últimos lustros en buena parte de la sociedad en alabar, admirar o directamente buscar líderes autoritarios que den una imagen de fortaleza. Solo hay que ver la opinión de Putin y como ha ido variando por Internet a lo largo de los años, a quienes llevamos tiempo foreando por aquí y por allá, resulta sorprendente.

Así que para generar un poco de debate, viendo que el tema es candente y puede interesar, abro este post. Quizás vuestro análisis difiera enormemente del análisis del artículo (el cual puedo subscribir casi palabra por palabra), a otros les parezca que debe ser matizado, otros que es un alarmismo sin fundamentos...sin más, dejo turno al debate, si lo hubiese. Un saludo.

JoramRTR

Me lo intentaré leer entero luego, tengo curiosidad por saber porque mete a Macron en la misma categoría que Trump... y ya juntarnos con gente como Duterte, Erdogan y Putin que han matado a gente en la oposición... entiendo que hablan de "líderes fuertes" pero aún asi me parece un descalabro meterlos en el mismo saco.

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Don_Verde

#2 Básicamente, por que todos han optado por aumentar la maquinaria de represión y control estatal, sin excepción. Todos han llegado al poder mediante comicios electorales prometiendo ser la solución a los problemas que acucian sus respectivos países, en contexto de crisis política y económica. Todos transmiten o quieren transmitir una imagen de hombre duro y serio al cual darle el poder para solucionar los problemas (un dictador romano, vamos).

Luego dependiendo del contexto geográfico, social y demás, cada uno actúa dentro de sus márgenes, posibilidades y gustos personales. Pero tienen una serie de parecidos y similitudes en su forma de actuar, suficientes como para ver un patrón, según la editorial del libro, el articulista, un servidor y supongo que más gente.

A mi mientras no se les llame fascistas, neo-fascistas o algo así...cada cosa por su nombre, si se mezclan haciendo grupos grandes donde meter a todo en el mismo saco, salen las incoherencias y tal, como bien le ha dejado claro a Maestre al final de la primera parte del artículo XD

D

Que no son partidos fascistas es una obviedad, como tambien es obvio la influencia del fascismo en estos partidos, sobretodo en la elaboracion del discurso. Tambien tienen muchas coincidencias que no son exclusivas del fascismo pero si son un pilar en el mismo, como la xenofobia y el nacionalismo. Aunque en menor medida, estas son tendencias sociales hegemonicas. Por eso, no es que la sociedad italiana se haya vuelto fascista, sino que en todo caso siempre ha sido nacionalista y xenofoba, y tan solo hace falta un estimulo (inmigracion) para sacarlo a relucir.

Por otra parte si estoy de acuerdo en lo comun que tienen estos partidos, que es esa alabanza al lider, la imagen de fortaleza, autoritarismo, paternalismo... Nos muestra una sociedad que no busca empoderarse, sino ser dependientes del partido que resuelva los problemas, lo cual es un discurso peligroso porque esta basado en la concesion de soberania y poder al estado, y todos sabemos que cuando esto ocurre a lo mejor te resuelve los problemas o a lo mejor hace lo contrario.

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Don_Verde

#4 Me temo que la xenofobia y el nacionalismo es algo bastante previo al fascismo. El fascismo simplemente aprovechó el miedo y los mecanismos de control social y de manipulación de masas para aprovechar esos sentimientos y explotarlos al máximo. Aunque tengo que romper una lanza a tu favor en que eso no desapareció de la sociedad italiana, simplemente se ocultó o estaba durmiente mientras la sociedad funcionase mas o menos bien...y sobretodo, mientras los focos se moviesen en otra dirección. En cuanto alguien volvió a emplear ese camino para sacar rédito electoral...bingo.

Y respecto al segundo párrafo, poco más que aportar aparte de darte la razón. Vivimos en una sociedad que a pesar de buscar la máxima "libertad" (con pinzas) individual, somos cada vez más y más dependientes de más y más estructuras distintas. Como en otros tantos posts y debates se han comentado, es una infantilización social buscada activamente, tener una sociedad de niños-adultos, en edad laboral y con conocimientos de sobras para desempeñar su trabajo y generar beneficios, pero que sean totalmente dependientes del estado u otro organismo.

Sin ser demasiado fan de Nietzsche, no avanzamos hacia el Übermensch, si no hacia el infra-hombre, hacia la máquina orgánica que solo es un número más. Cuestiones como la autosuficiencia, la independencia personal, el pensamiento crítico...ha quedado como ecos de un pasado, que suenan fenomenal, pero que no se sostiene de ninguna forma.

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D

#5 A eso me referia. Nacionalismo y xenofobia no nacen del fascismo, aunque son pilares fundamentales del mismo.

La gente tiene que darse cuenta de que cuando se ganan derechos es cuando se es independiente y no tienes gente por encima tuya, sino al lado. Lo que pasa es lo de siempre, que la democracia real la quiere todo el mundo pero despues a la gente le da pereza ir a votar o reunirse en asamblea. Pues lo siento pero si quieres derechos y libertades tienes cierta responsabilidad que cumplir. Pero es mucho mas comodo encomendarse al mesias con la esperanza de que sus medidas excentricas e indentitarias te salven el culo mientras todo sigue igual o peor.

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