Os traigo un poco de Historia de España que me ha parecido bastante interesante y que estoy seguro de que muchos de vosotros no conocéis.
España emuló los ataques nazis a comerciantes judíos. En 1935, tropas de asalto falangistas atacaron una cadena de almacenes judía en pleno centro de Madrid
Parece un guión ya escrito, una emulación en clave española de la locura nazi. España tuvo su fatídica Noche de los Cristales Rotos, aunque en realidad no fue una sola sino varias. En 1935, tras haberse publicado y difundido durante años panfletos que eran un completo fake, como Los Protocolos de los Sabios de Sión y otros tantos, que culpaban de todos los males a una vasta «conspiración internacional judía», las huestes del fascismo, grupos de choque en plena guerra callejera contra anarquistas y comunistas, decidieron emular a los nazis. Comenzó el año en que en Alemania se habían sucedido las leyes antijudías y muy pronto se aprobarían las Leyes de Núremberg de Pureza Racial. En España, el objetivo fue una famosa cadena de almacenes madrileña, SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos), cuyos propietarios era una familia suiza de origen judío, Henry Reisembach y Edouard Wormsde. Su lema, «Quien calcula compra en SEPU», se hizo muy popular. Representaba la moda europea y una imagen de modernidad, con un gran edificio en pleno centro y dotado de las por entonces poco vistas escaleras mecánicas (fue el primer comerció que las instaló en España).
En marzo de aquel año apareció en la prensa la primera noticia de destrozos y pintadas, que fueron en aumento alentadas por periódicos como Arriba, órgano del falangismo, que una y otra vez denunciaba la existencia de un «complot» semita, a los que calificaba de usureros y saboteadores de la economía española. Para Arriba y los falangistas, el gobierno republicano había entregado el país al capital extranjero judío. Al mismo tiempo, se consideraba a sí mismo como protector de la clase trabajadora española.
En SEPU trabajaban además media docena de mujeres falangistas afiliadas a la nacionalsindicalista CONS (Central Obrera Nacional-Sindicalista, antecedente del Sindicato Vertical). Al supuesto complot judío se le unió el despido de estas. Primera Línea, los grupos de choque terroristas del falangismo, fueron quienes diseñaron la campaña contra los grandes almacenes. Su Reglamento lo dejaba bien claro: «El Militante tendrá siempre presente, que la prisión, las heridas y aun la misma muerte, son meros actos de servicio». Manejaban la pistola y el cuchillo. También la dinamita. Aunque el antisemitismo no era compartido en todos los círculos falangistas, Arriba fue su gran impulsor en la España republicana.
Entraron incluso en los almacenes, llevando porras y destrozando las cristaleras: «Unos desconocidas entraron en unos almacenes de la Gran Vía esta mañana, aproximadamente a las once, se registró un suceso en los almacenes SEPU, enclavados en la Avenida Pi y Margall. Un grupo compuesto de unos desconocidos penetró en el local de los almacenes SEPU esgrimiendo porras de goma. Los desconocidos rompieron una de las lunas de un escaparate, causando además graves destrozos en las vitrinas del establecimiento. Entre el público se produjo gran alarma, registrándose carreras, caídas, etc. La llegada de las fuerzas del orden hizo que se restableciera la calma, dándose a la fuga los componentes del grupo» (La Tierra, 15 de marzo de 1935).
En junio, después de que se multiplicasen los ataques violentos, Arriba publicó la noticia titulada «¡Siempre SEPU!»:
«Estos judíos de SEPU dan motivos para ocuparse de ellos diariamente, por sus relaciones con los empleados que explotan. Si basta su sola presencia para producir indignación, si hasta los atropellos que con su personal cometen basta para sublevar al más tranquilo. Nosotros preguntamos: ¿SEPU disfruta de patente de corso? ¿Quién ampara a SEPU? ¿Conoce el director de Trabajo los casos de SEPU?».
Tras SEPU le llegó el turno a Nestlé. En muy poco tiempo se hablaba ya de «invasión judía». La conspiranoia de Los Protocolos de los sabios de Sión se desempolvó para enviar a las juventudes fascistas a sabotear y atacar a esta y otras empresas en un clima de razzias y acciones que parecía no tener freno. Emilio Alvargonzález, Consejero Nacional de Falange Española y de las JONS, quien prestaba su pluma para Arriba, publicó un artículo cuyo título marca el ideario falangista y, del mismo modo, el de los nazis alemanes: «El mundo comienza a desenmascarar al enemigo común».
«Hay que atacar a todos sus factores, y como los más esenciales en este plan del judaísmo son como la realidad nos lo demuestra: la masonería, el socialismo y el comunismo, a estos tendrán las naciones que extirpar sin consideración de ningún género, y a los capitalistas judíos y similares hay que imponerles y demostrarles que si su Dios es “el oro”, nuestro Dios ha creado al hombre para que viva feliz, y no para que con su sangre, con su vida, o con sus mutilaciones acrecienten sus riquezas. En España, han entrado gran número de judíos. Hay masones en todos los organismos fundamentales del Estado; magistratura política, administración pública, ejército. Hay muchos vividores del socialismo, del comunismo. El panorama es alarmante. Los españoles tenemos que hacerle frente con decisión y energía: expulsando a los primeros e inutilizando a los demás de una manera radical, incluso echándolos si es preciso del territorio nacional… ¡Ah! Y luego que los subvencionen los judíos».
El botín de guerra dio para mucho. Cuando Madrid cayó y en toda España se impuso el fascismo, SEPU se convirtió en un local del fascista Auxilio Social. Ese mismo año se publicó una nueva edición de Los protocolos de los sabios de Sión. El nombre de la imprenta era Francisco Franco.