El desbarajuste que domina la costa española tiene los días contados. El Consejo de Ministros ha aprobado el Reglamento General de la Ley de Costas que permitirá regularizar la situación de las 40.000 ocupaciones del dominio público marítimo terrestre. "Este reglamento pondrá fin al enorme desorden que había en la costa española", ha asegurado en un encuentro con medios de comunicación el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos. Esta norma permitirá desarrollar y aplicar la modificación de la Ley de Costas de 1988 a la que dio luz verde el Congreso en mayo de 2013.
La nueva norma descansa sobre una premisa clara: no se puede construir nada nuevo en la zona de costa afectada por el mar y tampoco se puede ampliar lo que ya hay. El Reglamento incluye un artículo, al que Ramos se refirió como "cláusula anti Algarrobico", que prohíbe edificar en la costa y da autoridad a los delegados del Gobierno a suspender por vía administrativa licencias "sospechosas" de los Ayuntamientos como instrumento preventivo en la primera línea de playa.
El nuevo Real Decreto permitirá establecer una delimitación más clara del dominio público marítimo terrestre, que incluirá todas aquellas zonas afectadas por al acción del mar -incluso aquellas a las que llegan las olas con carácter ocasional, siempre que lo haga al menos cinco veces en cinco años- o cuando existan evidencias científicas de que se debe incluir, como es el caso de determinados sistemas dunares.
"Se concreta el concepto de duna", ha añadido el secretario de Estado. Este punto puede alterar los planes de uno de los desarrollos urbanísticos más controvertidos: el que afectaría a la playa de Valdevaqueros, en Cádiz. "Con esta nueva consideración Valdevaqueros se va a incluir en el dominio público marítimo terrestre porque es una duna afectada completamente por la acción del mar", ha aclarado Ramos.
El reglamento distingue entre playas naturales y urbanas e impone a cada una de ellas medidas muy diferentes. Ambas podrán tener chiringuitos, pero en las naturales no podrán tener más de 20 metros cuadrados y 50 de terraza. Además, tendrán que separarse, como mínimo, 300 metros uno de otro. En las urbanas, en cambio, se permite un uso más intensivo del espacio público y se admitirán eventos siempre que sean de interés general y se tengan garantías -mediante aval económico- de que se repondrá el estado inicial de la playa.
El cambio climático también tiene su espacio en la nueva norma y se ha destinado una partida presupuestaria de 12 millones ya en 2015 para medidas de adaptación al nuevo escenario.
Como persona que le encanta la naturaleza y se la pone morcillona, me he alegrado leyendo esta medida que van a sacar. Ya era hora de ponerse serios en estos asuntos, y parece que algo bueno ha tenido la crisis del ladrillo porque creo que algo ha ayudado.
Espero que demolan el Algarrobico de una puta vez, así como otros tantos atentados a la naturaleza que salpican nuestras cosas. Cuando voy a un parque natural y veo edificaciones, se me cae el alma al suelo :/
Espero que esta situación cambie rápido y pronto.