La Universidad de Oxford contrata al profesor que despidió la Universidad de Murcia por denunciar corrupción
La prestigiosa Universidad de Murcia, que, como todo el mundo sabe, acostumbra a aparecer en los puestos más elevados de la lista de las universidades más importantes del mundo desarrollado, ya puede respirar tranquila. Se ha librado de un peligroso elemento que amenazaba la armonía de nuestro Supremo Mandarinazgo, institución que, con sudor, sangre e ímprobo trabajo, desde su origen ha luchado por que su nombre fuera reconocido más allá de las fronteras hispanistaníes como garantía de calidad educativa y de profesionalidad. Nos referimos, claro está, al profesor José Penalva, quien se atrevió hace unos meses a publicar un libro, “Corrupción en la Universidad”, en el que arremetía de forma desmesurada contra algunos de nuestros más prestigiosos benefactores académicos, en un alarde de deslealtad y egoísmo que hacía tiempo no se veía en la Feliz Gobernación.
El señor Penalva ha guardado desde el principio hacia nuestra Alma Máter el lógico rencor de quien no se siente integrado en sus eficientes estructuras. Con manifiesta desfachatez se saltó a la torera todos los procedimientos acostumbrados de selección -que tan buenos profesionales ha dado a Occidente- y se atrevió a acceder por la siempre fácil vía del mérito y la excelencia, evitando interesadamente el rigor académico que procura nuestro acostumbrado amancebamiento departamental. No contento con usurpar el puesto de otro profesor que, a buen seguro, habría sido mucho más eficiente y brillante en su labor, se permitió el lujo de humillar en público a nuestros más conspicuos expertos de la Facultad de Reeducación, al tiempo que se dedicaba a la investigación académica, labor que, como es sabido, hace tiempo fue desterrada de nuestra Universidad por perjudicial, inútil y contraria, sobre todo, a nuestros más venerables fundamentos institucionales. Y por si todo esto no fuera suficiente, arremetió finalmente contra nuestro Excelentísimo Rector y Supremo Mandarín, achacándole falsamente toda una serie de vicios a los que, como ha de reconocer cualquier persona de bien, siempre ha opuesto su probada imparcialidad, su inquebrantable independencia, su incorruptible ecuanimidad y su admirable profesionalidad.
Nos felicitamos, por todo ello, del comportamiento de nuestros mandarines, que con su silencio han dejado caer a este dudoso personaje, demostrando así esa fidelidad tan necesaria para que nuestra Excelente Institución resista a tan furibundos boicoteadores. Nos felicitamos también de que los medios de comunicación de nuestra Feliz Gobernación hayan ignorado el escándalo, probando de ese modo su libertad de criterio y su siempre admirable valentía para no dejarse intimidar por elementos tan peligrosos. Nos felicitamos, por último, de que el señor Penalva haya sido suspendido de empleo y sueldo y que haya tenido que emigrar a una Universidad como la de Oxford, mucho más acorde con su profunda mediocridad.
El prestigio, la paz y la concordia en el Supremo Mandarinazgo de la Feliz Gobernación quedan así restituidos por obra y gracia de nuestros más amados mandarines. Y que así continúe por muchos años.
Vale.
Fuentes: http://deseducativos.com/2011/10/12/comunicado-del-supremo-mandarinazgo-de-la-universidad-de-murcia/
http://www.elconfidencial.com/sociedad/2011/universidad-murcia-expedienta-profesor-denuncio-corrupcion-20110414-77441.html
Conclusión: En mi tierra lo importante es hacer campos de golf, Paramounts y aeropuertos. Y como si de una mafia se tratara los puestos ya sea en la universidad como en este caso o de chupa-pelotas, son para los amigos y para las personas a las que se deben favores. Cuando nos sale un hombre medio honrado y muy capaz en sus facultades lo echamos (vale para la mediocre universidad de Oxford pero no para la prestigiosa universidad de Murcia) No sé si llorar amargamente o inmolarme frente a la universidad.