Y yo voy a felicitarle por ello.
En su afán por tener el control de la relación, maltrataba a la madre. En su afán por mantener su posición, maltrataba al hijo por el cariño que esta le tenía.
Solo le daré el pésame a la hija, pues al no poder ocupar el puesto del padre, ha recibido lo que cualquier hijo merece.
Él está muerto por dentro. Ella tiene una prometedora carrera.
Ya me ocurrió con 14 años que falleció el cabrón del padre de una amiga y simplemente me oculté entre quienes la arropaban, pero esta vez no puedo esconderme..., estuve a punto de mantener una relación con la hermana, pero el día que empezaron los tonteos, crucé la mirada con el padre y tuve miedo..., miedo de enfrentarme a él y no ponerme ningún límite al no poder tener empatía con esa persona...
Su vacío era tan profundo y su persona tan detestable, que la lástima ya solo podía dirigirla a sus víctimas. Sé que en el fondo es solo otra víctima de un padre que desconozco, pero he visto a mi alrededor como se forman los monstruos; una educación jerárquica y egoísta donde el hijo debe ceder a la voluntad de quien lo ordena; una baja inteligencia emocional que no le permite entenderse a sí mismo y a los demás; una falta de trato, de guía y de sinceridad que no le permite conocerse a sí mismo y entender a los demás; una víctima de las frustraciones de los demás; la falta de cariño de quien solo lo ve como una carga; el castigo de quien ve en la curiosidad, rebeldía y no aprendizaje; la muerte del niño a quien se le roba la infancia; la muerte del hombre a quien no se le valora; la muerte del individuo a quien se le exige ser quien no es para recibir la aprobación que merece para conservar el valor que tiene.