Estas navidades en casa de mi familia estoy viendo la televisión.
No hay un solo canal que no lance una referencia a la pandemia, máximo cada 50 segundos si no están emitiendo anuncios o una película.
Y lo más curioso es que les espanta audiencia, ¿de qué viven hoy los medios?
¿Por qué tienen que poner siempre a la hora de comer en cada telediario la imagen de alguien haciéndose la prueba del palo de medio metro por la nariz?
Y ya la guinda, el culmen, el remate final es que te meten cuando tienes frito el cerebro una cuñita antisuicidios.
Pero hijos de puta si no hacen más que machacar y deprimir.
Ya hemos entendido el juego todos y empezamos a tomar conciencia, nos han cambiado las guerras por las pandemias, la pandemia solo nos afecta a los pobres y los ricos siguen haciendo dinero. Es tiempo de trincheras y hay que cuidarse, tenemos que proteger a los nuestros de esto porque es realmente destructivo, así que cuando veáis a un familiar embobado escuchando gilipolleces de virus y cepas por la tele, apágala. Cuando ibai hable del virus estate un mes sin escucharlo.
Despertad, porque el enemigo no es el bicho y nos están absorbiendo la vida igual que le chupan las cabezas a las gambas. Los sanitarios no son los nuevos salvadores ya nos ponga marvel a un internista en su próxima producción. Los sanitarios son lo mismo que han sido siempre, la polla, como muchos otros profesionales.
Los héroes son los que le apagan la televisión a su abuela estas navidades y la sacan a dar una vuelta.
Ya está bien, no están lloviendo meteoritos ni nos estamos contagiando un cáncer de pulmón para que machaquen así nuestras cabezas, nuestra convivencia, nuestra economía y nuestro estilo de vida. Estamos en guerra no en un campo de tiro, hay que despertar, hay que darse cuenta que te están disparando, hay que identificar bandos y hay que combatir, porque más allá de quienes sean los vencedores y vencidos, cuando termina la guerra comienza una nueva batalla ideológica que utiliza su historia, sus buenos y sus malos, para darle forma al nuevo mundo y a sus nuevas leyes que tendrán que acatar los que queden y los que vengan.