http://crashoil.blogspot.com.es/2012/07/postal-desde-portugal.html
Tras 7 meses en Luxemburgo, donde relancé mi carrera profesional con éxito, volví a Portugal por Semana Santa. Eran momentos para el reencuentro con mi familia y muchos amigos, para el descanso y para ver un poco más de un país que tiene muchas buenas experiencias que ofrecer. Traía una mezcla de sentimientos pues mientras que siempre es un placer volver a casa, el contacto directo con el contexto social actual era más bien deprimente. Portugal ha cambiado mucho estos últimos meses, la crisis se ha instalado y extendido como una plaga. Ha afectado a la mayoría de la gente de una forma u otra y las familias que parecían encontrarse en una situación cómoda cuando me fui están ahora afrontando enormes dificultades. Este texto es una postal de mi visita a Portugal. No tiene fotos como esos documentales en blanco y negro sobre la guerra, prefiero usar palabras para describir una espantosa escena.
El primer impacto lo recibí inmediatamente en el camino desde el aeropuerto a casa. Dado que la semana siguiente tenía hacer algunas visitas decidí comprar un billete de 10 viajes de tren para ir y volver a Lisboa, un trayecto de unos 20km en cada sentido. 19€, me dijo el dispensador automático. En Luxemburgo pago 12€ por un billete combinado de 10 viajes que me permite ir a cualquier parte durante dos horas. Unos días después, un pequeño trayecto de 3km en autobús me costó 2,2€ aproximadamente 1€ más caro que en Luxemburgo. Un abono mensual para viajar por todo Luxemburgo en cualquier modo de transporte se puede comprar por 48 € (480 € si es anual); para un abono de 3 medios de transporte que sólo permite viajar por el área metropolitana de Lisboa, mi hermana paga casi 80 € al mes, bastante más del 15% del salario mínimo. Y el ridículo llegó con un viaje a Évora, una encantadora ciudad a unos 100km de la casa de mi madre. El único tren disponible es un intercity (los trenes de alta velocidad solo viajan junto a la costa); incluso aunque el viaje de ida y vuelta cuesta 22€ (incluyendo un descuento por compra por Internet). Comparativamente, podría hacer un viaje en Francia de unos 300km en el TGV por 20€. La política de transporte en Portugal parece que pretenda disuadir a los ciudadanos del uso del transporte colectivo.
Dos días después de mi llegada el gasoil cruzó la barrera psicológica del 1,5€ por litro. Mientras el gobierno está restringiendo el acceso al transporte público, los precios internacionales del petróleo están restringiendo el acceso al transporte individual. La movilidad se ha convertido de repente en un asunto de gran relevancia. Para alguien que cobre el salario mínimo, el desplazamiento diario desde las afueras hacia el centro de la ciudad es un asunto que requiere de una profunda consideración. Los gastos relacionados con el viaje de ida y vuelta y comer en el centro hacen que uno se plantee si no sería más rentable quedarse en casa. Sobre los desplazamientos a larga distancia, la introducción de elevados peajes en todas las autopistas está también cambiando las cosas rápidamente. Viajar en coche por una autopista ahora supone un mayor coste en peajes que en combustible, haciendo las autopistas inaccesibles para muchísima gente. Fui a las montañas donde nació mi padre para las celebraciones de Semana Santa; a medida que uno se aleja de Lisboa el tráfico en las autopistas simplemente se extingue, es como conducir por el desierto. El descenso del tráfico ha reducido enormemente los ingresos de las compañías que gestionan las autopistas, forzando al gobierno a cubrir la diferencia; simplemente un pequeño ejemplo de las contradicciones del llamado “paquete de ayudas”.
Esta Semana Santa había aproximadamente la mitad de la gente que normalmente vuela hacia el pueblo natal de mi padre para la ocasión y la gran mayoría de ellos eran jubilados. Era una visión deprimente. Esta pérdida de movilidad está matando el turismo interno que antes había proporcionado un flujo de dinero hacia las áreas rurales manteniendo unos pocos trabajos vitales. Todo está muriendo bastante rápido, desertificación acelerada.
En marzo se reveló una de los más impactantes datos de la austeridad con un aumento del 20% en la tasa de mortalidad. Las autoridades rápidamente atribuyeron la causa a la gripe a pesar del hecho de que esta enfermedad también había estado presente el año anterior. Aunque el ratio de servicios de sanidad públicos se ha doblado, el verdadero problema está en que la población anciana que vive en las áreas rurales ya no puede permitirse desplazamientos al hospital. Los pequeños servicios locales han ido cerrando progresivamente centralizando el sistema de salud en los mayores centros de población. Junto con los problemas de movilidad descritos arriba se ha configurado un sistema público de salud inaccesible para una porción relevante de la población.
Otra diferencia visible en Portugal es la proliferación de huertos urbanos. Especialmente en los suburbios están apareciendo por todas partes ocupando la mayoría de las zonas libres, privadas o públicas. Es algo sin regular y completamente fuera de la ley, básicamente es la ocupación ilegal de una propiedad. Pero la ley nunca ha sido algo demasiado serio en Portugal y, al fin y al cabo, se trata de pobres hortelanos. Cuando yo era niño también ocurría algo parecido alrededor de los suburbios donde crecí, en la ribera meridional del Tajo; en aquel momento cada huerto tenía incluso su propio pozo de agua. Este surtido de huertos desorganizados, rodeados por edificios de gran altura, líneas de tren o autovías, dibujan de nuevo un paisaje tercermundista que había sido relegado a lo más profundo de mi memoria.
En otra iniciativa del Movimiento de Transición (Transition Towns) en Portugal, dos municipios en la región de Alentejo, Elvas y Évora, han dividido y transformado propiedades públicas en huertos familiares disponibles a precios reducidos para las familias pobres. Esto, por ejemplo, es algo que ha existido desde hace mucho tiempo en Luxemburgo. Pero mientras allí los huertos familiares tienen como objetivo poner en contacto a la gente con la naturaleza y producir comida saludable, en Portugal son el reflejo de un Estado enfermo. Estos huertos familiares son lo último que las administraciones pueden ofrecer a las familias que han perdido sus trabajos y se han quedado sin subsidios por desempleo; la agricultura de subsistencia es ahora todo lo que el Estado puede ofrecerles. Aparte de esto, el auténtico Movimiento de Transición se está expandiendo más rápido que nunca, actualmente con 6 iniciativas en tantas ciudades. Ahora más que nunca el pueblo busca en la comunidad soluciones a una situación desesperada. Puede que esto no proporcione muchas esperanzas en cuanto a un futuro de alta tecnología, pero al menos puede construir o reconstruir redes socio-económicas locales que suponen riqueza en sí mismas.
Hay otras consecuencias de la política de austeridad que no son tan visibles. Los funcionarios han visto reducidos sus salarios en un 25% desde 2010 pero el gobierno ha insistido en que esos recortes nunca se extenderían al sector privado. En la práctica las cosas han sido de alguna manera diferentes, muchas empresas y negocios se están enfrentando a serias caídas de ingresos y el dinero para pagar las nóminas simplemente no está ahí.. Algunos empleadores han tenido que reducir el número de pagas de 14 a 13 o 12; en casos extremos el pago de nóminas ha llegado a suspenderse totalmente. Esta situación es de alguna manera peor que el desempleo, oficialmente los trabajadores tienen empleo y acuden a trabajar cada día pero no les pagan por ello; es una agonía entre apegarse a una empresa enferma o enfrentarse al desempleo y tener que elegir a final de mes entre la comida o la hipoteca. Obviamente no existen estadísticas de estos casos, aunque esto implica que la tasa oficial del 14% de desempleo está lejos de revelar la auténtica dimensión de la crisis.
Entre mi círculo de amigos he conocido historias aún más aterradoras, empresas que simplemente cierran de un día para otro. Más de una vez he oído que propietarios de pequeñas empresas reúnen a sus empleados sólo para decirles que se queden en casa a partir del día siguiente. Las pequeñas empresas pueden convertirse rápidamente en una carga cuando el flujo de caja se reduce por debajo de determinado nivel y los inversores no tienen otra salida que cerrar. El sector servicios parece ser el más afectado por estas bancarrotas repentinas, pero el parón es más bien general. Esta situación se ve reflejada en las reducciones récord en el consumo de energía tanto en electricidad, según comenté anteriormente, como en combustibles para el transporte. El consumo de estos últimos ha caído ya un 20% entre 2006 y 2011 y va camino de caer otro 7% más este año.
Las empresas más grandes también están encarando dificultades aunque las manejan de una forma diferente. La reforma del mercado laboral ha simplificado notablemente las cosas pero en este momento es especialmente útil para despedir empleados. Alguien necesario hoy puede ser despedido dentro de tres meses simplemente para recontratarlo un poco después, posiblemente por un salario más bajo. El estancamiento del mercado laboral fue uno de los motivos que me impulsaron a dejar Portugal, por lo que celebro las reformas, pero de alguna manera el gobierno y el triunvirato creen firmemente que ayudarán a Portugal a superar la crisis. Me gustaría saber cómo exactamente.
Hay un sentimiento general de desesperación en los ojos y rostros de aquellos con los que he hablado, la mayoría de la gente simplemente ha perdido cualquier esperanza de una vida mejor. Una persona con educación secundaria no puede aspirar a más de 700€ mensuales o 8.400€ anuales. Comprar una casa y formar una familia con ese salario simplemente no es una opción. La gente que fue lo suficientemente sabia como para estudiar una buena carrera universitaria son los que tienen mejores perspectivas hoy. Aún hay trabajos para la mayoría de las Ingenierías, si no en Portugal quizá en cualquier otro sitio, en África o en Brasil. El problema es que estudiar una carrera universitaria ya no es posible para todos. Las tasas académicas son ahora perfectamente el doble del salario mínimo, con la reciente reducción de salarios esto significa que una buena parte de la población está ahora excluida de la educación superior. Tengo algunos primos terminando el bachillerato en estos momentos y no todos ellos pueden permitirse solicitar el acceso a la Universidad; los más afortunados intentarán entrar en una Facultad cercana en lugar de intentar ir a una gran Universidad en Lisboa o en Oporto. Éste es uno de los efectos más visibles de la desigualdad social que se está imponiendo desde las instituciones que se supone que deben ayudar..
Hablando con amigos y familiares he notado una creciente consciencia de que ni el Gobierno ni el Consejo (representado por la Comisión y el BCE) están interesados en solucionar la crisis. El conjunto de medidas impuestas a Portugal por las instituciones de la UE son muchas veces contradictorias y en algunos casos incrementan claramente el ratio de deuda soberana sobre PIB. La reciente venta forzosa de la red eléctrica nacional y EDP (la mayor empresa de servicios públicos de Portugal) al Gobierno Chino ha hecho que mucha gente se de cuenta de que los objetivos de la llamada Troika pueden de hecho ser completamente diferentes de lo que ellos mismos proclaman. No estoy delirando, el paradigma sobre el que la UE apuntaló la economía portuguesa se ha derrumbado y no puede reconstruirse. Lamentablemente, tal y como he estado contando en los últimos meses, la estrategia actual pierde completamente de vista los problemas de fondo de la crisis. Con los grandes partidos copiando ciegamente el disparate de la Austeridad se está abonando el terreno para algún tipo de convulsión política.
Desgraciadamente, ya hemos estado ahí antes. Portugal, al igual que Grecia e Irlanda, está sufriendo una especie de sanciones económicas que se asemejan bastante a aquellas aplicadas a Alemania después de la Primera Guerra Mundial. Cuando a la gente se lo roba la esperanza lo cierto es que se sacudirán las instituciones y los intereses instalados. No será fácil para Portugal tomar el mismo camino que ha tomado Hungría, 50 años de Fascismo durante el siglo XX fueron más que suficientes. Pero con el rumbo actual la Democracia instaurada con la Revolución de los Claveles será, en algún momento, puesta a prueba. Únicamente es cuestión de tiempo.
No tengo gran cosa que comentar del texto, habla por si solo. Lo que uno no luche ahora para que cambien las cosas, a nivel particular y colectivo, lo va a pagar con creces en el futuro. Asi que no os rindais, y luchad, con lo que podais, aunque sea poco.