Una de las definiciones que nos propone la Real Academia Española de la Lengua sobre la palabra bien es la siguiente: Aquello que en sí mismo tiene el complemento de la perfección en su propio género, o lo que es objeto de la voluntad, la cual ni se mueve ni puede moverse sino por el bien, sea verdadero o aprendido falsamente como tal. Establecida ya una definición de lo que es el bien es hora de hacer lo mismo con lo que se supone que es su antónimo, es decir, mal, cuya definición es: Lo contrario al bien, lo que se aparta de lo lícito y honesto.
Nos centraremos en los valores que se no han inculcado desde siempre acerca del concepto de estas dos palabras. La sociedad establece unas reglas a partir de las cuales nosotros podemos construir en nuestra mente el concepto de bien y de mal, pero a su vez esa sociedad ha sido influida por otra sociedad anterior y ésta a su vez por otra y asi sucesivamente, hasta remontarnos al origen de la especie humana, es ahí donde está la esencia de estos conceptos tan rebatidos a lo largo de la historia del hombre. Por convenio el hombre ha establecido que el bien es todo aquello que no haga daño o moleste a otros, no incluyéndose las acciones de bondad con efectos colaterales, siempre y cuando el objetivo buscado con dicha acción proporcione más "cantidad" de bien que el mal que se producirá por dichos efectos colaterales. Aprovecho la ocasión para señalar que esta última frase es el quebradero de cabeza de los pocos políticos honestos que quedan hoy en dia, y que siempre tienen presente a la hora de tomar decisiones importantes, pero sin desviarnos del tema proseguiremos.
Refiriéndonos al significado abstracto de estas dos palabras y recorriendo la historia con nuestra mente, reparamos en como las religiones han usado este concepto para que siempre obremos de manera que todos podamos convivir en armonía, que a su vez es el significado que la sociedad nos pretende inculcar, pero una vez salidos a la luz todos los gazapos que la Iglesia ha cometido a lo largo de la historia, es hora de abstraernos un poquito e intentar concebir la especie humana sin ninguno de los libros sagrados. La Biblia, El corán, Los Vedas... de todos ellos ha sido demostrado que no fueron escritos por nadie con intervención divina, luego el camino metafísico acerca de que los sucesos que ocurren en el universo pueden tener tintes divinos queda descartado, y podemos centrarnos y basarnos directamente en un conocimiento empírico y a la vez racionalista. El explicación del origen del universo ha sido el objetivo de numerosos filósofos, físicos y matemáticos... hemos observados fallos en todas las teorías de las distintas disciplinas, pero en todas ella puede encajar la afirmación de la existencia de un Ser Supremo, creador del universo, el cual las religiones llaman Dios,Yahvé, Buda o como sea, pero el concepto que pretendo cimentar acerca de este "Dios" se aleja un poco del que las religiones tienen de él, es el de un Ser Supremo que tiene la capacidad de TODO y no tiene una cognición inteligible para mentes tan limitadas como la nuestra. Sus actos se fundamentan en causas que no podemos concebir ni por asomo.
Dicho todo esto llega el momento de exponer desde el punto de vista religoso la duda metódica: Ese Ser Supremo al que la religión llama Dios ¿Ha dado alguna señal clara lo suficientemente explícita, y la vez documentada por algún libro o documento lo suficientemente verídico como para admitir la intervención divina y por lo tanto la extracción de conocimiento divino acerca de lo que es el bien y lo que es el mal? La respuesta es clara, no.
Desde el punto de vista social: Se usa el bien y el mal simplemente para lograr la convivencia y el sentimiento de bienestar entre las personas, pero está claro que dichas palabras difieren mucho del concepto en sí de esta palabra. Desde el punto de vista físico-matemático: las demostraciones son grandes herramientas para exponer lo que es imposible y lo que no, pero si un solo cimiento principal de estas ciencias falla, quedaría totalmente inservible.
La existencia de un Ser Supremo no es descartable desde ninguna perspectiva, a su vez se puede concluir que el bien es lo que la sociedad quiere que hagamos para lograr la convivencia y que coincide con la connotación que las religiones nos ofrecen, argumentando que si hacemos el bien tendremos contentos a nuestro "Dios" e iremos directos al paraíso, que no es más que una utopía que usan de engañabobos para tenernos a ralla, y que si hacemos el mal enfadaremos a nuestro "Dios" e iremos al infierno en donde sufriremos por el resto de la existencia, análogamente sucede con el pensamiento que tiene la sociedad del mal, en el que nuevamente coinciden.
Demostrado pués que no se sabe con certeza en ningún momento la intervención de este Ser Supremo no tenemos ninguna referencia en la cual basarnos para conocer el auténtico significado de bien y de mal, luego actuamos de esta manera por conveniencia nuestra, pero solamente durante nuestra vida biológica, porque cuando nuestra vida biológica se acabe, es cuando sabremos lo que nos deparará por el resto de nuestros días y es ahi cuando sabremos si al Ser Supremo le "gustaba" que hiciésemos el bien o le "gustaba" más que hiciésemos el mal, premiándonos en función de su gusto, siento que sea asi, ya que no tenemos pruebas fiables de que después de la muerte biológica no estemos condenados a una vida de dolor y tortura aun habiendo sido más santos que la Madre Teresa de Calcuta ¿Por qué no?... nunca lo sabremos... vivimos en un engaño
EDIT: Resumen para vagos: Ninguna religión ni nadie te asegura que cuando mueras no vayas a estar sufriendo el resto de tu muerte, bien y mal son palabras que se usan mal. xDDDDDDDDDD