Sony ha registrado una patente para crear mundos virtuales en el interior del cerebro humano. La técnica, aún no desarrollada, se basa en la estimulación de las neuronas asociadas a la percepción mediante pulsos de ultrasonido. El resultado previsto es que una persona sea capaz de ver una película que en realidad sólo es proyectada dentro de su cerebro. La percibirá con un realismo jamás alcanzado, ya que el sujeto podrá, además de ver las escenas, oler, gustar y sentir sensaciones de la misma forma que lo haría en la vida real. Según la neurología, en teoría es posible provocar artificialmente las señales, símbolos y signos que usa el cerebro para conocer la realidad. Esta premisa es la base de la patente de Sony.
Espacio virtual
Sony ha patentado una idea que permitirá crear mundos virtuales dentro del cerebro. Esos mundos podrán ser vividos con la misma intensidad que las experiencias reales. La técnica, aún no desarrollada, se basa en modificar mediante impulsos de ultrasonido el comportamiento de las neuronas de aquellas zonas del cerebro relacionadas con la percepción.
El resultado previsto es que una persona sometida a estos pulsos de ultrasonido sea capaz de ver una película que en realidad sólo es proyectada dentro de su cerebro. La percibirá con un realismo jamás alcanzado, ya que el sujeto podrá, además de ver las escenas, oler, gustar y sentir sensaciones de la misma forma que lo haría en la vida real.
El ultrasonido es una vibración mecánica con un rango mayor al audible por el oído humano que se transmite a través de un medio físico. Es orientado, registrado y medido en Hertz. El rango de frecuencias del sonido audible es de 20 Hz a 25 000 Hz. Cuando la frecuencia es mayor que los 25 000 Hz, se le define como ultrasonido. Actualmente, el ultrasonido se emplea más frecuentemente para el diagnóstico médico. La técnica es muy simple: se produce un sonido con una frecuencia entre 1 y 5 MHz que se dirige al interior del cuerpo. Esta onda, al encontrar un obstáculo, se refleja y desvela un obstáculo.
El tiempo que requieren los pulsos de sonido para ser reflejados proporciona información sobre la distancia a la que se encuentran los obstáculos corporales que producen la reflexión, que en este caso serán los órganos u otro tipo de estructuras que se encuentren en el interior del organismo. Cuando pasan ondas ultrasónicas a través del cuerpo se producen varios efectos, tanto físicos como químicos, que pueden tener consecuencias fisiológicas. La magnitud de estas consecuencias depende de la frecuencia y amplitud de la onda.
Ultrasonidos y neuronas
Lo que ha hecho Sony es idear un sistema para provocar efectos cerebrales concretos mediante la orientación específica de las ondas ultrasónicas. Lo que pretende es crear espacios virtuales dentro del cerebro, lo que supone un significativo avance en el concepto de la así llamada realidad virtual.
Según Sony, la técnica patentada no sería invasora, ya que no utiliza implantes en el cerebro ni ninguna otra cirugía para manipularlo. La patente contiene pocos detalles y sólo describe un dispositivo que lanza pulsos de ultrasonido hacia el cerebro para modificar la forma en que se comportan las neuronas relacionadas con la percepción, consiguiendo así la ilusión de imágenes en el cerebro similares a las que determinadas neuronas elaboran a partir del mundo real.
En contra de lo que comúnmente se piensa, el cerebro no refleja la realidad, sino que la interpreta. Sólo nos ofrece una imagen de ella que fabrican ciertas zonas del cerebro adecuadamente activadas. El conocimiento que tenemos del mundo es en realidad la traducción de acontecimientos físicos que hace el cerebro, convirtiéndolos en mensajes neuronales transmisores de información.
A continuación, a través de nuevas y complejas computaciones, el cerebro traduce estos mensajes en imágenes, convertidas por efecto de estos procesos cerebrales en lo que llamamos mundo real. Por eso tiene sentido construir un aparato que mediante impulsos ultrasónicos provoque en el cerebro los mismos procesos creadores de realidad que usan habitualmente determinadas neuronas para manifestarnos el mundo.
Forma no invasora
Hasta ahora, la única forma no invasora de manipular el cerebro consistía en una técnica llamada estimulación magnética transcraneal, que utiliza los campos magnéticos para inducir corrientes en el tejido cerebral y así estimular las células del cerebro.
Tal como publicamos en otro artículo de esta revista, la estimulación magnética transcraneana se aplica para el tratamiento del autismo, al mismo tiempo que mejora la capacidad intelectual de las personas, capacitándolas para comprender arduas teorías científicas y resolver difíciles problemas matemáticos.
Sony ha recurrido a las ondas ultrasónicas porque los campos magnéticos no pueden incidir en pequeños grupos de células del cerebro, algo que en cambio puede hacer el ultrasonido. El objetivo de la idea patentada por Sony es crear "experiencias sensoriales" que abarcan desde imágenes en movimiento hasta sonidos mediante la actuación selectiva de neuronas.
Las gafas no serán necesarias
Experimentos anteriores
Según Newscientist, la patente de Sony se basa en experimentos anteriores que han probado la capacidad de la electricidad de provocar impulsos nerviosos y de los ultrasonidos de afectar a la excitabilidad de los nervios.
Otras investigaciones, como explicamos en un anterior artículo, han conseguido incluso provocar experiencias místicas en voluntarios a través de irrigar sus cráneos con débiles señales electromagnéticas.
Todas estas investigaciones abundan en la idea expuesta por Edgar Morin en La Connaissance de la Connaissance (1986) de esta forma categórica: El mundo exterior sólo llega al conocimiento humano a través de traducciones de traducciones, de traducciones y traducciones, que son las representaciones, palabras, ideas y teorías. Todo dispositivo cognitivo conoce la realidad, no directamente, sino por la mediación traductora de señales, símbolos y signos.
El espejismo Matrix
Para el el neurocientífico Rodolfo Llinás Riascos, somos básicamente máquinas de soñar que construyen modelos virtuales del mundo real. Eso significa que en teoría es posible provocar artificialmente las señales, símbolos y signos que usa el cerebro para conocer la realidad, y es esta premisa la base de la patente de Sony.
A partir de los conocimientos actuales, y aunque el aparato ultrasónico inductor de esas señales cerebrales todavía no existe, Sony lo que pretende es asegurarse una posición de privilegio para cuando la creación de mundos virtuales en el interior del cerebro sea una realidad.
La empresa está convencida de que el siguiente momento tecnológico está asociado a estas potenciales capacidades. La patente registrada por Sony se refuerza también con las ideas del físico Martin Rees y del matemático John Barrow. Estos respetados científicos británicos van más lejos que los neurólogos y sugieren que la realidad tal como la conocemos podría ser una ilusión o una supermanipulación creada por una mega-supercomputadora, como la de la popular película "Matrix", tal como informó al respecto Times Online.
Ciencia y ficción
La idea de Rees y Barrow ha sido respaldada por el filósofo de la ciencia Nick Bostrom, de la Universidad de Oxford, quien ha llevado al terreno de la lógica la propuesta de los astrofísicos en un ensayo titulado ¿Vivimos en un universo simulado?. Las conclusiones a las que llega Bostrom parecen sugerir que es más probable que la existencia del universo, y por lo tanto la nuestra, esté transcurriendo en una simulación.
Si estas teorías, por lo demás no extentas de polémica, se confirmaran, la estrategia de Sony de anticiparse a posibles descubrimientos futuros tendría una sólida lógica empresarial. Si la realidad es una simulación, lo más probable es que pueda ser recreada cuando las capacidades tecnológicas lo permitan. Los ultrasonidos que desencadenan los mismos procesos cerebrales implicados en esta supuesta simulación, es uno de los caminos para conseguirlo.
En cualquier caso, la tecnología inunda cada vez más terrenos reservados hasta ahora al campo de la ciencia ficción. Fue William Gibson el primero que en 1984 habló en su obra Neuromante de una matriz de la realidad a la que definía como una alucinación consensual experimentada diariamente por billones de legítimos operadores, en todas las naciones, por niños a quienes se enseña altos conceptos matemáticos. Una descripción que se asemeja cada vez más a la noción que adquirimos acerca de lo que es la realidad.