Los humanos fueron puestos como los reyes de la evolución, como los seres vivos colocados en el último escaño evolutivo, y como tal, caerán bajo su propio peso.
Capaces de pensar, razonar, incluso crear y evolucionar; pero a la vez, ambiciosos, egoístas, arrogantes y destructivos. Lo que fue creado como la magnificencia de la evolución terrestre, se encargó de destruir su propio planeta, con la mera excusa de que son “la cumbre de la evolución”.
En su afán de evolucionar, inventaron, construyeron e innovaron, destruyendo todo a su paso, estúpidos y arrogantes fueron, que creyeron conseguirlo todo, cuando no obtuvieron nada.
Llegaron a odiarse a si mismos, dañarse entre ellos y todo lo que los rodeaba, agravando su situación y dirigiéndose a su propia extinción. Lo contaminaron todo, lo degradaron todo, en un intento de supervivencia intentaron escapar de su planeta, al no ser esto posible debido a sus insuficientes avances y tecnologías, optaron por intentar solucionar el estropicio creados por ellos mismo, pero ya, era demasiado tarde, solo prolongaron su agonía, su dolor y su desgracia. Llegó a tal extremo este intento de supervivencia, que lo que se conocía como civilización cayó en declive, llegándose a las formas más burdas de vida, retrocediendo, por así decirlo, al pasado. Poco a poco se quedaron sin nada, sin los que ellos llamaban tecnología de primera necesidad, pero eso no era nada comparado con lo que les tocaba por pasar, llegaron a tal extremo que perder sus comodidades les parecía una memez, frente a la decadencia de sus últimos años de existencia, puesto una de sus mas preciadas materias, el agua, fue desapareciendo, dejando a tras una mera nube de polvo. Lo que les llevó rotundamente a la extinción.
Pero ahora imaginad, y si antes de todo esto, antes de que incluso nos diéramos cuenta de nuestro gran error, se nos fuera tendida una mano de ayuda, pues es de necios pensar que estamos solos en el universo....