Hablaba ayer de lo sucia que está la ciudad de Madrid, entre la contaminación física y la política, en forma de alcalde arboricida y perforador de zanjas. Pero hay otra contaminación que no es privativa de la capital de España y que afecta a todas nuestras ciudades por igual, de la que nadie quiere hablar por puro asco. Cuando el invierno alcanza su apogeo, al tiempo que llegan las cigüeñas (bueno, muchas ya ni emigran con esto del cambio climático) aparecen puntualmente los catarros, gripes y bronquitis, con sus incómodas secuelas de toses y de escupitajos volanderos.
Algunos futbolistas han hecho del lapo todo un arte y una forma más de mostrar las habilidades en el campo de fútbol, como Samuel Eto’o. A los chavales del colegio vecino de mi casa les he visto algún que otro campeonato de tiro con gargajo que reunía a su alrededor mucho público infantil. El único salivazo respetable que conozco es el que se echan en las manos los albañiles y trabajadores con herramientas de mango antes de comenzar el tajo. (Meditación para hoy: la verdad es que nunca supe para qué se escupen en las palmas de las manos, ¿alguno de vosotros lo sabe?)
Pero si por algo me aterroriza el invierno es por la necesidad de ir sorteando flemas, de todos los colores, tamaños y, supongo, texturas, como si escupir en el suelo formase parte de una marca nacional intransferible. Creo que de los países del llamado primer mundo, España es el lugar donde más se escupe en el suelo. Lo cual, además de un récord estúpido, constituye un problema no sólo de estética sino de salud pública, pues es posiblemente una de las más eficientes vías para difundir virus y bacterias, cuando una vez secas las secreciones, se incorporen a la atmósfera en forma de polvillo. ¿Qué ocurriría en nuestro país en caso de que la gripe aviaria adquiriese sus peores presagios? Los japoneses, gente civilizada y práctica, no sólo se guardan de escupir, sino que utilizan mascarillas en público para evitar contagiar con sus toses a sus conciudadanos cuando están resfriados, aunque también les sirve como prevención y defensa de la alergia a los más de 20 millones de alérgicos al polen de cedro.
Pero a lo mejor me estoy pasando de listo, y como España es tan diferente que ha hecho del maltrato a los animales su fiesta nacional, pues podría ser que yo ignore que escupir en el suelo forma parte del buen gusto y que contribuye a mantener una tradición cuyo valor se me escapa. Un hermano mío, astrónomo por afición, suele entretenerme las noches de verano señalándome en el cielo las estrellas más singulares, las constelaciones, el porqué de sus brillos, colores e intensidades, dónde se esconden los planetas, cómo encontrar el norte y muchas otras curiosidades que encierra el firmamento. Bueno, pues yo he buscado en Google, y he encontrado una guía para los amantes de los gargajos, esputos, flemas, salivazos, pollos, gallos y lapos, para que no se pierdan como los ignorantes ante el espectáculo aparentemente incomprensible del firmamento de las aceras de nuestras ciudades.
Porque, amigos míos, al igual que los cuerpos celestes, en lo tocante a esta costumbre nacional debo deciros que no hay un lapo igual a otro, por mucho que se nos parezcan. He aquí la clasificación más detallada que he encontrado:
Esputo albuminoideo: de aspecto espumoso.
Esputo bilioso: amarillo o verde, semejante a la bilis.
Esputo maduro: mucus.
Esputo crudo: moco claro.
Esputo hemoptoico: sanguinolento.
Esputo de zumo de ciruelas: oscuro, de color rojo.
Esputo fibrinoso: esputo formado por fibrina.
Esputo globular: masas esféricas, amarillas.
Esputo lanuginoso: esputo que en el agua se deshace en fibras semejantes a la lana.
Esputo numular: esputo en forma de discos como monedas.
Esputo perlado: pequeño bloque de moco denso, vítreo.
Esputo porcelánico: esputo espeso, que refleja la luz como fragmentos de porcelana.
Si has conseguido llegar hasta aquí sin vomitar, y ya sabes, de paso, cual es el tuyo, espero que te sumes a mi campaña en contra de la plaga de las aceras, mucho más dañina, aunque no lo parezca, que las cacas de los perros.
RPV: http://blogs.20minutos.es/manolosaco/post/2006/02/13/la-costumbre-nacional-escupir-el-suelo