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Joaquín Lorente: En la vida hay personas que son ríos, hay personas que son cascadas, hay personas que son montañas, hay personas que son valles profundos y oscuros de los que casi no se pueden salir, ¿no? Y algunas, muy pocas, son volcanes. Hoy tenemos el placer en ‘Piensa, es gratis’ de empezar esta sección con Risto Mejide. Risto Mejide es un volcán y escupe. Escupe vida, escupe vitalidad, escupe fortaleza pero lo que sí es cierto cuando él pasa, el paisaje que queda después es distinto. Es un tipo potente. Y así queremos hablar con él, desde la potencia. ¿Qué tal Risto?
Risto Mejide:¡Hola! ¿Qué tal Joaquín? ¡Encantado!
Joaquín Lorente: ¡Pues yo más! ¿Para qué sirve la vida?
Risto Mejide:¿Para qué sirve la vida? ¡Madre mía! Yo creo que para dejar recuerdos. Si, sirve de alguna cosa la vida…Es para dejar recuerdo en los demás.
Joaquín Lorente: ¿La transcendencia?
Risto Mejide: Sí.
Joaquín Lorente: ‘La vida sirve en la medida en que la haces transcendente.’
Risto Mejide: Absolutamente, absolutamente. Y es a través de los demás cuando cobra sentido.
Joaquín Lorente: Risto, ¿para ti qué es la felicidad?
Risto Mejide: Fíjate que yo no creo en la felicidad. Yo creo más en la alegría, que es una cosa mucho más mundana y mucho más real, mucho más tangible y mucho más diaria. La felicidad me parece un concepto demasiado grande como cuando hablamos de “la quinta dimensión”, hablan los matemáticos, que nadie la entiende porque me parece que no estamos preparados para entenderla. Me pasa lo mismo con conceptos como la felicidad. Sí que creo en la alegría, la alegría es el día a día.
Joaquín Lorente: Tú último libro, que durante muchas semanas ha sido número uno en la lista de los más vendidos, se llama “Annoyomics. El arte de molestar para ganar dinero”. El libro de un hombre que expulsa lava. ¿Por qué lo has escrito? ¿Qué querías escribiendo “Annoyomics”?
Risto Mejide: Bueno “Annoyomics” surge un poco de la necesidad de explicarle a la gente lo que me ha ocurrido a mí, como personaje público, pero también lo que le ha ocurrido a muchas marcas comerciales. Explicárselo de una manera muy sencilla a la gente que no trabaja en Marketing, que no pertenece al gremio. Pero por otro lado, también, dar algunas pinceladas de algún método posible para molestar y ganar dinero a la vez. Creo que detrás de cualquier molestia, detrás de cualquier persona, o empresa, o lo que sea, campaña que molesta, ahí hay una oportunidad para ganar dinero.
Joaquín Lorente: Tú que eres un hombre que realmente sabes transmitir energía. Para muchos positiva y para otros negativas, pero en cualquier caso, no eres una persona que pasa con apatía por la vida. ¿Cuál es la palabra que te sale de tus neuronas que puede transmitir más energía , la que más te gusta, la que más te provoca, la palabra que más te gusta sembrar en los cerebros?
Risto Mejide: A mí me gusta la palabra conflicto. Donde hay un conflicto, hay una oportunidad de mejora y creo en el conflicto. Alguien del Club del Manifesto en el año 99 dijeron: “Los mercados son conversaciones”. Yo niego la mayor, yo creo es: “Los mercados son conflictos” y del conflicto no solo salen cosas negativas y no todos los conflictos son bélicos. Del conflicto en una pareja pueden salir una pareja muy reforzada o quizás una ruptura, pero era lo que tenía que haber.
Joaquín Lorente: Y a ti que tanto te repugna lo repugnante y también sabes explicitarlo, ¿cuál es el término que más te repugna?
Risto Mejide: El término que más me repugna en estos momentos es: política. Creo que la política la han bastardeado, la han sodomizado, la han enguarrado hasta hacer de la política algo que ni si quiera la política merece.
Joaquín Lorente: Y tú que eres un tipo muy inteligente y estás escribiendo cosas muy inteligentes, “Annoyomics” es una fantástica prueba. ¿Ves alguna luz? ¿Puedes aportar alguna luz a cómo cambiar este escenario?
Risto Mejide: Ya me gustaría. Fíjate que tengo mucha fe en la gente. Estos movimientos ciudadanos, este “Sí se puede”, este “Basta ya”, cualquier marea de cualquier tipo a mi me devuelve la fe en las personas, en las personas que no salen por al tele. En la personas que no son famosas. En las personas que no tienen poder. Ahí es donde yo jamás he retirado la confianza. Ahí es donde tiene que volver la confianza.
Joaquín Lorente: Es evidente que el mundo está cambiando de piel. Hay muchos movimientos. La gente joven por primera vez ha perdido el miedo a expresarse, a manifestarse. Estamos en una sociedad donde el poder instaurado tiene que convivir con el poder del pueblo. En tu opinión, ¿en qué derivará todo esto? ¿En qué acabará todo esto?
Risto Mejide: No lo sé y me gustaría saberlo. Me gustaría tener una respuesta concisa sobre hacia dónde vamos. Lo que sé es lo que no va a volver a pasar. Lo que no va a volver a pasar es que la gente esté silenciada. La gente ha descubierto que tiene voz y voto en lo que ocurre y no solo cada cuatro años. Eso ha venido para quedarse y quien pretenda que en algún momento se volverán las aguas a su cauce y volveremos a ser todos borregos que seguimos con los ojos en blanco, como aquel “Gran Hermano” orwelliano que estamos todos mirando a la pantalla, eso no va a volver a ocurrir.
Joaquín Lorente: Este cambio, ¿tú te lo miras o vas a participar?
Risto Mejide:¡Yo estoy intentando participar! Mi manera de participar es creando una empresa. Cada vez que alguien crea una empresa, está deseando que el mundo cambie de alguna forma.
Joaquín Lorente: ¿Y de dónde aprendes tú? ¿Cuál es el mayor insuflador de tus neuronas?
Risto Mejide: He tenido la inmensa suerte de trabajar con gente de la que he aprendido mucho, y sigo aprendiendo. Y ahora ya no es sólo de la gente que estaba antes que yo, sino también de la gente que viene por detrás. Me gusta la gente que viene sin ningún prejuicio, con ganas de comerse el mundo y con toda la inocencia seguramente que uno va perdiendo a lo largo de los años. Yo creo que se puede aprender de cualquiera. Al igual que alguien dijo que no hay libro malo siempre se puede aprender algo de cualquier libro, lo mismo ocurre con las personas.
Joaquín Lorente: Tú vienes de la maravillosa nada cotidiana y has alcanzado unos niveles importantes de conocimiento y de mover aptitudes en la sociedad especialmente en la española aunque el mundo es grande pero siempre está cerca y aún tienes muchísimo por hacer. ¿En qué te basaste para llegar dónde has llegado? ¿Cómo lo hiciste?
Risto Mejide: Bueno yo en el libro lo explico. No era una hoja de ruta ni mucho menos. Uno hace lo que le dicta básicamente dos cosas: la intuición y la buena fe. Si uno va con intuición y sin ganas de fastidiar a nadie por el camino, puede llegar a lugares insospechados. Luego si que mirando hacia atrás tienes cierta lógica y podría contarte la historia como si lo hubiera planeado pero sería falso. Yo no planeé nada de lo que me ha ocurrido pero sí que sé que en cada momento he tomado la decisión que me ha dictado, lo que dicen los americanos los guts, el estómago.
Joaquín Lorente: Y tú que pegas también, ¿a qué le tienes miedo?
Risto Mejide: Yo no es que pegue bien, yo golpeo. Intento no dejar indiferente y precisamente tengo miedo a la indiferencia. Tengo una frase en el libro que quizás es la tesis del libro que es: “Si cuando hablas nadie se molesta, eso es que no has dicho absolutamente nada”. Creo que es lo peor que nos puede ocurrir en la vida, también. Pasar por la vida de alguien y que no hayas hecho absolutamente nada en ese alguien.
Joaquín Lorente: ¿Por qué a veces eres tan duro, tan ácido en las críticas? Porque tú no criticas, tú asesinas.
Risto Mejide: A mí gusta pensar que dejo algo de vida. No asesino, como mucho mutilo. Mira hace poco se lo explicaba a mi mujer, por otra cuestión, viendo uno de los programas en los que yo aparecía.
Joaquín Lorente: O sea, ¿qué hablas con tu mujer?
Risto Mejide: Sí, con mi mujer intento hablar. Sí. Hablo menos de lo que debería. Y le dije clarísimamente de lo que más orgulloso me siento es cuando tiras de alguien y ese alguien se supera a sí miso. No conozco a nadie que sea capaz de tirar de una cuerda sin tensarla primero. Y yo quizás, mi obsesión, cuando hago lo que hago en televisión, sea tensar una cuerda porque sé que el personaje que tengo delante puede dar mucho más de sí. A veces ocurre y a veces la cuerda se rompe.
Joaquín Lorente: Risto, si hoy fuese el último día de tu vida, ¿qué harías en tus últimas horas? Aparte de hacer el amor, golpear a alguien… ¿Qué harías?
Risto Mejide: No, haría exactamente lo mismo que estoy haciendo ahora.
Joaquín Lorente: No me lo creo.
Risto Mejide: Te lo digo en serio. Si ahora mismo te diese otra respuesta, me estaría equivocando mucho.
Joaquín Lorente: ¿Ni si quiera llamarías a nadie para despedirte?
Risto Mejide: No, es hacerle una putada. Le llamas a alguien para decirle: “¡Hola! ¿qué tal? Me voy a morir.” En ese momento le has dejado…Ya se preocupará después. No me creo tan importante como para que mi muerte tenga que preocupar a nadie.
Joaquín Lorente: Y cuando ya te hayas muerto, que esperamos que sea dentro de muchísimos años, ¿qué te gustaría que dijeran de ti?
Risto Mejide: (silencio) ¡Gracias!
Joaquín Lorente: Última pregunta. Tú eres un gran creativo y un excelente reactor. Además tienes un verbo muy potente. En cada línea, en cada párrafo te gusta decir cosas. ¿Y cuál sería tu epitafio? El que te gustaría haber escrito en tu lápida. “Aquí yace Risto Mejide”, ¿y después diría?
Risto Mejide: (silencio) ¿Vienes?