Os dejo otra opinión mía, aquel que la lea que la critique, constaré con mucho gusto.
-EL CURSO DEL RÍO-
Bien, formamos una jerarquía de productos que triunfan en el mercado dependiendo de su efectividad, pero cuidado, la efectividad es muy distinta a la calidad de un servicio. Los liberales apoyan la autorregulación de la oferta y demanda, y funciona, podemos verlo. El problema está en que la autorregulación se influencia por distintos factores, pero sobretodo se fundamenta en las ganancias, distorsionando en muchas ocasiones la calidad del servicio, incluso puede salirse de lo correctamente moral.
Por ejemplo, es barato comprar alimentos procesados, ahora, a saber que te estas metiendo en el cuerpo. Y son un productos plausibles que todos apreciamos, los compramos y los consumimos. Si los dejamos de comprar se dejará de hacer negocio con el producto, pero hay estrategias que mueven a la gente a consumir variedad de productos innecesariamente e incluso que pueden ser dañinos. Los aditivos de un alimento son legales hasta dentro de un margen establecido, pero desde este margen puede evocar en la posibilidad de volver a un porcentaje de la población adicta al producto, siendo perjudicial a largo plazo.
El libre mercado es como un río que busca el océano, si encuentra atajos como cuevas subterráneas, o un barranco, o una ligera inclinación acabará por alterar su dirección al instante de la manera más efectiva posible. Pero esta efectividad es solo una reacción instantánea y natural que beneficia a la empresa, lo único que realmente lo mueve (como es lógico) es el beneficio. Parece hasta estúpido lo que acabo de concluir, pero tiene su trasfondo.
Hay obstáculos que dificultan el transcurso del río, entre ellos pueden ser las leyes. Hay infinitas formas de hacer dinero, pues un poder mayor al dinero puede prohibir esto haciendo del libre mercado un mundillo más burocrático. Para implantar leyes hace falta tener un buen cauce, sino el rio no llegará a desembocar. Sin metáforas, es necesario tener cierto poder económico en tu país para que las leyes funcionen eficazmente.
¿Pero qué pasa si el cauce es excesivamente bullicioso? Si el libre mercado toma mucho las riendas dará lugar a una desigualdad, metafóricamente el río se dividirá en otros, cada uno por su lado. Muchos de ellos no alcanzarán el mar porque no van en el mismo sentido. Quiere decir que aquel que no reme en sentido a la inversión será presa de la corriente, la misma gente que espera un buen salario. Es así, la gente que vive de la inversión es la que disfruta de mil y un privilegios, como puede pasar en casi toda Europa. Por ejemplo África sería presa de la vasta fuerza del río, o los campesinos que labran la tierra en caulquier país, en España mismo.