En India sólo un cuarto de los condones se usan para lo que fueron concebidos. El resto se usa para lubricar piezas de máquinas de coser, para fabricar juguetes y hasta ojotas.
Los fabricantes de Saris (la prenda tradicional de la India) se colocan un condón del revés en un dedo para pulir las hebras doradas y plateadas que adornan la vestidura. En la industria textil, además tiene otros usos: debido a la altísima calidad del lubricante de los condones se suele colocar un profiláctico desenrollado en el carretel de las máquinas de coser. De esta forma se consigue que las agujas se muevan más rápido o que sean capaces de penetrar materiales más resistentes que la tela como la suela de las pantuflas.
Según un documento de la George's Medical University de Lucknow, los profilácticos también van a parar al pavimento de las calles ya que lo hace más liso y resistente a las quebraduras. También se usan como aislantes o impermeabilizantes para los techos.
La India fabrica más de mil millones de condones al año, de los cuales buena parte se reparte gratuitamente, y sin embargo el crecimiento poblacional y el HIV siguen fuera de control.