Saludos, compañeros de foro.En primer lugar he de decir que no soy muy dado a abrir hilos (en toda mi "carrera" habré empezado 10, 15 a lo sumo). Soy de los que creen
que para no decir nada interesante, mejor no decir nada; esta vez, sin embargo, puede que alguien encuentre este relato entretenido, por así decirlo. En cualquier caso, necesito escribirlo, y qué lugar mejor que aquí.
En segundo lugar, he de remarcar que escribo esto mientras le hinco el diente a un gran plato de lasaña de espinacas y carne que no he comido a la hora de la cena, yéndome sin cenar a dormir.
Sin más preámbulos, procedo a relatar mi extraño sueño:
Estaba yo sentado (más bien espatarrado) en el interior del coche de mi padre, un Lancia Delta de 1997, videando una película en mi ordenador portátil (no recuerdo cual). Afuera llovía a mares, era de madrugada, y el auto estaba aparcado cerca de una parada de autobús. Miraba de vez en cuando los rostros de los peatones, escondiéndose como podían de la lluvia, a la vez que corrían de cornisa en cornisa. De repente, una chica, de aspecto... bueno, parecía una Jenny, con eso lo digo todo, pero de modales educados, casi elegantes, se acercó a mi coche y me pidió amablemente que la dejara esperar al autobús dentro. No es que un delta sea un coche con un interior inmenso, pero bueno, no me importa sacrificar algo de comodidad por ayudar a alguien. Así que la dejé entrar.
Tras 10 minutos esperando, amanece. Yo apago el ordenador, con la película recién terminada, y lo introduzco en la guantera. Ella se retoca las coletas 'pompón', el maquillaje de furcia, y otros pormenores que la estética barriobajera conlleva. Sigo en la parte de atrás del coche, le pregunto si sabe cuánto suele tardar en llegar el autobús. -Poco más de un cuarto de hora, debe quedar poco. . Así que seguimos esperando.
No pasa ni un minuto cuando aparecen otras 2 jennys (esta vez más bastas que un tractor) y 2 individuos de etnia gitana de... por ahí y se introducen en mi coche, alegando ser amigos de la anterior, y con la intención, según ellos, de fumarse unos petas, y haciendo caso omiso, obviamente, a mis peticiones educadas de abandonar el vehículo. La escena era parecida a la de los mexicanos de "Un día de furia", para que la gente se haga una idea.
Éstos me la lían, fijo.
Eso es lo que pensaba yo mientras maquinaba un plan para deshacerme de su ingrata compañía. Agarré un bote de graffiti rojo y empecé a rociar a mis indeseados huéspedes al tiempo que los iba sacando a golpes de canto de lata de spray. Obviamente me maldecían hablando no se qué de su familia y la mía, lo típico que farfullan cuando se encuentran en desventaja, de sus primos, navajas y todo eso. Con ellos fuera, mi siguiente prioridad era salir de allí, incluso sin tener ni puta idea de conducir un automóvil. Así que meto contacto, embrague, y acelero lentamente de la escena del crimen.
Recorro cosa de 50 metros con el coche y giro hacia la izquierda, dándome cuenta que los frenos están defectuosos, así que procuro no pasar de los 20-25km/h en ningún momento. Giro de nuevo a la izquierda y tras un cruce, me introduzco, a unos 300 metros, en un campo de tierra, donde, casualmente, me esperaban dos parejas de policías nacionales. Éstos me invitan a abandonar mi vehículo, y yo accedo. Mantengo una conversación con el que parece el cabecilla:
-Sabe que tiene los frenos averiados?
-Sí, lo sé, por eso estaba circulando despacio.
-Perdone, carné de conducir?
-Lo siento, agente, no tengo.
-Va a tener que acompañarnos.
-Déjeme explicarme, he sido asaltado.
-Nos lo explicará en comisaría.
... y ahí me desperté.
Sin más... ¿qué creéis que puede significar el sueño? ¿Soy un racista de mierda? Siempre he tenido movidas con todas las razas, al igual que amistades, pero los gitanos han sido los únicos de los que nunca me he fiado de antemano, y me ha ido relativamente bien.