Voy a dejar esto escrito aquí para que no se me olvide, no quiero que eso ocurra.
Ayer Miércoles a eso de las 20:00 mi plan era echar un vicio, cenar y dormir porque me levanto a las 6:00. Sin embargo a esa misma hora tengo un match: Mayka, una chica literalmente 10, del este. 19 años. Me dice que se va mañana a vivir a Málaga pero que podemos conocernos. Yo en ese momento tiro un all in y le digo "come over for a drink", a lo cuál dice que sí.
Frotándome las manos por lo fácil que había sido que viniese a mi casa una tía de tal calibre me empiezo a preparar. Sin embargo por la conversación que seguía me di cuenta de que había entendido de ir a tomar algo, estuve a punto de cancelar pero algo me decía que sería un error.
Quedé en Callao. Cuando apareció flipé: rubia, ojos claros, alta, rasgos del este, vestida con un top con enorme escote y unos pantalones vaporosos. Tenía el culo duro y respingon, un abdomen completamente plano, pechos perfectos de posición y tamaño, directa a mi top 3. Con ella pasó lo mismo que me pasó cuando quedé hace años con aquella modelo rusa: el 100% de los es la quedan mirando como si no hubiese otra persona en la calle, mientras que las chicas me miraban a mi como si fuera alguien famoso o rico.
La llevé a un sitio escondido que conozco en Gran Vía y alucinó. La cita fue genial, tenía 19 años pero tenía la madurez que muchas chicas de mi edad ni siquiera se acercan. La conversación era interesantísima, su vida era un auténtico libro, había crecido viviendo en distintos países de latinoamérica, tenía un acento que no era ni inglés, ni español, ni portugués. Con 14 años se fue de casa y empezó a trabajar de modelo par luego trabajar en cosas de los más jodidamente variopintas. Por primera vez en mucho tiempo estaba interesado en lo que una chica me contaba.
Llegado un momento de la cita salió el tema de las drogas, yo le dije que sólo había probado LSD, ella alguna más, es lo que tiene vivir en un continente donde literalmente la droga crece en tu jardín sin tu consentimiento.
Hablando de drogas y de experiencias extrasensoriales me habló del éxtasis, le dije que nunca lo había probado y se rió, me dijo que no hay nada como el éxtasis y que debería hacerlo, de fiesta. Ese "deberías hacerlo" se transformo 20 minutos después en un viaje en taxi a casa de un amiga suya a por extasis y popper (sí, popper) y luego a mi casa. Al principio quería que fuesemos de fiesta algún sitio, yo le propuse algo que sabía que sería meojr.
Al llegar a mi casa cenamos algo para no tomarlo con el estómago vacío y ahí empezó la magia.
Le hizo primero efecto a ella, instantes después a mi. Y en ese momento perdí la noción del tiempo. Hablábamos, nos besábamos, reíamos, nos confesábamos cosas que nunca le habíamos contado a nadie, condensamos un romance de 3 años en unos instantes.
Música alta, todas las ventanas abiertas por las que se colaba la brisa de madrugada y una tenue luz, lo justo para diferenciar nuestros rostros mientras juntábamos los cuerpos y fluíamos con la música. No quería salir de ahí y ella tampoco, jamás en la vida me había sentido así, ni siquiera en LSD.
Hasta en 3 ocasiones contestamos simultáneamente la misma respuesta a una pregunta super abierta. No sé si sería telepatía o que eramos demasiados parecidos. Compartíamos una visión de la vida y del amor demasiado similar para ser real.
Me dijo que se alegraba de no habernos ido de fiesta, que esto era mucho mejor, muy diferente a tomar éxtasis en una discoteca.
Y así se consumió la madrugada hasta la mañana. Se acaba de ir porque perdía el tren. No sé si volveremos a vernos, por la conexión que hubo probablemente nos veamos muchas veces más, pero de no ser así esta chica y esta noche quedarán para siempre en mi memoria.