Fue en un vuelo a Alemania y tenía ese día en que toda mi tripulación eran amigos míos, así que estaba bastante contenta y receptiva a todo. Uno de mis compañeros, concretamente, conocido por ser la alcahueta oficial de la base y encargarse de los puteríos entre pasajeros y azafatas. Tengo que decir que yo nunca antes había dado mi número a ninguno y no por falta de ganas, pero me da mucho miedo que me puedan denunciar a la compañía o alguna mierda del estilo.
El caso es que había un pasajero en concreto. De estos tíos que tiene los ojos negros como el carbón y unas pestañas tan largas que parece que vayan maquillados. Este además tenía una mirada muy intensa, y como entenderéis los tres factores en conjunción resultaban en un pedazo de maromón. El tío era bastante moreno así que asumimos que era español. Pusimos la oreja mientras hacíamos el servicio y le escuchamos hablar con su compañero y así confirmamos.
Realmente me gustaba lo suficiente como para darle mi número, pero no levantó la mirada del ordenador en prácticamente todo el vuelo y yo sin interacciones claras pues tampoco iba a hacer nada. Cuando desembarcamos, me miró bastante serio al decirme adiós y me clavó los dos putos ojos negros esos. Revisando la cabina antes de volver a embarcar, mi compañero viene revoloteando desde atrás cantando "a qué no sabes lo que he hecho". La madre que lo parió.
No tengo noticias en... Días. No sé si fue una semana entera. "No le he gustado, tiene novia, me va a denunciar, me van a despedir, dios mío." Total, que llega el día en que me habla un número que no tengo registrado. "Guapa, ¿ya estás en tierra firme?" The what.
Me dice que me percibió "muy seria" (puta resting bitch face que llevo de serie) y que le sorprendió que mi compañero le diera el número. Que le quedaban un par de semanas en Alemania pero que volvería. Pasamos esas dos semanas hablando lo justo, cada 2-3 días, sin atosigar pero con la clara intención de mantener latente la expectativa de vernos para que no se evaporara cuando él llegara.
Cuando llegó, el mismo día, me propuso ir a un restaurante. La cena fue bastante guay. Una cita de personas mayores de las que me gustan. Conversaciones prudentes, miradas curiosas y preguntas repensadas porque todo es apariencia en esta vida. Y joderhostiaputa los ojos. Era más bonito de lo que lo recordaba. Le percibí calmado, sereno, sin ningún gran esfuerzo por venderse y que, además, no tuvo necesidad de hacer ningún comentario misógino o cuñado con la mítica risa de sabandija que los suele acompañar y a los que por desgracia estoy ya acostumbrada. En mi experiencia es un recurso recurrente en personas a las que no se les da muy bien dinamizar conversaciones y que se ponen nerviosas con los silencios incómodos. Me van a llover citas aquí pero me la suda, ES MI HISTORIA.
Acabamos de cenar y nos metemos en su coche, yo directamente me abrocho el cinturón y él se queda dudoso y dice "ah, nos vamos". Y yo "? cómo?"; "ah, no, nada". Ni era su barrio ni era mi barrio, entonces yo no entendía qué me decía. Luego me di cuenta de que me estaba llevando a mi pueblo... Y me dijo que es que como no le había especificado nada había entendido que quería que me llevara a casa. Un bebé.
Fuimos a su casa y todavía capaces de mantener las formas, ni siquiera la proximidad del ascensor despertó en nosotros los instintos que nos estaban carcomiendo por dentro; o por lo menos a mí. Uy, qué bonita tu casa. Uy, qué bonitas fotos. Ah, mira, quítate los zapatos si quieres. Te puedo sacar algo para beber. No, no, no hace falta.
Y justo en el momento en que nuestros culos tocaron el sofá nos lanzamos el uno al otro como animales salvajes. Él se mostró dominante durante todo este rato, apretándome el culo contra su cadera y besándome con una intensidad que no le dejaba casi ni respirar. Me cogía de la nuca y me separaba de su cara para mirarme con esos ojos (que estoy segura que es consciente que tiene pegados en la cara), me decía "joder, es que te voy a comer entera" y yo cada vez derritiéndome un poco más if you know what that means.
Normalmente no me gusta dar detalles en cuanto al sexo en este hilo porque ueno. Pero sí que voy a decir que esta persona supo poner en comunión y combinar muy bien los momentos en que se tenía que mostrar activo y los momentos en que se tenía que presentar pasivo. No os voy a decir que me vayan los hombres dominantes porque no me van SOLO los dominantes. Un hombre sumiso que no se avergüence de mostrarse sumiso también me gusta mucho. Supongo que me gustan los extremos o directamente que soy un poco gorrina, no cé.
El caso es que encuentro terriblemente atractivo que un hombre sepa ser dominante la mayor parte del tiempo y que encuentre un rato para convertirse en tu puta, en el peor sentido de la palabra, cuando le estás montando o comiéndole el pito o metiéndole un dedo por el objetivo. Es bonito que no se tenga que hacer uso de actitudes forzadas para tapar inseguridades que, por otra parte, me parece que no tienen ningún sentido. Me gusta que se muestren así, pasivos, que se retuerzan de placer y que giman todo lo que haga falta. Y me gusta todavía más cuando luego fuera de la cama esa misma persona es una persona llena de entereza y seriedad y da la impresión de ser un muro infranqueable. Lo dejo aquí por si queréis coger notas, que siempre preguntáis las cosas que nos gustan. Estos rasgos en particular puede que no sean nada mecánicamente estudiado por nadie sino más bien vayan ligados a la personalidad. Yo solo os estoy contando mi vida.
Y nada, ya tá. Me propuso que me quedara a dormir y por la mañana vi una nota en la nevera de algo que parecía una novia felicitándole la Navidad (era febrero) (esto lo conté en FEDA y me dijeron de todo as usual). Seguimos hablando pero él no paraba de viajar y ya es como que no nos apetecía ponerle tanto esfuerzo a la cosa y al final se fue diluyendo. Le dije de quedar un día de la nada y me dejó en visto. Luego al mes siguiente me dijo él y le dejé en visto yo... En fin. Las cosas que pasan con las citas de este tipo; que suelen tener finales rarunos. Lo importante es participar.
