Traigo una mala y una buena.
La mala, la llamaremos el extraño fenómeno de la cabeza reducida
Pues hago match con un chico que parece bastante mono, a primera vista se intuye grandote en las fotos, corpulento, un tiarrón, encima con ojazos verdes. En la bio pone cosas de escalada y de ciencia así que llama mi atención inmediatamente. La conversación fluye al instante y los dos nos encontramos en nuestra salsa diciendo tonterías. Tanto que no tarda en escalar la cosa y empieza el intercambio de cromos habiendo hablado solo unos días. Yo entro un poco en modo perri en celo porque me gusta lo que veo (y mucho), así que después de estar calentándonos mutuamente quedamos a la noche. Me acicalo cual furcia decidida a triunfar y me dirijo hacia donde habíamos quedado para tomar algo. Con deciros que según le veo venir no le reconocí (era de noche), pensé que era una persona random la que se acercaba. Resulta que era más bien bajo y no especialmente fuerte. Lo que sucedía es que tenía una cabeza extremadamente pequeña, que hacía que en las fotos sus espaldas pareciesen de armario empotrado. Total, aún así intenté ver si con la conversación se arreglaba el fiasco, pero no hubo manera. El chaval era mucho más cortado en persona así que bomba de humo.
La buena
Hice match hace unas semanas con un chico que me llamó mucho la atención porque se me parecía a Malcolm Reynolds y una bio bastante friki (esto siempre da muchos puntos), además de que le gustan los gatetes como a mí. El chico bastante majo en principio, pero me resulta un poco difícil llevar la conver porque es tímido. Tanto que en cierto momento se quedó el match ahí parado cogiendo polvo todas las navidades. Normalmente borro a la gente a los pocos días si no hablamos pero en este caso no me salió hacerlo porque la verdad es que el muchacho me interesaba, así que decidí darle otra intentona y ver si tenía interés o no. Para mi sorpresa, mi recontacto tiene buena acogida por su parte y volvemos a hablar y todo guay. Como no quiero que vuelva a morir la cosa fuerzo un pelín para quedar pronto y saco una cita a la cual voy bastante nerviosilla (no es habitual esto). Decir que no he logrado sexualizar la conver ni mucho menos el intercambio de cromos por lo que voy a la aventura en ese aspecto.
Pues en la cita todo bien, hablamos y nos comemos una tremenda pizza mientras vemos clone wars. Yo estoy todo el rato pegándome a él, más cerca no puedo estar, y no veo ninguna señal de que quiera besarme (no me mira más de lo estrictamente normal para la conversación ni nada). Llega un punto en el que estoy bastante perdida y empiezo a pensar que no le gusto al chaval y ya está. Normalmente siempre me lanzo yo en las citas, pero no a lo loco, tengo que ver algo, una mirada o sonrisilla que te dé la apertura. Como ya habíamos terminado de cenar y todo y no quiero liarla lanzándome sin estar segura le pregunto que si está cómodo o si quiere que me vaya ya a mi casa. Me responde que sí que está cómodo y que no quiere que me vaya. Respiro un poco de alivio pero tampoco le veo intención ninguna de besarme y yo sigo en modo inseguro. Así que aprovechando que estábamos en el sofá y él tenía el gato cogido en el pecho, me acerco todo lo posible acariciando al gato y empiezo a tocarle a él también por el cuello (primera vez en mi vida que me sale hacer esto antes de haber besado a nadie). Ahí ya responde y me empieza él también a acariciar el brazo y entonces ya sí le beso y empiezo a liberar toda la tensión que tenía acumulada.
Joder. Qué bien besa, súper tierno. Yo me derrito y tras un rato le digo que si quiere que nos vayamos a la habita para estar más cómodos. Normalmente en las citas es todo como muy explosivo, porque la novedad hace que quieras reventarte a la otra persona, pero esto fue disfrutar del ritual de quitarle poco a poco la camiseta, de sentir la piel del uno contra el otro sin ninguna prisa. Y para rematar, me aguardaba una grata sorpresa () que la ausencia de cromos no me había dejado intuir. Dios, cómo disfruté de esa noche-madrugrada-mañana y mediodía.