Una joven acaba de recurrir la imposición de una multa de 150 euros por tirar un papel al suelo en la vía pública, tramitada por un policía municipal que previamente la recriminó su conducta incívica. La sanción pilló por sorpresa a la joven porque ante las palabras de reproche del agente local, admitió su error, recogió el papel del suelo y buscó, a falta de papeleras próximas, un contenedor en el que depositarlo.
La multa le llegó dieciocho días después de haber tenido el encuentro con el policía local. Era un lunes lluvioso, pasadas las ocho de la tarde, en la calle de Pablo Morillo, con un tráfico intenso: la plaza de Alemania cortada al tráfico. La joven se disponía a coger su vehículo cuando observó que en el parabrisas había un papelito, pillado con el limpia. Sin reparar en las consecuencias que podía tener su comportamiento, cogió la hojita, «empapada, que ni se veían las letras» y sin más la tiró al suelo. "¡Oiga, oiga, haga el favor de recoger el papel!". El agente municipal, al que había visto antes de llegar a su coche, censuraba así el acto que acababa de realizar. «Yo le respondí que el papel, que era una multa de la ORA, estaba empapado y que no se preocupara que lo tiraba». Así lo hizo, pero continuó escuchando al agente -"si todos hacemos lo mismo?"-, que la llegó a preguntar si se comportaba así en su casa, a lo que la joven terminó por responderle: «a veces; y él me dijo, "pues, cómo tendrás la casa"».
Cuando ya el incidente parecía haber llegado a su fin, la joven entra en su turismo y «me grita que me ponga el cinturón». La réplica no se hizo esperar, la ciudadana le indicó: «Tranquilo, que aún no he arrancado el coche. A lo que él me dice, "¿cómo?" y le insisto en que todavía no he arrancado». La reacción del policía municipal fue solicitar a la joven el Documento Nacional de Identidad, de cuyos datos tomó notas en un bloc de hojas de cuadrícula y «me dijo que estaba denunciada por arrojar el papel». Mientras se alejaba le preguntó «¿y la multa?», pero el policía municipal se subió a un coche patrulla que le fue a recoger a la zona y desapareció.
Cuando relató lo que le había ocurrido, «todo el mundo me decía que no me preocupara, que seguro que no me denunciaba», pero la multa llegó y dejó perplejos a todos. La denunciada reconoce que «hice mal, no tenía que haber tirado el papel; pero lo recogí cuando me mandó y lo tiré a la basura. Bastante apuro pasé, que todo el mundo me miraba». Dice que los papeles de la ORA suele dejarlos dentro del coche; esta vez «lo tiré de forma mecánica, sin pensar, llovía y tenía que usar el parabrisas».
La joven acudió a hablar con el jefe de la Policía Municipal cuando recibió la multa para exponer lo que había ocurrido e indicar que la cantidad le parece excesiva, máxime cuando siguió las indicaciones del agente y reconoció su falta de civismo. «A veces estamos mal acostumbrados, es verdad, y decimos "por un papelito...", pero 150 euros es un poco exagerado», dice la joven, que no habría protestado si la cuantía fuera inferior o se le hubiera impuesto un trabajo en beneficio de la comunidad.
Ahora, se cuida mucho de tirar cualquier papel al suelo, aunque eso suponga llegar a casa con él en la mano. La última vez hubo que ir desde La Farola hasta el colegio San José de Calasanz sin poder arrojar un ticket en una papelera. No encontró ninguna.
(http://www.laopiniondezamora.es/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=2064&pIdSeccion=2&pIdNoticia=237027)
Otra de policías tocapelotas que se imponen con la gente equivocada. Cuánta gente he visto ensuciar las calles tirando basura en lugares que no se deben, o sacando a pasear a su perrito y dejándole que haga sus cositas (qué mono) en la vía pública. En fin...