De pequeño tuve un botecito de mercurio metálico de unos 10-15gr que venía de un laboratorio, y fui perdiendo la mayoría con los años por sacarlo y hacer el gilipollas con él. Es divertido jugar con él con los dedos o poniéndole cosas encima, pero hay que tener cuidado de tenerlo siempre contenido, y que no se te salga/caiga para no ingerirlo ni acabe cerca de algo que conduzca electricidad.
Lo poco que me quedaba en el bote lo lo acabé tirando a un contenedor de pilas (en aquella época creo que ni había puntos limpios) porque no tenía ni idea de qué hacer con él.
Si alguna vez pasáis por la mancha manchega, os recomiendo una parada en Almadén.
Este pueblo ciudadrealeño hasta hace poco y desde los tiempos del imperio romano contaba con una de las minas de mercurio más importantes del mundo. Actualmente las propias minas son un museo donde se puede bajar a las galerías con guía (no a las más profundas claro) pero son las de verdad, no como otros museos que hacen una recreación adaptada a turistas.
El pueblo también cuenta con otras paradas obligatorias para el fan de la mineria, como el hospital donde se trataban a los enfermos por la extracción y procesamiento del cinabrio/mercurio, Otras construcciones relacionadas con la minería por todo el pueblo, el colegio de ingenieros etc. Y se come muy bien.