A pesar de que este saurópsido sea de río y, por lo tanto, familiarizado con el agua, el chorro de agua que le está cayendo puede crear una erosión en su caparazón que, poco a poco, puede llegar a atravesarle la espina dorsal llegando a su columna vertebral y causarle una deficiencia a largo plazo. Las placas óseas de las tortugas de esta especie en concreto no están adecuadas para aguantar el impacto del agua tan directo. Creedme, cuando estuve trabajando en una reserva natural de las islas Galápagos nos llegaban muchas tortugas con este problema en el caparazón y se debía a que se quedaban debajo de pequeñas cascadas o riachuelos y me lo he inventado todo.