Casi siete meses después de que se publicaran nueve testimonios de mujeres —aunque ocho de ellos eran anónimos— que denunciaban haber sufrido acoso sexual por parte de Plácido Domingo, el cantante ha emitido un comunicado oficial en el que, de manera implícita, reconoce la veracidad de las acusaciones.
Por otra parte, Juana Rivas ya no está en casa de nadie. «Juana está en mi casa» fue uno de los himnos populares que reventaron las listas en agosto de 2017, tras darse a la fuga, llevándose a sus dos hijos con ella. También eran hijos de Francisco Arcuri, del que se han archivado en Italia todas las denuncias de maltrato contra los niños. La magistrada italiana apunta, al final de la sentencia, que todo ese sinsentido judicial sugiere que Rivas tiene algún interés especial por mantener a su ex inmerso en algún procedimiento penal.
Alguno de los que tuvieron a Juana en su casa aún tienen el valor de decirle a los que pidieron que se respetase la presunción de inocencia de Domingo: «Y ahora, ¿qué?». La Juana, por cierto, está pendiente del fallo del Supremo Los que ahora repasan la trayectoria artística del cantamañanas le preguntan a los primeros por su juguete roto.
También hay suficientes indicios —ahora, dos meses después— para aventurar que las yankis que acusaron a tres afganos de violarlas mintieron para cobrar una indemnización.
Here we go again. Por ignorancia o por ideología; por no saber o por no pensar.