La gente (esa gente) suele confundir privatización con liberalismo, per se, de forma automática. Y no.
El Estado, como titular de empresas públicas, tiene el derecho de adquirir, constituir, enajenar y extinguir sociedades. La privatización no es más que uno de esos casos, el de la enajenación, que hace el poder político de un activo público, recibiendo como contraprestación el dinero que abone el agente o agentes privados que adquieren la empresa pública. Esta operación es totalmente consecuente con el socialismo, no os confundáis. Simplemente el Estado hace uso de sus poderes sobre la propiedad de dichas empresas.
El liberalismo, por contra, defiende que el poder político sea retornado a la sociedad, a cada una de las personas que lo integran. Si una empresa es pública y se pretende devolver esa propiedad a la sociedad civil, debe entonces transmitirse dicha propiedad desde el poder político hasta todas las personas que integran esa sociedad, adquiriendo cada persona una participación de la empresa pública que se "privatiza", pudiendo después cada uno de los ciudadanos decidir, ahora que efectivamente son propietarios, si mantienen ese derecho de propiedad sobre esa empresa o si lo transmiten a un tercero y a qué precio.
Pero vaya, se que muchos socialistos, tras está esencial aclaración, seguirán cargando contra el liberalismo cuando un político ejerza el poder que esos socialistas le han otorgado y disponga de los bienes públicos a su antojo.