hablo de que estás generalizando el contexto histórico estadounidense a otros casos particulares, porque es allí donde nace la narrativa de estructuras de poder blancas, heterosexuales y cristianas como metodología de revisionismo histórico
El hecho de que allí nazca esa narrativa y tenga sus características propias no hace menos cierto que aquí coincidan en su forma. Allí la problemática racial tiene otro calado por obvias razones demográficas, pero en el estado español la lógica subyacente a qué parte de la población ostenta el poder es similar y viene de una raíz común a ambas culturas y sociedades. EEUU es potencia no sólo económica y militar si no también cultural y nosotros estamos en su órbita. No veo que hay de malo en reconocer sus avances en muchísimos campos. Sería como negar la utilidad de las calzadas romanas por criticar la forma en que se construyeron.
justificar que cualquier progreso es sí o sí mejor que una situación previa
Si tenemos en cuenta la acepción de hacer mejoras en cualquier materia, el progreso sí o sí es bueno. Otra cosa es decir que cualquier cambio o que la abolición de cualquier costumbre o tradición sea buena sí o sí, ahí ya habría que ver caso por caso.
¿Que en España se miraba mal a los gays en los 50? Sin duda. ¿Se debe al capitalismo?
Que el capitalismo no ha creado la estructura heteropatriarcal es un hecho. Que está en su interés mantener esta estructura como forma de control y de concentración de la riqueza y el poder también lo es.
La discriminación se da con independencia del sistema económico,
¿Podrías soportar esta afirmación con datos?
ni la Iglesia, ni el Capitalismo, ni los ricos, ni la sociedad, ni el Estado han hecho nunca nada que no quisieran hacer, que considerasen justo y en lo que estuviera de acuerdo un porcentaje relevante de la población.
De ahí la desmesurada inversión en reprimir, desorganizar, adoctrinar y castigar. Para eso tienen a la policía, al ejército, los centros educativos, las prisiones, el sistema judicial, etc. Una cosa es estar de acuerdo y otra no atreverse a estar en contra.