László Andraschek era un hombre descarrilado de 55 años, prácticamente sin rumbo ni propósito en la vida. Su posición social era lamentable, y sin un trabajo estable, el poco dinero que tenía se lo gastaba en la bebida, y vaya que lo hizo. Así, Lázló pasó varios años en un refugio para personas sin hogar en la ciudad de Györ, donde además de darle techo y comida, también lo ayudaron con su adicción al alcohol… Sin éxito, claro. La situación de este húngaro cada día era más negra, incluso un día trató de suicidarse, pero no tuvo éxito. Parece que el destino de este señor casado con la botella ya estaba marcado: se le rompió la soga con la cual pensaba ahorcarse.
Sin embargo, en 1999 Lázló conoció a su actual esposa, quien parece haber llevado a su, ¿marido ejemplar?, por el buen camino. Tal es así, que diez años más tarde (cada uno con sus tiempos) este hombre logró la tan ansiada sobriedad, sin embargo, la pobreza era un mal del cual no podía desprenderse.
Sin embargo, todo eso cambió cuando optó por usar las pocas monedas que le quedaban para comprarse un boleto de lotería, que seguramente le costó más barato que una botella de vino.
Así de insólito como se lee, de la noche a la mañana este vagabundo y desempleado pasó a ganar la suma de 600 millones de forints húngaros, que sería el equivalente a… ¡2,7 millones de dólares! “Cuando llegué a casa y László estaba bailando alrededor de la habitación, lo primero que pensé fue que tal vez había empezado a beber otra vez”, dijo Aniko, su mujer.
Ahora sí, su paladar y estómago le agradecerán no ingerir bebidas baratas, sino buenas. ¡Salud borrachín! ya sabes, ahora compra un barco y vete de putas