Malcolm MacDonald es un hombre de 47 años que vive en Gran Bretaña. En 2014, y tras sufrir una grave infección en la sangre, su pene se le cayó. Malcolm tenía una dura enfermedad que hacía que sus dedos (de las manos y de los pies) y su pene se volvieran negros y oscuros.
Poco tiempo después, su pene cayó al suelo. El hombre lo agarró y lo tiró a la basura, mientras que sus testículos permanecieron intactos. Cuando fue al hospital, no pudo solucionar el problema y entró en una importante depresión, que lo llevó a tener problemas con el alcohol.
Años después de su tragedia personal, Malcolm conoció a David Ralph, un hombre conocido como “el maestro del pene”. Ralph le ofreció hacerle un injerto de pene en el brazo, al que debería llevar dos años como mínimo, para luego realizar un procedimiento que le devolvería el órgano al lugar correspondiente.
Así fue como los expertos literalmente crearon un pene para Malcolm: “Extrajeron vasos sanguíneos y nervios de su brazo y se lo implantaron allí para que, con el tiempo, se formara la piel y el tejido de forma natural. Además, el miembro tenía dos tubos que se podrían inflar con una bomba manual y generar una erección de unos 5 centímetros.
Pasó el tiempo y era hora de dar el siguiente paso: devolver el órgano a su lugar original. Sin embargo, la llegada de la pandemia de coronavirus y los altos costos demoraron la operación
Por suerte para él, finalmente pudo realizarla a principios de este año a cambio de unos 63 mil dólares. Tras nueve horas de cirugía, volvió a tener un pene de unos 15 centímetros en el lugar correspondiente.
Incluso, podrá tener relaciones sexuales gracias a una bomba que colocaron en su escroto y tendrá que llenar con una solución salina.