#476 Con mensaje cristiano me refiero al mensaje del Evangelio, a sus enseñanzas, y es el mismo desde hace 2000 años. Otra cosa es la doctrina de la Iglesia, la aplicación de ese mensaje a la realidad concreta de cada tiempo y lugar, que ha ido cambiando en algunos temas y que ha estado influenciada por la mentalidad, tradición y circunstancias de cada época. Ese cambio, esa evolución, forma parte de la naturaleza de la doctrina porque la Iglesia va aprendiendo y va adaptándose con el tiempo, y por supuesto también comete errores porque errar es humano.
Y otra cosa es que por un determinado contexto o tradición, y sobre todo por caer en esa visión mundana, la Iglesia, personas o grupos dentro de ella no hayan sido fieles al mensaje del Evangelio, traicionándolo de hecho y dando un ejemplo nefasto tanto a creyentes como a no creyentes. La mentalidad mundana de buscar poder, dinero, etc es diametralmente opuesta al Evangelio.
Otro punto es que a lo largo de la historia ha habido muchas personas dentro de la Iglesia que han mantenido esa línea fiel al Evangelio, han entregado su vida por los demás y han mejorado el mundo que les ha tocado vivir, y los cristianos tomamos ejemplo de ellos y podemos estar orgullosos de todo el bien que han hecho. En cambio los traidores, los pseudo-cristianos, son los que más daño han hecho a la Iglesia y a la fe.
Y hablo de la Iglesia católica que es lo que conozco pero supongo que se puede aplicar también a ortodoxas, protestantes etc.
Lo que comentas de aquí, la Iglesia debe pedir perdón y reparar en lo posible el daño causado por apoyar y beneficiarse de la dictadura, además porque quienes lo hicieron traicionaron la fe cristiana. Tengo entendido que hay al menos parte de la Iglesia española favorable a esto, creo que el anterior presidente de la CEE ya lo comentó al despedirse, pidió perdón y reconoció a los asesinados y represaliados en la guerra y la dictadura. También hubo un grupo de sacerdotes que ayudaron a familiares a abrir fosas para buscar los restos de sus seres queridos. Desde luego es una cuenta pendiente.