Al parecer no se puede demostrar que todas las acciones que casualmente tomó la Administración que dirigía para proteger a su marido y perjudiciar a una víctima de abusos sexuales fueran una maniobra y no fruto de la casualidad y por ende no se le puede perseguir penalmente por ello.
Ya queda en mano de las brujas morales rotas pensar si fue todo casualidad o hubo causalidad.