Aitana Sánchez Gijón como Julia Mesa.
Una de las mujeres con más carácter que hayan conocido los libros de Historia. Llega a ser la mujer más poderosa de su época. Julia Mesa no solo comanda legiones, también gobierna, desde la sombra, los devenires del Imperio romano. Se convierte en la primera mujer en ser admitida en el Senado, la primera mujer que participa de la política romana con un rango similar al de cualquier hombre. Y no solo es la primera mujer, es la única senadora romana de la historia pero, a pesar de ello, pocos hasta hoy han escuchado su nombre.
Sandra Escacena como Fulvia.
Una de las grandes mujeres de la Roma del siglo I y al mismo tiempo una de las grandes olvidadas por la Historia. Los cronistas de la época la describen como una mujer sin ningún interés por las labores atribuidas a su género: "Ningún interés por el hilado, ni en el hogar, tenía ansias de poder y deseaba ser comandante en jefe". Hay quien cuenta que la mismísima Cleopatra, con la que compartió a Marco Antonio como amante, llegó a afirmar que estaba en deuda con ella por haber enseñado a un hombre a obedecer la autoridad de una mujer.
En El Corazón del Imperio descubriremos a una mujer que lidera revueltas callejeras y hace arder el edificio del senado. La primera mujer no mitológica, es decir, de carne y hueso, cuyo rostro aparece en una moneda y la primera en ponerse al frente de ocho legiones.
Las gladiadoras Amazona (Joana Pastrana), Achilia (Erika Sanz) y Aunia (María Granada).
En Roma había gladiadores… Y también gladiadoras. Por algún extraño motivo, hemos olvidado que en los ludus (centros de entrenamiento de gladiadores) se formaban también ellas. Achilia protagonizará una de las batallas más épicas que recuerde "la arena" de Roma. Contrincantes como Aunia o Amazona no se quedaron atrás.
Alba Luna como Heliogábalo.
Heliogábalo ha sido considerado como el peor emperador de Roma. Pero no por sus actos como gobernante, ya que emperadores desastrosos hubo muchos… Heliogábalo quería ser mujer, un delito imperdonable para la mentalidad de la época.
Heliogábalo contrajo matrimonio con dos hombres. En su empeño por cambiar de sexo, pidió a sus doctores que idearan la manera de operar y sustituir su sexo por uno de mujer, por lo que será calificado como el primer "transexual".
Carlona Garrido como Livia Drusila.
Livia es "la perfecta mujer romana", aúna todas las virtudes que una mujer ha de poseer: hermosa, figura maternal, madre y esposa. Con tan solo dieciséis años, Livia ya ha vivido dos partos, dos bodas y un divorcio: será esposa de un emperador (Octavio Augusto), madre de otro (Tiberio) y abuela de un tercero (Claudio).
Sin embargo, Livia guarda un secreto, uno que la Historia jamás perdonará. No dudará en emplear cualquier método para hacer que su descendencia acabe heredando la capa púrpura de emperador, se sospecha de su participación en hasta seis asesinatos.
Inti El Meskine como Cleopatra
La seductora, la prostituta, la hechicera de hombres… La lista de apelativos que colecciona Cleopatra, es casi inabarcable. Esa es la imagen que los historiadores, el cine y la literatura han tatuado en nuestro imaginario.
Sin embargo, nos encontramos frente a una mujer formada en la Biblioteca de Alejandría, que ha estudiado oratoria, política y derecho. Una diplomática y comandante naval capaz de hacerse entender en más de ocho idiomas, autora de varios libros de medicina y de la que, por cierto, tan solo se conocen dos amantes: Julio César y Marco Antonio.
Jennifer Bucovineanu como Virgen Vestal.
No se las puede tocar ni mirar directamente a los ojos, jamás una gota de su sangre puede caer sobre el suelo de la ciudad eterna y su sola presencia libera a cualquier condenado a muerte que se cruce en su camino. Las vírgenes vestales son las figuras femeninas más respetadas y veneradas de Roma.
Dos cosas ha de guardar una vestal: el fuego sagrado del templo de la diosa Vesta y su virginidad. Si el fuego se apaga, será castigada con latigazos. Si pierde la virginidad, sepultada bajo las murallas de Roma.