El otro día, en el trayecto en bus desde el ciber hasta mi casa, capte una conversación de dos ancianitas que despertó mi curiosidad y abrió mi mente. Tales ancianitas hablaban de sus nietos, como es lógico, pero la conversación dio un giro dramático. Una de las mujeres comenzó a hablar de uno de sus programas favoritos: “Mira quien baila” y de lo feliz que le hacia ver a sus famosos preferidos bailar en un escenario (recordemos que este espacio se emite en TVE y por lo tanto es uno de esos llamados “Programas blancos” que tanto agradan a los directivos de la cadena, porque es para toda la familia y no hacen daño a nadie, o por lo menos eso debían creer hasta ahora).
La mujer añadió, y aquí empieza lo dramático del asunto, que muchas noches se dormía viendo el programa y despertaba a altas horas de la madrugada con la tele puesta, con lo que había proporcionado a TVE incontable horas de visión. Esta señora no se percata de que debido a personas como ella, “Mira quien baila” obtiene increíbles registros semanales de audiencia y colabora a que sea uno de los programas mas vistos de los lunes.
TVE se sustenta en pensionistas que viven anclados en los años 60 y siguen viendo el telediario de las 15:00 creyendo que es el único que existe o espectadores pasivos como esta señora y los millones de jubilados que se apalancan cada semana a ver a Anne Igartiburu y se quedan dormidos haciéndonos creer a todos que TVE tiene éxito. Gente como esta, que se queda dormida al frente de la cadena publica hace que otras cadenas no apuesten por buenos productos por miedo al fracaso en la audiencia. Pensadlo bien, miembros de media-vida, alertad a vuestros familiares de que no dejen al abuelo con la tele puesta, podría estar aportando un granito de arena a la destrucción de la programación.
Os dejo con un apunte para la reflexión, si una gripe aviar barriera a los ancianos de nuestro país, la cadena publica moriría por falta de audiencia, o quizás no, ya que el abuelo moriría, pero la tele seguiría enchufada dando “Mira quien baila”.