No se ve ni un segundo a los dos ejércitos elfos combatiendo juntos; los elfos de Lindon defienden un barrizal en lugar de subir a las murallas mágicas cruzando la puerta secreta que por supuesto no muestran.
Todo pasa fuera de escena: el lanzazo de Gil-Galad, la entrada en combate de Elrond, el vínculo emocional de Elrond y su caballo, los arqueros orcos que matan a la chinelfa, la destrucción de las catapultas, ...
Es una máxima del storytelling cinematográfico: debes mostrar las cosas.
Las tomas de batalla son frames de elfos solitarios disparando con cara de humano con orejas puntiagudas y orcos derrumbándose con la flecha que te da y te pone a bailar.