One Piece [Manga]

Si los gigantes de Elbaf consideran a Big Mom algo peor que el coco, el hombre del saco, y en general se puede considerar su enemigo público número 1. que los Mugis le hayan hecho este destrozo, con intento de asesinato - aunque fallido - por el medio no los encumbraría a poco menos que héroes nacionales?

Sí, pero sólo parte de los gigantes aplaudirían a Luffy. La figura de Loki, su actual príncipe y truncado marido de Lola, está claramente destinada a ser antagonista. Loki (que de por sí esta referencia a la mitología nórdica no le augura demasiada bondad) seguramente sea visto como un traidor por haberse querido casar con la hija del demonio, y en el momento en que se nos dice que el sueño de Hajrudin es ser el rey de los gigantes se plantea un claro conflicto con el actual heredero. Y teniendo en cuenta que Hajrudin es de los buenos, Loki tiene que ser de los malos. Un Loki que, dicho sea de paso, comanda el ejército más poderoso del mundo (y a saber cuáles son las lealtades de éste).

Empecemos con lo evidente: sabemos que los Shichibukai originales tenían cada uno una temática animal, y la de Doflamingo es el flamenco. En mi opinión, es bastante probable que este animal fuese un punto de partida en el diseño. Tres son los atributos fundamentales de esta ave: primero, su tensión rectilínea, pues es común verlo posado con gran rigidez sobre una de sus ya de por sí largas y escuálidas patas. Segundo, su plumaje rosa. Y tercero, la sinuosidad de su prolongado cuello y su decadente pico.

A Oda le gusta tomar como referentes a personas reales, y Doflamingo seguramente no sea una excepción. Las plumas rosas del flamenco habrían marcado la elección; tanto Moby en su videoclip Southside como Michel Polnareff son opciones plausibles. Asimismo, estoy seguro de que se aprovechó de que el flamenco es un género musical prominente en España para elegir este país como inspiración, justificando así la inclusión de Don Quijote. Este famoso hidalgo cervantino no aparece en su diseño visual (a menos que se me escape algo), pero es fundamental en el diseño de otros personajes cercanos a Doffy (como se verá más adelante).

Si hay algo que define a Doflamingo como un todo es la angulosidad. Es un personaje afilado que en todo momento connota agresividad y tensión: su fruta, la Ito Ito, le confiere el poder de producir hilos cortantes, su personalidad es extrema y nerviosa (¿recordáis cómo se le hinchan las venas de la frente?) y sus manierismos son marcadamente rígidos (es complicado verlo relajado, pues desde sus andares con las piernas arqueadas, sus sonrisas forzadamente abiertas, sus retorcidos movimientos de dedos... siempre transmite tensión. Es por ello que una de las mejores escenas de esta historia es aquella donde vemos a Doflamingo totalmente relajado, echándose una siesta mientras leía, durante su pasado). Esta rigidez es, precisamente, uno de los rasgos principales del flamenco y la advertimos en su postura de descanso. Al comienzo del párrafo he dicho que a Doflamingo lo define su angulosidad, y quizás os preguntéis a qué me refiero con eso. Veréis, las formas angulosas (es decir, aquellas puntiagudas y con torceduras marcadas) connotan toda una serie de sensaciones estimulares, emociones, percepciones… ligadas a la intensidad, a la tensión, al nerviosismo, a la altura y la delgadez (Doflamingo es un larguirucho, especialmente en sus primeras apariciones), a lo errático… Es por eso que las bolsas de patatas fritas, que pretenden que el consumidor perciba el producto como crujiente, suelen ser amarillas o rojas, pues tanto estos dos colores como la textura crujiente transmiten angulosidad. Lo fundamental de la apariencia de Doflamingo busca realzar esta angulosidad porque es la traducción visual de su personalidad y poderes. Parte de esto viene de sus citados manierismos. En ningún momento busca una postura fluida, suave y tranquila. Sus piernas se arquean, sus dedos se retuercen, su sonrisa se afila… Mirad cómo pelea y la de veces que adopta posturas casi antinaturales por lo tiesas que parecen. Más allá de esto, sus manoletinas (que son el elemento más español por su relación con el toreo) son puntiagudas, su abrigo de plumas no sigue contornos fluidos sino discontinuos (comparadlo con la melena de Smoothie, que busca más la curvatura en consonancia con un diseño que pretende transmitir la redondez y suavidad propias de lo smooth), sus facciones son rectilíneas (fijaos en su mentón) y como colofón es un pelopincho. A nivel de color, destaca su pelo rubio (recordemos que el amarillo era uno de los colores más angulosos, y precisamente el de Doflamingo es bastante brillante, que correlaciona a su vez con mayor angulosidad) y el púrpura/naranja (según antes o después del salto temporal) de su pantalón (ambos con cierta tendencia a lo anguloso).

Katakuri está también diseñado siguiendo esta búsqueda de la angulosidad, pero se orienta hacia otra expresión: la amarga. Mientras Doflamingo es más ácido, Katakuri busca romper con la dulzura de su tripulación apostando por claves amargas. El negro es un color marcadamente amargo, y tanto la amargura como el negro transmiten formas angulosas. De ahí que sea un pelopincho lleno de púas, espuelas y colmillos. Es además muchísimo más sosegado que Doflamingo y no evoca esa tensión nerviosa tan propia del flamenco. En este sentido, el negro y la amargura no sólo son angulosos, sino graves y enteros. Lo más interesante de Katakuri, no obstante, es el juego con su fruta, combinándose así un tipo marcadamente anguloso con un poder extremadamente blandito, suavecito y fluido. Sin embargo, el diseño me parece demasiado conservador y sobrecargado, y por eso no llega a gustarme. Doflamingo es refrescante, y toda esa luz y energía son impropias de un villano. El negro de Katakuri es mucho más esperable, así como el estilo motero (demasiado manido y que palidece ante un tío emplumado de rosa y calzado con manoletinas).

¡Pero ojo! Doflamingo también tiene algo de redondeado, pues el flamenco recoge esta ambivalencia por las curvaturas de su cuello y cabeza. ¿Dónde radica su redondez? En los patrones curvilíneos de su ropa y en sus gafas. Estas gafas, dicho sea de paso, están diseñadas de acuerdo a la forma del cuello y cabeza del flamenco. El caso es que, en mi opinión, Oda consigue un equilibrio interesante entre la angulosidad y la redondez gracias al abrigo de plumas. Aunque he dicho que es anguloso, lo cierto es que guarda cierta tendencia a la redondez. No son pinchos, al fin y al cabo, sino plumas, situándose en tierra de nadie pero funcionando como nexo entre ambas dimensiones visuales. No sólo por sus formas, ojo, sino también por el propio color rosa. El rosa es un color extraño en sus connotaciones. Podemos verlo como marcadamente redondeado porque transmite dulzura y se lo asocia a formas preestablecidas que son redondas (como el corazón y la nube). Que Big Mom sea redonda, rosa y adore los dulces no es una coincidencia. Pero también se lo asocia a melodías agudas (los sonidos agudos se perciben como angulosos) y a ciertas figuras puntiagudas, además de ser un color generalmente luminoso (que son, por norma general, angulosos). Desde mi punto de vista, Oda aprovecha estas ambigüedades, así como las agradables combinaciones entre el rosa y el amarillo, el púrpura y el naranja (de nuevo, advertid cómo Big Mom tiene una paleta de color donde destacan rosa y amarillo, igual que el barón Tamago o Pekoms), para construir un personaje en el que, aun manteniendo cierta redondez, predomina la angulosidad, lo tenso y lo activo, que es lo fundamental en él.

Así, en general, el personaje transmite rigidez, nerviosismo y extremismo, pero bajo esta primera impresión se aprecia una cierta redondez más fluida y relajada. ¿Quién sabe? Quizás Oda buscó este toque de ambivalencia visual como antesala para lo que sería un personaje eminentemente dual. A fin de cuentas, Doflamingo es un tipo que ha vivido el cielo y el infierno, un dios convertido en diablo. Su propio apodo, Yaksha, se refiere a los iaksas, unos demonios de la mitología budista e hinduista caracterizados por su doble personalidad. En fin, reflexiones sin más.