Un as en la manga: Los fagos de Tiflis

Mepiro

Un as en la manga: Los fagos de Tiflis

Es un copy and paste de un artículo de Esther Medina, Doctora en Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid. Pero me parece tan importante divulgarlo que lo voy a dejar inmaculado. Este artículo participa en los Premios Nikola Tesla de divulgación científica.

A Henri Lemaitre le encantaban, ya de pequeño, las alturas por eso decidió dedicarse a montar antenas en los tejados de las casas. Hasta que un día resbaló y se cayó desde una altura de cinco pisos. Aunque sobrevivió milagrosamente al accidente las consecuencias de este le iban a perseguir durante cinco años. En una de sus numerosas operaciones tras el accidente su herida en el pie se infectó con una cepa multiresistente de la bacteria Staphylococcus aureus. Tras numerosos intentos de atajar la infección con todos los antibióticos posibles Henri Lemaitre tuvo que oír de los médicos que la infección era imparable y que habría que amputar el pie. Hasta que el doctor Dublanchet le habló de Tiflis.

En Tiflis, Georgia, se encuentra el Instituto Eliava que bien podría llamarse el museo del bacteriófago. Un lugar que permite hacer un viaje en el tiempo. Un lugar que es un monumento a la microbiología clásica. Un lugar que supone una cura de humildad para nuestra prepotente cultura occidental. Porque los ojos de occidente se giran desde hace algunos años hacia este reducto del saber pidiendo ayuda.

Un poco de historia.

Los bacteriófagos (también llamados fagos) son unos virus especializados en infectar bacterias y que pueden ser virulentos o latentes. Los virulentos tienen un ciclo de vida llamado lítico mientras que los latentes tienen un ciclo de vida llamado lisogénico. Los fagos virulentos utilizan la maquinaria celular de la bacteria para reproducirse y finalmente, rompen la pared de la célula, “matándola”, con el fin de liberar sus propias réplicas y continuar infectando nuevas células bacterianas. Y en esta capacidad para destruir las células bacterianas reside su interés terapéutico.

Los fagos virulentos se empezaron a utilizar a principios del siglo XX como tratamiento contra las infecciones bacterianas. Félix DŽHerelle, del Instituto Pasteur en Paris, fue el primero que los aisló, acuñó el término bacteriófago y vislumbró su uso en el tratamiento de las infecciones bacterianas. En 1919, DŽHerelle y sus colaboradores, elaboraron una preparación de fagos para un niño de 12 años con una disentería aguda. Tras consumir ellos mismos la preparación hasta 100 veces para asegurarse de su inocuidad, se la administraron al enfermo que se repuso poco después.

En los años 30 se produjeron preparaciones de fagos, entre otros, en el Instituto Pasteur e incluso empresas farmacéuticas como Eli Lilly llegaron a comercializarlas.

Giorgi Eliava, tras pasar cinco años al lado de DŽHerelle en Paris, fundó en 1923 un centro de investigación bacteriológica en Tsibili, entonces perteneciente a la Unión Soviética, y hoy a la república independiente de Georgia.

En 1941 empezó a comercializarse la penicilina lo que relegó la terapia con fagos al olvido en el Oeste. Mientras tanto, en la Unión Soviética, aislada del resto del mundo, los fagos se siguieron utilizando de manera rutinaria. Los soldados soviéticos, por ejemplo, siempre llevaban consigo un preparado de fagos del Instituto Eliava para tratar posibles infecciones de cólera, disentería o fiebre tifoidea.

El Instituto Eliava llegó a dar entonces empleo a más de 1000 científicos que producían anualmente cientos de toneladas de fagos. Pero con la desintegración de la Unión Soviética y la independencia de Georgia en el año 1991 empezó el declive del Instituto por falta de medios económicos.

Una segunda juventud.

Ver imágenes de los laboratorios del edificio principal del Instituto Eliava es como retraerse a los primeros tiempos de la historia de la microbiología. Los fermentadores, las incubadoras, los tubos de ensayo, los matraces, todo recuerda al equipamiento de los laboratorios de hace varias décadas.

Sin embargo en estos últimos años el Instituto está viviendo una segunda juventud.

Ante la creciente amenaza de ataques con armas biológicas, el gobierno de EE.UU y la OTAN han dotado de fondos al Instituto para que este retome sus investigaciones sobre el ántrax que tuvieron que abandonar tras la caída de la Unión Soviética por razones de seguridad internacional tal y como explica Daria Vaisman en el artículo Studying anthrax in a Soviet-era lab- with Western financing publicado en el New York Times en 2007.

Pero otro problema mucho más acuciante ha motivado este renacimiento. La aparición de cepas bacterianas multiresistentes que no responden al tratamiento con ninguno de los antibióticos existentes ha hecho que renazca el interés por los enemigos naturales de las bacterias: los bacteriófagos. Y en eso el Instituto Eliava es, pese a su aspecto, el centro puntero a nivel mundial.

En el Instituto Eliava se encierra un tesoro de valor incalculable; una colección inmensa de fagos que se ha ido completando a lo largo de décadas y que sigue enriqueciéndose cada vez que sus científicos identifican una cepa nueva. Desgraciadamente los años de penuria económica que siguieron a la caída de la Unión Soviética y la inestabilidad política en Georgia causaron estragos en la colección. Esta sufrió las consecuencias de la congelación durante las olas de frío en las que el edificio carecía de calefacción, o de las olas de calor cuando el edificio carecía de electricidad y los frigoríficos donde se encontraba la colección no funcionaban.

Los empleados del instituto llegaron, en su desesperación, a intentar rescatar la colección llevándose los tubos a sus propias casas.

Pero su única riqueza no es su inmensa colección sino su saber hacer. Hay que tener presente que ha sido en el Instituto Eliava donde se ha realizado la mayor aportación a nivel mundial en el desarrollo de técnicas para el aislamiento, purificación, identificación y selección de cepas de fagos. Además este lugar encierra ochenta años de experiencia, conocimiento y pericia en la preparación y aplicación de fagos para uso clínico. También han optimizado las preparaciones de fagos según las diferentes vías de administración (tópica, oral, rectal, inhalatoria o intravenosa). Estas preparaciones pueden consistir en una sola cepa de fagos o en una mezcla de varias según las necesidades. Una de sus preparaciones más importantes es la de un fago altamente virulento contra cepas multiresistentes de Staphylococcus aureus con una eficacia de entre el 80 y el 95%. Estas cepas multiresistentes de S. aureus son actualmente responsables de la muerte de miles de personas cada año debido a sepsis e infecciones crónicas, y también de numerosas amputaciones forzosas.

En 2003 los científicos del Instituto Eliava decidieron crear una compañía llamada Phage Therapy Center que fue adquirida posteriormente por una compañía americana llamada Phage International. Esta compañía abrió las puertas de una clínica en Tiflis en el año 2005. En la clínica, una vez que se ha identificado la bacteria causante de la infección en el paciente, se selecciona el fago apropiado en su colección. Si el fago adecuado no se encuentra en su colección, se intenta identificar un nuevo fago que pueda acabar con esa bacteria.

Y entonces surge la pregunta de, si esto puede hacerse en Georgia, ¿por qué no puede hacerse esto mismo en Europa, Estados Unidos o Australia donde las infecciones causadas por cepas bacterianas multiresistentes a antibióticos están acabando cada año con la vida de miles de personas?

Las dudas del resto del mundo.

Pese a los resultados obtenidos en el Instituto Eliava durante décadas todavía reina cierto escepticismo respecto a la utilización de los fagos como tratamiento bactericida. Existen múltiples razones para ello.

Por un lado reina todavía cierta desconfianza respecto a la validez de los resultados obtenidos en la terapia con fagos. Los trabajos realizados en la antigua Unión Soviética no están avalados por publicaciones en revistas internacionales sino que quedaron relegados a publicaciones en ruso sin ningún impacto en el resto del mundo tanto por razones de idioma como políticas. Además estos trabajos nunca han cumplido los estándares de un ensayo clínico tal y como se entiende en el mundo occidental.

Por otro lado existen consideraciones de tipo económico. Las preparaciones de fagos producidas a escala industrial no prometen grandes beneficios a las compañías farmacéuticas ya que no existen muchas perspectivas de patentar con éxito alguna de estas preparaciones.

Por último la aceptación de esta terapia en el mundo occidental necesitaría el visto bueno de las agencias del medicamento competentes, lo que supone una inversión considerable de tiempo y dinero en ensayos clínicos. Este procedimiento debería además repetirse con cada una de las nuevas cepas de fagos que se fueran identificando para cada una de las nuevas cepas de bacterias. Esto supone un sistema contínuo de control que se antoja caro , largo y complicado.

Sin embargo existen compañías que están convencidas de que la inversión a largo plazo será rentable porque se está llegando a un callejón sin salida en el que los fagos no van a ser una opción “exótica” sino una auténtica necesidad. Cada vez aparecen más cepas bacterianas multiresistentes y cada año aumenta el número de víctimas mortales por estas cepas. Mientras tanto no hay perspectivas de nuevos antibióticos en el mercado en los próximos años. En el artículo Trends in antimicrobial drug development: implications for the future publicado en el año 2004 en la revista Clinical Infection Diseases se analizaron los programas de Investigación y Desarrollo de las 15 compañías farmacéuticas que lideran el mercado y se comprobó que solo se estaban desarrollando cinco agentes antibacterianos de los cuales ninguno representaba una clase nueva de antibióticos. No parece que la situación haya mejorado desde entonces con lo cual no hay que contar con nuevos antibióticos en un plazo de tiempo razonable. Los fagos pueden ser por lo tanto la salvación.

El renacimiento de los fagos.

Una serie de empresas de biotecnología en todo el mundo apuesta por el renacimiento de los fagos. Los primeros pasos en el uso de los fagos como arma bactericida ya se han dado en el tratamiento de infecciones alimentarias.

En el año 2006 la Food and Drug Administration (FDA) anunció que había aprobado dos preparaciones de fagos (los productos LMP-102 y Listex P100) contra la bacteria Listeria monocytogenes para su uso en productos cárnicos y lácteos. En el año 2011 se aprobó EcoshieldTM, una preparación de fagos contra la bacteria Escherichia coli O157:H7, también responsable de peligrosas intoxicaciones alimentarias, para su uso en productos cárnicos. También en 2011 se aprobó el uso de Agriphage CMM, una preparación de fagos contra la bacteria Xanthomonas campestris responsable del chancro del tomate.

Además algunas compañías ya han identificado el potencial de mercado que supone la incidencia de cepas de S. aureus multiresistentes. Algunas empresas han desarrollado productos a base de fagos que ya se encuentran en la fase de ensayos clínicos. La estrategia de estas compañías es la de “prevenir mejor que curar” ya que se ha comprobado que la presencia de S. aureus en la cavidad nasal es un factor de riesgo de infecciones con esta bacteria tras una operación. Por ello se está convirtiendo en rutina desarrollar un test preliminar en aquellos pacientes que vayan a someterse a una operación con el fin de detectar la presencia de dicha bacteria en su cavidad nasal. Si este da positivo, entonces se utilizaría un spray nasal a base de fagos para eliminarla y reducir así el riesgo de infección postoperatoria. Este modo de administración (inhalación) requiere menos controles que una vía de administración intravenosa para su visto bueno con lo cual se espera acelerar el proceso de aprobación por las agencias médicas responsables.

Tampoco hay que olvidar que, en ciertos aspectos, los fagos son incluso más ventajosos que los propios antibióticos. Por un lado los fagos son bactericidas mucho más específicos ya que cada tipo de fago solo “mata” una cepa de bacteria. Así que, mientras que los antibióticos tienen un espectro mucho más amplio y destruyen el resto de la flora bacteriana, los fagos no son dañinos para ésta.

Además los fagos, a diferencia de los antibióticos, carecen de efectos secundarios y no desencadenan reacciones alérgicas. Por último los fagos se replican de manera exponencial si encuentran su bacteria diana con lo cual se reduce el número de aplicaciones necesarias. Existe incluso evidencia de que los fagos son capaces de penetrar tejidos poco vascularizados en incluso atravesar la barrera hematoencefálica en el cerebro, cosa que no ocurre con los antibióticos.

De hecho los fagos son especialmente interesantes en determinadas situaciones tal y explica Betty Kutter, catedrática de microbiología y especialista en bacteriófagos, en el artículo My enemy’s enemy is my friend en la revista The Lancet en 2004. La aplicación tópica de fagos en heridas ulceradas es especialmente eficaz porque los fagos infectan las bacterias en la superficie de la herida y van luego reproduciéndose desplazándose más profundamente mientras sigan habiendo bacterias en la herida. Sin embargo, cuando se aplican los antibióticos por vía tópica, la concentración de estos disminuye en profundidad y, si se aplican por vía oral, los antibióticos no tienen ningún efecto porque estas heridas se encuentran normalmente poco vascularizadas.

En el Instituto Eliava, conscientes de las ventajas que presentan los fagos, han diseñado un producto denominado PhagoBioDerm para curar las infecciones bacterianas que se producen en las quemaduras. Se trata de una matriz de polímero embebida en una mezcla de bacteriófagos con actividad lítica frente a Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa, Escherichia coli, Streptococcus y Proteus. Esta matriz se ha utilizado con éxito en el tratamiento de pacientes con quemaduras infectadas por cepas de S. aureus multiresistentes que no respondieron a ningún tratamiento con antibióticos.

El doctor Dublanchet se desplazó a Tiflis para intentar ayudar a Henri Lemaitre. Viajó hasta allí con una muestra de la cepa de S. aureus multiresistente que estaba literalmente devorando el pie de Henri. Durante su estancia de un par días en Tiflis los investigadores del Instituto identificaron un fago en su colección capaz de acabar con la cepa de S. aureus multiresistente responsable de la infección. El doctor Dublanchet introdujo a su vuelta las preparaciones de fagos de contrabando en Francia y se ofreció a aplicárselas a Henri. Tras un par de aplicaciones la herida se curó y se pudo evitar la amputación.

Así que, mientras que en el resto del mundo, los investigadores se pelean sobre la utilidad terapéutica de los fagos, y las compañías farmacéuticas no confían en su rentabilidad, a miles de pacientes desahuciados como Henri, sobre los que planea la amenaza de una amputación o incluso de la muerte, solo les queda Tiflis.

Esto no solo representa una última esperanza para estos pacientes sino también un reconocimiento internacional merecido para aquellos que han conseguido tanto con tan poco.

Fuentes: http://amazings.es/2012/04/06/un-as-en-la-manga-los-fagos-de-tiflis/
http://amazings.es/2012/05/18/marchando-otra-de-fagos/

spoiler

No voy hacer un resumen para vagos, porque el documento está perfectamente explicado y la lectura se hace muy amena. Para los muy vagos os diré que hay unos bichillos que han sido estudiados en Geogia (Rusia) durante muchos años, que se comen a las bacterias y que si las farmacéuticas no lo impiden, serán el futuro de la medicina cuando los antibióticos ya no puedan ayudarnos.

3
T-1000

#1 el problema de uso con fagos es que esos fagos sean capaces de transmitir información genetica de una bacteria a otra , cosa que se denomina Transducción.

2 respuestas
Mepiro

#2 Realmente no soy un experto en el tema, lo sigo porque me parece tremendamente interesante, pero en los fagos virulentos ¿también existe ese problema?

1 respuesta
Kiroushi

El SIDA de las bacterias.

NeV3rKilL

#1 TL : DR

Deberías haver el puto RPV y no decir que no lo vas a hacer. Esto es mv.

Los bichillos de los que hablas son nanorobots? Pq sino no me interesa. :D

1
T-1000

#3 Todos los ciclos víricos pueden pillar una parte del ADN bacteriano y transmitirlo , otra cosa es que se manipule geneticamente esos virus para que durante su ciclo vírico solo coja ADN vírico y no bacteriano.

El ciclo Lisogénico es el más peligrosos ya que puede puede producir Virus con solo ADN bacteriano , mientras en el ciclo lisogénico , todos los virus poseen parte del virus y un trozo de ADN. Eso es debido alas caracteristicas especiale sde cada ciclo.

1 respuesta
Mepiro

#6 Pues yo le veo sólo ventajas (aunque trataré de informarme mejor del problema al que te refieres), si el ataque es mucho más concreto, (sólo atacan a una determinada bacteria y además acaba completamente con ella) y su producción es muchísimo más barata...

En la alimentación y en especial en el ganado puede que sea la única alternativa a barbaridades que se producen actualmente, con el uso indiscriminado de antibióticos.

El auge de los productos a base de fagos.

El pasado mes de Marzo la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria autorizó por primera vez el uso de fagos en los alimentos. Se trata del producto Listex™ P100 para eliminar la bacteria Listeria monocytogenes del pescado crudo.

Esta bacteria es la causante de la listeriosis, una intoxicación alimentaria que puede causar septicemia, con un 30% de mortalidad, y que es especialmente peligrosa durante el embarazo ya que puede provocar abortos incluso a término.

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) en Europa se produjeron 5.500 brotes de intoxicaciones alimentarias que afectaron a 48.964 personas, con 4.356 hospitalizaciones y 46 muertes solo en el 2009.

Además de Listeria sp., otras tres bacterias son responsables de las intoxicaciones alimentarias más frecuentes: Campylobacter sp., Salmonella sp.y Escherichia coli (E. coli).

La campylobacteriosis está a la cabeza con 190.000 casos anuales registrados en la UE. Esta enfermedad se transmite a través de alimentos crudos, y en particular a través de la carne de pollo cruda. En un estudio realizado en el año 2010 por la EFSA se comprobó que la bacteria Campylobacter estaba presente en el 75% de los pollos.

La salmonelosis es a su vez responsable de 100.000 casos anuales en la UE y se transmite sobre todo por la carne de aves de corral cruda y los huevos.

Las cepas de E.coli que producen la toxina Shiga o la verotoxina son especialmente peligrosas ya que son las causantes del Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) que puede provocar complicaciones muy serias e incluso la muerte. Una cepa virulenta de E. coli productora de verotoxina conocida como O104:H4 fue la responsable del brote que se produjo en Alemania y Francia en el 2011 y que causó la muerte a 47 personas.

En el caso que nos ocupa, el uso de fagos para eliminar contaminaciones bacterianas de los alimentos, se trata de que los fagos infecten estas bacterias y acaben con ellas, de modo que los fagos que se utilicen han de ser líticos.

Una de las causas del auge de estos productos es la aparición de resistencias bacterianas a los antibióticos tradicionales. El uso de antibióticos en el ganado y en aves de corral comenzó en los años cuarenta en EE. UU. y en Europa. En EE. UU. se aprobó el uso de al menos 17 antibióticos destinados al consumo humano para su uso en animales.

En Europa se autorizó el uso de todos los antibióticos aprobados para uso humano también para su empleo en animales. Los antibióticos se han utilizado desde entonces en animales tanto con fines terapéuticos (cuando los animales enferman) como con fines profilácticos (para evitar que los animales enfermen). Pero quizás lo más grave es que se han estado utilizando como complemento alimenticio para mejorar el crecimiento de los animales. En efecto, desde que se comprobó que al añadir los antibióticos en los alimentos se mejoraba y aceleraba el desarrollo de los animales, estos empezaron a utilizarse de manera rutinaria como complemento alimenticio, normalmente en dosis inferiores a las terapéuticas y sin prescripción veterinaria.

Se ha estimado que la cantidad de antibióticos utilizados en el ganado con fines no terapéuticos supera con creces la cantidad utilizada en humanos.

Entre el 60% y el 80% de los antibióticos que se producen en EE. UU. se utilizan en animales con fines no terapéuticos.

Este uso indiscriminado es una de las causas principales de la aparición de cepas bacterianas resistentes a antibióticos utilizados también en humanos como son las tetraciclinas, los macrólidos y las fluoroquinolonas. Tanto la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria como el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) han dado la voz de alarma ante el aumento de cepas de Campylobacter sp y Salmonella sp resistentes a la ciprofloxacina, uno de los antibiótico más utilizados en humanos.

El uso de los fagos se plantea como una alternativa al uso de lo antibióticos. Los fagos son capaces de infectar más de 150 géneros diferentes de bacterias y se encuentran en cualquier hábitat. Se ha estimado que existen diez fagos por cada célula bacteriana y de hecho la población mundial de fagos ascendería a 1031 partículas, lo que los convertiría en el organismo más abundante de la tierra. En el mar se han medido concentraciones de 107 a 108 partículas de fagos por mililitro. Además los fagos tienen la capacidad de, en caso de no encontrar bacterias a las que infectar, mantenerse durante décadas en un estado de latencia.

Las ventajas de los fagos frente a los antibióticos son numerosas pero sin lugar a dudas la más importante es su especificidad que les permite acabar con una determinada bacteria sin dañar al resto de la población bacteriana. Esto es de vital importancia en el caso de lo alimentos probióticos ya que éstos contienen bacterias vivas.

Además otra ventaja es que los fagos, a diferencia de los tratamientos químicos o físicos a los que se somete a los alimentos, no alteran las propiedades organolépticas de los alimentos (sabor, estructura, color y olor).

Los fagos podrían utilizarse para combatir contaminaciones bacterianas en varios puntos de la cadena alimentaria:

1. En los animales para prevenir enfermedades o combatirlas;

2. En el material alimentario; en los canales (canal: res muerta y abierta, sin las tripas y demás despojos) y otros productos crudos, así como en el equipamiento y superficies de contacto con el fin de reducir la carga bacteriana (hay que puntualizar que la contaminación de los productos cárnicos se produce como resultado de la contaminación cruzada que se produce en el matadero a partir de los canales y heces de los animales infectados).

3. En los alimentos como conservantes naturales para prolongar la vida útil de éstos.

Uso de fagos en los animales productores de alimentos.

En lo que respecta al uso de fagos en los animales se han llevado a cabo experimentos en los que se inocularon pollos con Campylobacter coli o Campylobacter jejuni y tres días después del inóculo se les administró una mezcla compuesta por tres cepas de fagos contra Campylobacter en la comida.

Se tomaron muestras de las heces durante una semana y se comprobó que el número de bacterias disminuía en las heces de los pollos. Pero lo más interesante es que número de bacterias disminuyó al principio del experimento y se mantuvo bajo, demostrando que los fagos que ingirieron los pollos eran capaces de replicarse manteniendo las poblaciones de Campylobacter bajo control.

Se han realizado también experimentos de este tipo en cerdos inoculados con Salmonella enterica obteniéndose resultados similares. En un experimento llevado a cabo en pollos con colibacilosis (una infección provocada por Escherichia coli) se comprobó que tratando los pollos con un aerosol que contenía una mezcla de dos fagos, se reducía la mortalidad de un 48% a un 7%.

En este caso la manera más rentable y eficaz de «aplicar» los fagos sería a través de la comida que ingieren los animales. En este sentido se está investigando como protegerlos del pH ácido del estómago que ha demostrado ser una barrera que inactiva gran número de fagos. Este problema se puede resolver con la administración conjunta de un antiácido o con la encapsulación de los fagos en microesferas.

La compañía coreana Cheiljedang Corporation ha desarrollado un producto llamado BIOTECTOR® que contiene fagos contra Salmonella gallinarum y Salmonella pullorum y que está destinado al consumo animal.

Uso de fagos en la superficie de los animales y de los materiales.[/b]

Varios estudios han demostrado que se puede reducir la población bacteriana en los canales de los animales. En el caso de pollos cuya superficie se infectó artificialmente con Salmonella enteritidis se demostró que el uso de fagos reduce notablemente la carga bacteriana. Esto mismo se ha comprobado en el caso de canales de vacuno infectados artificialmente con Escherichia coli O157.

Los «biofilms» son la acumulación de células microbianas junto con los productos que ellas mismas secretan en una superficie inerte. Los productos secretados incluyen exopolisacáridos y varias proteínas. Todas las superficies y utensilios en hospitales, mataderos, plantas de alimentación, etc., son potencialmente superficies en las que se pueden formar estos «biofilms». La eliminación de éstos representa un problema enorme; las bacterias embebidas en la matriz del «biofilm» son menos accesibles a los antibióticos con lo cual su eliminación total es prácticamente imposible. Sin embargo existen algunos fagos que poseen enzimas que degradan estos polisacáridos lo que les permite introducirse en la matriz, entrar en contacto con las bacterias y acabar con ellas.

En un experimento con un «biofilm» formado por Pseudomonas fluorescens se observó una disminución del 85% de la masa del «biofilm» tras el tratamiento con el fago FS1. También se observó la reducción de un «biofilm» de S. epidermis tras un tratamiento con el fago K, y en el caso de un «biofilm» de E. coli el tratamiento con el fago T7 resultó en una disminución del 99% de la masa.

[bar]Uso de fagos en los alimentos.

Respecto al uso de fagos en los alimentos se ha demostrado que un tratamiento con fagos es capaz de eliminar la contaminación de Listeria monocytes en el queso fresco. Otro estudio del año 2009 demostró que el tratamiento con fagos eliminaba la contaminación de Listeria en los perritos calientes y que los fagos seguían activos en la superficie del perrito tras seis días a 6oC.

Por otro lado se ha demostrado la eficacia del fago P100 (componente del producto Listex™ P100 aprobado recientemente por la AESA) para eliminar L. monocytes en los filetes de salmón crudo. Pero quizás lo más interesante es que se ha demostrado que es capaz de hacerlo incluso a 4oC ya que L. monocytes sigue metabólicamente activa a esa temperatura.

Pero no solo se ha ensayado con alimentos provenientes de animales; experimentos llevados a cabo con tomates, espinacas y broccoli contaminados previamente con E.coli O157:H7 han demostrado que el tratamiento con una mezcla de tres fagos elimina prácticamente la totalidad de la contaminación.

Estos son algunos ejemplos pero la lista de alimentos y bacteriófagos que se han ensayado es muchísimo más larga. Una tabla recopilatoria muy exhaustiva puede consultarse en esta excelente revisión sobre el tema.

Aunque de momento el Listex™ P100 es el único producto a base de fagos autorizado en la UE, en EE. UU. varios productos de este tipo cuentan hace tiempo con la autorización de la Food and Drug Administration (FDA).

La empresa Intralytix comercializa en EE. UU. los productos llamados Listshield y Ecoshield. El Listshield consiste en una mezcla de seis cepas diferentes de fagos que reduce los niveles de contaminación de Listeria monocytogenes en diferentes alimentos en hasta un 99%. El Ecoshield consiste en una mezcla de tres cepas diferentes de fagos especialmente efectiva en la carne picada contaminada con Escherichia coli O157:H7.

Por ultimo hay que señalar que, aunque menos desarrollado, el uso de fagos también se está planteando para la acuicultura, en la que se ha comprobado que los fagos son eficaces para combatir contaminaciones bacterianas tanto si se administran junto con el alimento como si se administran en el agua de los tanques.

Tampoco hay que olvidar el uso de fagos en el sector agroalimentario tanto en la prevención como en el tratamiento de enfermedades causadas por bacterias en plantas.

La compañía Omnilytics, comercializa en EE. UU. el producto Agriphage que es mucho más eficaz que el cobre en el control de las enfermedades de las plantas provocadas por Xanthomonas campestris y Pseudomonas syringae.

Las perspectivas del uso de los fagos.

El uso de fagos en los alimentos presenta todavía algunos problemas. Por un lado está el problema de la temperatura ya que la mayoría de los productos crudos se almacenan o bien congelados (-20oC) o bien refrigerados (4oC). Los estudios llevados a cabo han demostrado que, aunque los fagos son capaces de resistir bajas temperaturas, muchos fagos no son capaces de replicarse a bajas temperaturas porque las bacterias no están metabólicamente activas, un requisito imprescindible para el ciclo de replicación de los fagos. Sin embargo, aunque estos fagos no sean capaces de replicarse a esas temperaturas, se supone que cuando alcancen el intestino humano, las bacterias incrementarán su actividad metabólica, y estos fagos podrían entonces infectar y lisar las bacterias patógenas.

Por otro lado se plantea el problema de la proporción dosis de fago:carga bacteriana ya que se ha comprobado que en ciertos casos solo se elimina la contaminación si la dosis de fagos es muy elevada respecto a la carga bacteriana. Por último se encuentra el problema del pH de algunos alimentos que no es propicio para los fagos.

Se está trabajando teniendo en cuenta todos estos parámetros para seleccionar aquellas cepas de fagos que sean capaces de actuar en las condiciones particulares de cada alimento.

Pero pese a los prometedores resultados científicos y la viabilidad económica de los fagos no hay que olvidar que la aceptación pública puede ser un obstáculo muy serio a la hora de introducir los fagos en la alimentación. Probablemente los consumidores no acogerán encantados el consumo de alimentos con virus vivos. Habría pues que insistir en su inocuidad en humanos y en sus ventajas respecto al uso de antibióticos. Los fagos no solamente no infectan células eucarióticas como las humanas, sino que además solo infectan determinadas bacterias, dejando intacta, por ejemplo, la flora intestinal.

Habría además que insistir en que algunas vacunas que se administran son virus vivos, intentando así hacer comprender a la población que el uso de los virus no es necesariamente nocivo. Tampoco estaría de más recordar que se han encontrado fagos en el agua y en la comida lo cual quiere decir que los ingerimos todos los días, aunque sea sin saberlo, y sin que nos planteen complicaciones. De hecho se ha comprobado que los fagos forman parte de nuestra flora intestinal, al igual que las bacterias. Su uso durante décadas en países del Este sin que se hayan detectado efectos nocivos, avala su inocuidad. Además en el año 2005 se llevó a cabo un estudio doble ciego en el que un grupo estuvo ingiriendo el fago T4 sin que se observara ningún efecto secundario, lo que confirma su inocuidad.

Recordemos además que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria ha autorizado el uso de Listex™ P100 porque se han realizado las pruebas pertinentes y se ha demostrado que no representa ningún peligro para el consumidor.

Es más, para el que a estas alturas todavía no esté convencido la compañía intralytix deja constancia en su página web de las virtudes de sus productos a base de fagos entre las que destacan y cito textualmente: «ListShield™ is all natural, non-GM (genetically-modified)» (en esto por lo menos nos ahorramos alguna que otra discusión) y «ListShield™ is a Star K-certified kosher, IFANCA-certified halal, and OMRI listed organic product» (los fagos son kosher y halal, oiga).

Así que, lo dicho, ¡marchando una de fagos para los señores !

Zerokkk

Tardábais en hacer la broma.

PD: Me parece interesante esto de los bacteriófagos, realmente no sabía que existiera esto, pero me parece un buen método de cura en casos extremos. Aunque como dice T-1000, si eso puede provocar que la bacteria esparza su material genético e infecte otras, desde luego que habría que usarlos con cabeza.

Muy buen post, a ver si le echo un vistazo grande a vuestros posts y entiendo un poco mejor cómo funciona esto, y sus implicaciones.

2 1 respuesta
A-tuin

#8 No provoca que la bacteria "infecte" a otras, las bacterias no entran en las células, esos son los virus (como éstos bacteriófagos, que sólo atacan bacterias)

El problema al que se refiere T-1000, si no estoy equivocado, es que pueden hacer que las bacterias "evolucionen" más rápidamente, ya que pueden (aunque no pase siempre) transportar material genético de una bacteria a otra, aunque sea de forma no intencionada.

Esto como ha dicho T-1000 se conoce como transducción, y es que de hecho junto a la conjugación (que sería lo más similar al sexo que tienen las bacterias) y a la transformación, es el principal medio que tienen las bacterias para transferir su material genético y continuar con la especie.

B

Los fagos son la leche, yo he trabajado con ellos y lo arrasan todo como el fago que seleccionas lo pongas con una bacteria sensible al fago. Siempre me recordaron al módulo lunar del apollo

sagha

#1 LOL, dice para los vagos no hago resumen y el hace un puto copy&paste....

Gl for you

Mepiro

#2 Seguramente te interese esta noticia también.

Desvelada la estructura de una proteína por la que los bacteriófagos se anclan a las bacterias

Analizando con precisión la estructura de las fibras mediante las que el bacteriófago T7 se une a las bacterias, Carmela García Doval y Mark van Raaij han comprobado que están formadas por tres unidades de una misma proteína. Mediante cristalografía de rayos X han determinado la existencia de un área justo antes de la zona que se une a las bacterias que dota a estas fibras de flexibilidad. Una flexibilidad que parece ser importante a la hora de que el virus se ancle correctamente sobre la pared bacteriana.

Gracias a la alta resolución de los datos obtenidos, han podido localizar con precisión las zonas concretas a través de las cuales se produce la unión entre el fago y la bacteria. Estos datos corroboran lo que venían indicando estudios previos de los aminoácidos que forman estas proteínas. Ahora, en su laboratorio del CNB, el grupo de van Raaij pretende generar bacteriófagos que contengan mutaciones aleatorias en las zonas que determinan su unión a las bacterias.

http://www.cnb.csic.es/index.php/es/informacion-cientifica/noticias/444-estructura-bacteriofagos-anclan-bacterias.html

1 1 respuesta
T-1000

#12 muy interesante +1

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