Cinco cuestiones para explicar la curación de la leucemia empleando el virus VIH
La semana pasada pudimos leer en varios medios de comunicación que una niña de 7 años, llamada Emma Whitehead, se había curado de una leucemia gracias a terapia que implicó el uso del virus VIH modificado genéticamente. Realmente lo que se llevó a cabo fue una técnica compleja y experimental, y explicarla requiere ir paso a paso.
- ¿Qué enfermedad padecía Emma?
Padecía una leucemia linfoblástica aguda (LLA). Este tipo de leucemia, que suele darse preferentemente en edad infantil, se debe a que la médula ósea empieza a fabricar grandes cantidades de glóbulos blancos (sobre todo células B, aunque en raras ocasiones también células T) inmaduros que inundan el torrente sanguíneo, los órganos hematopoyéticos, y al final todo el cuerpo. Estas células no son funcionales, invaden los tejidos y hacen que éstos pierdan su correcta función. Sin tratamiento, este tipo de leucemia es mortal.
- ¿Por qué se optó por una terapia experimental?
La LLA es una enfermedad muy grave. Tal como nos explica Shiddhartha Mukherjee en su estupenda obra “El emperador de todos los males”, que trata sobre la historia del cáncer, la LLA tenía una tasa de supervivencia igual a cero. Eso hasta hace 4 décadas, cuando empezaron a desarrollarse sustancias quiomioterápicas (con eficiencias del 20%-75%) y más recientemente, trasplantes de células madre. En muchos casos la quimioterapia no funciona, dejando a los médicos sin ninguna herramienta para frenar el avance de la enfermedad. Ante eso sólo cabe la resignación o probar terapias que están todavía en fase de experimentación. En esta ocasión se optó por esta segunda vía.
- ¿En qué consiste esta terapia experimental?
La verdad es que la técnica es muy compleja y poco intuitiva. Iré por pasos y os dejo referencias por si alguien está interesado en estudiarla a fondo. También trataré de ser didáctico, espero que eso no implique pérdida de rigor científico.
En la LLA que se ha tratado en este caso, hay un exceso de células B (un tipo de glóbulo blanco) inmaduras. Las células B (tanto las maduras como las inmaduras) expresan en su superficie una proteína llamada CD19, que es específica de este tipo de células. La idea de la terapia es mandar una señal al sistema inmune para que todas las células portadoras de CD19 mueran.
¿Cómo se hace eso? Una estrategia que se le ha ocurrido al grupo de Carl June, de la universidad de Pennsylvania, es obligar a que las células T (otro tipo de glóbulo blanco) presenten un anti-CD19, de forma que el reconocimiento ante ambas convierta a las células portadoras de CD19 en una diana a ser destruida. Por así decirlo las células T señalan a todos los elementos del sistema inmune aquello que tienen que destruir. En este caso señalan directamente a las células B.
¿Y cómo se obliga a que las células T presenten en superficie un anti-CD19? Modificando genéticamente un grupo de células T e introduciéndolas en el torrente sanguíneo del paciente. Para la modificación génica se ha empleado un variante del virus VIH, al que por un lado se le han eliminado los genes responsables de la destrucción de las células T y por otro se le ha introducido información genética que codifica la proteína anti-CD19. Así estos virus modificados infectan las células T, pero no las matan, pero integran su información genética en el cromosoma de la célula huésped. Entre esa información se encuentra la que codifica anti-CD19, que es sintetizado y colocado en la membrana de la célula T, preparado para localizar todo el CD19 que pueda. El uso del virus VIH en terapia génica es algo que se viene realizando desde hace unos años tal y como os comenté en este artículo. Las células T modificadas son introducidas en el torrente sanguíneo (o la médula), proliferan y disparan la señal para el ataque contra las células B y sus precursoras en los órganos hematopoyéticos.
- ¿Es efectiva esta técnica?
En el caso de Emma ha funcionado. Se ha probado con otros pacientes, 3 de ellos se curaron, aunque uno de ellos recayó a los 2 años. En otros 2 pacientes no funcionó. La técnica todavía es experimental y puede ser catalogada de “no lo pruebe en su casa”. No está exenta de efectos secundarios y todavía no ha pasado el tiempo suficiente para comprobar si hay otros efectos aún no detectados.
El tratamiento que ha seguido Emma fue publicado por el grupo de C. June en la revista New England Journal of Medicine (Porter y col., 2011; artículo que recomiendo a quienes quieran conocer más detalles metodológicos). En dicho artículo se comenta que el tratamiento empieza a ser efectivo a partir del día 14, cuando se produce una fuerte subida de la temperatura y temblores continuos. El cuerpo asiste a una batalla interna de su sistema inmune. Superada esa fase se puede observar una drástica eliminación de las células B, y la desaparición de las células tumorales, con la mejora del paciente.
Un efecto que aún no se ha evaluado del todo es la pérdida de las células B. Estos glóbulos blancos desaparecen, y durante largas etapas (meses o años) no estarán presentes, con los problemas inmunitarios que eso pueda suponer. Se han evaluado los efectos secundarios que supone esa pérdida durante fases cortas de tiempo, por ejemplo tras un tratamiento de quimioterapia, pero no se conoce el efecto de un déficit tan alargado en el tiempo.
Es por ello importante reseñar que esto es una terapia experimental, que aún está en fase de mejora, y que sólo es aplicable a pacientes a los que ya no les queda otra alternativa. Alguno de ellos, como es el caso de Emma, se le ha abierto la posibilidad de vivir un poco más, aún no sabemos cuánto, pero seguro que agradece ese tiempo extra con el que se ha encontrado. Tampoco es baladí remarcar que el trabajo experimental se ha gestado por investigadores de una universidad pública.
- ¿Pero cómo se puede modificar el VIH si nunca ha sido aislado ni fotografiado?
Es inevitable comentar algo acerca del VIH para que alguien salte y te diga que no existe. No quiero extenderme en algo que a lo que ya he dedicado mucho tiempo. Solamente indicar que el VIH ha sido aislado en repetidas ocasiones en muchísimos laboratorios de todo planeta, su biología molecular ha sido estudiada a fondo, se ha fotografiado, y se ha modificado genéticamente para fabricar herramientas de terapia génica, tal y como más arriba mostré.
Referencias:
La técnica terapéutica:: Porter, D.L. y col. (2011) Chimeric antigen receptor-modified T cell in chronic lymphoid leukemia. N. Engl. J. Med. 365:725-733.
La modificación de las células T: Milone, MC y col. (2009) Chimeric receptors containing CD137 signal transduction domains mediate enhanced survival of T cells and increased antileukemic efficacy in vivo. Mol. Therapy 17:1453-1464.
La técnica es tan jodidamente nueva y prometedora que no me salen las palabras para hacer un comentario adecuado con el tema xD , Simplemente acojonante. Eso si de nuevo se demuestra que los virus y bacterias patógenas pueden tener una función fundamental en curación de otras enfermedades patógenas como no patógenas