En los últimos años, se han presentado varios diseños y prototipos de capa de invisibilidad, pero con bastantes limitaciones, incluyendo que el tamaño del objeto a ocultar debía ser minúsculo, casi microscópico, o que el efecto de invisibilidad se conseguía solo en bandas muy estrechas del espectro electromagnético, no necesariamente en la de la luz visible, o solo para un color de esta. Un avance notable se ha producido ahora con la invención de una lente de invisibilidad (compuesta en realidad por cuatro lentes separadas) que puede ocultar en la banda de la luz visible objetos tan grandes como el tamaño con que se fabrique la lente compuesta. El prototipo de pruebas puede por ejemplo volver invisible un sector considerable de una mano a medida que esta pasa por detrás de la lente.
Por otra parte, este ingenioso logro del equipo de John C. Howell y Joseph S. Choi, de la Universidad de Rochester en el estado de Nueva York, Estados Unidos, no solo resuelve algunas de las limitaciones de dispositivos previos, sino que además utiliza, en una configuración novedosa, materiales baratos y fáciles de obtener.
Howell y Choi desarrollaron una combinación de cuatro lentes, hechas con materiales normales, que mantiene al objeto oculto cuando se mira desde la dirección de visualización óptima, e incluso aunque el observador se desplace a una perspectiva visual desviada de la óptima en unos cuantos grados.
Muchos diseños anteriores de capas de invisibilidad funcionan bien cuando miramos hacia el objeto desde la dirección óptima, pero si miramos desde una perspectiva visual ligeramente distinta, el objeto se hace visible. Otros de estos dispositivos previos de ocultación pueden causar también que aquello que esté detrás del objeto invisible (el fondo) se desplace de forma drástica, lo cual, aunque el objeto siga siendo invisible, deja claro para cualquier observador que allí ocurre algo raro, de manera que difícilmente esta clase de invisibilidad serviría para esconder algo sin que nadie se diera cuenta.
Para poder volver invisible un objeto y además dejar intacto el aspecto de todo lo que tenga detrás, los investigadores buscaron una acertada combinación entre tipos muy concretos de lentes, cada una con la intensidad precisa en la clase de distorsión óptica que ejerce, así como las distancias exactas para separar las cuatro lentes que integran la lente compuesta.
Es factible fabricar en tamaños mayores esta lente de invisibilidad. El único límite de tamaño máximo es el mismo al que se enfrenta cualquier otra lente. Esto significa que es viable hacer invisibles objetos bastantes grandes.
Las aplicaciones potenciales de esta lente de invisibilidad son innumerables, y van mucho más allá de los usos obvios en el campo del espionaje.
Por ejemplo, los cirujanos durante una intervención quirúrgica a menudo desearían ver parcelas de tejido que inevitablemente su mano tapa al operar. Interponiendo la lente entre sus ojos y sus manos, estas se volverían invisibles y podrían operar y al mismo tiempo ver a través de sus manos.
Otra aplicación práctica sería para los camioneros. La visibilidad desde la cabina de un camión ha sido tradicionalmente bastante peor que la que se disfruta desde la cabina de un automóvil. Instalando varias lentes de invisibilidad en los puntos adecuados, los camioneros podrían ver a través de algunos tramos de la cabina del camión, eludiendo así los puntos ciegos de esta.