Nos movemos en un margen entre la moral y el dinero, que no suelen ir muy de la mano precisamente; los cómics de los que beben las películas fueron creados y publicados en otros contextos, y por tanto al menos los primeros hay que ponerlos en cuarentena si los vamos a criticar; entonces nos quedan las ADAPTACIONES que sí deberían responder a los conflictos contemporáneos. Realmente con el re-impulso feminista actual es normal que una recopilación de las dos últimas décadas (cuando no nos vamos más atrás) evidencie esterotipos muy desafortunados, precisamente ellos son parte de la motivación feminista.
Pero todos sabemos que, como empresa, el fin último de la industria es ganar dinero, y con esa motivación se apuesta a lo seguro, que es lo que funciona, y eso implica necesariamente ir un paso por detrás de los tiempos. Es cierto que el cine es parte integrante de los círculos creativos y de librepensamiento, y por tanto moralmente tiene la responsabilidad de ir abriendo caminos y explorar las nuevas visiones del mundo que estamos creando; es más, siendo conscientes de la importancia que tiene en la construcción, estandarización y consolidación de valores en las generaciones más jóvenes, el cine debería ser muy sensible al rumbo de las sociedades (como ha sido siempre, vamos), pero veo razonable que sea prácticamente imposible desligarlo de la dependencia que supone la primera frase de este párrafo.
Algunos de los datos (mejor dicho, su uso para dar pie a argumentos profeministas) que aparecen en #1 están muy cogidos por los pelos por el escaso margen que hay, pero con otros es innegable que los estereotipos existen, que son preocupantes, que van en la misma dirección y que no está de más exponer las miserias de la industria una vez más. No me parece mal partir de "mira, esto es lo que hay hasta la fecha", aunque quien más quien menos tiene cierto sentido analítico para darse cuenta (¿verdad?), está bien como base, de cara a ir corrigiendo con el tiempo estas perversiones, pero lo dicho, sabemos lo que ha sido el pasado, el cual se queda atrás muy pronto.
Por supuesto hay muchas luchas simultáneas (de género, raciales, políticas, sociales, etc) y no podemos pretender que todas se vean permanentemente reflejadas en el producto de una industria que aplica mil filtros en el proceso creativo y de construcción de cada largometraje, lo cual termina por generar producciones más sólidas pero probablemente menos atrevidas y revolucionarias (una vez más, se trata de ganar dinero, no de ir dando lecciones de moral al mundo). Recordemos que como tantas cosas esto funciona como enanos subiéndose a hombros de gigantes, y esto va a ir poco a poco. Igualmente gracias por compartirlo