Leía esta mañana en la versión cutre (más) y escrita de los informativos de Antena 3 que las salas de cine han perdido en 2007 un 24% de público con respecto al año anterior.
Achacan este descenso, principalmente a que la gente no va al cine porque cada vez hay menos salas, y esto es debido a que vemos más cine norteamericano que nacional.
Yo no estoy de acuerdo en absoluto, para variar, con lo que dice este periódico. Bien es cierto que es real que antes iba al cine más que ahora… vale. Pero es que las cosas han cambiado tanto de un tiempo a esta parte que yo, la verdad, prefiero no ir y usar mi dinero, o no, en otras cosas.
No voy al cine porque vale 5,50€ una entrada en una sesión normal, fuera de horarios zombies (”golfo” suena mejor, pero es lo mismo), y eso son casi mil pelas de las antes. Ahora con la ley no escrita de 100 pesetas = 100 céntimos, lo que costaba 550 pesetas, 3 euros y pico, ahora son 550 céntimos, novecientas pesetas. Por esa regla de tres, cuando yo cobraba 100.000 pesetas de sueldo, ahora debería cobrar 1.000 euros, pero sigo cobrando 600.
No voy al cine porque además de precios abusivos, me machacan con más de veinte minutos de publicidad… a la hora de la película. Es decir, me citan a las 21,30 porque a esa hora empieza la película, pero no, lo que empiezan son los anuncios de Vodafone, Urende, sala de fiestas pepito, muebles nosequién, discoteca-pub antonio, Vodafone otra vez, Movistar, Cocacola, pisos en nosedónde, adosados en nosedónde, más pisos en nosedónde y así durante veinte minutazos, con lo que la película empieza a las diez menos diez… como pronto. Antes te ponían los trailers de los próximos estrenos los diez o quince minutos antes de la hora, para que el que llegase pronto, se entretuviera con ello. Ahora no.
No voy al cine porque pagando 900 pesetas me encuentro una sala en lamentables estados de higiene, donde a cada paso me suenan las suelas de las zapatillas porque todo el suelo está pringoso de cocacola, por no decir que no se limpia ni entre sesiones, con lo que yo me tengo que sentar en una butaca llena de palomitas del cerdo o cerda que estuviera en la sesión anterior, y del cerdo o cerda del gerente de los cines que no ordenan adecentar la sala para los siguientes clientes.
No voy al cine porque la gente no tiene respeto ni educación por los demás. Es complicado hoy día ir a cualquier sesión y no encontrarte con el típico grupo de gilipollas con las risitas y expertos críticos de cine que comentan, por supuesto en voz alta, cualquier secuencia o frase con algún comentario “ingenioso”. Por no hablar de los cerdos que comentaba antes, que se creen que están en su puñetera casa y se descalzan tranquilamente mientras engullen todo tipo de mierdas tipo palomitas, gominolas, patatas fritas, chocolatinas y similares. Yo pienso que, como mucho, una bebida o un caramelo para que no se te seque la garganta… y a comer a tu puta casa o al bar. Al cine se viene a ver la película.
No voy al cine porque, esto es algo personal, el aire acondicionado en enero es absurdo; y tener una sala con pocas personas con una refrigeración al máximo en pleno invierno quitan las ganas de ir.
No voy al cine porque creo que el doblaje es algo que cada vez está más desfasado, más manido y más falto de savia nueva. Desde que me he acostumbrado a ver películas y series en versión original con subtítulos en español, cada vez me chirrían más los oídos con el doblaje nacional. Por favor, o abandonan esta tradición franquista con origen en la censura, o renuevan el plantel de actores de doblaje, que para que haya caras famosas poniendo voces a los actores de la pantalla valemos todos. ¿O acaso cuando escuchamos una canción de Coldplay, Los Beatles o los Rolling Stones tenemos que tragarnos la versión de un cantante español cantando la versión traducida? Por favor… que hay muchísima gente buena dejándose el dinero en academias para aprender el arte del doblaje como para que los que estén lo hagan mal, o para que venga el famosete de turno a poner su voz al personajito de pantalla cada vez que les de la gana.
No voy al cine porque desde que se inventó, la tecnología sigue siendo prácticamente la misma. Vale, que las pantallas son mejores, que existe el surround DTS con dolby talicual, sí, pero la suciedad en la proyección no la quita nadie y la imagen sigue sin ser todo lo nítida que podría. En mi casa con una tele de 52 pulgadas, un sistema de sonido 5.1 y un reproductor Blu-Ray tengo una calidad infinitamente superior a la de cualquier sala de cine, y sin ningún inconveniente de los anteriormente comentados.
Y no voy al cine, y en esto coincido con el periódico, porque la calidad de las películas en cartelera es prácticamente nula, especialmente las norteamericanas, porque vale que 9 de cada 10 películas en cartel sean de Hollywood, pero es que para una española que hay, es una auténtica mierda almodovaresca. Hay excepciones, claro está, pero son pocas… muy pocas películas que siendo de aquí (España, porque europeas ponen muy pocas) o de allí, son dignas de verse en un cine hoy en día.
Por eso no voy al cine… tanto como quisiera.
(http://takeshy.wordpress.com/2008/01/17/%c2%bfpor-que-no-voy-al-cine/)
Interesante reflexión: ¿estáis de acuerdo?