En Junio de 2005 tuvo lugar en la provincia de Kunnar, Afganistan, la operación Red Wing. La operación, tenia como objetivo la localización y supresión (captura o eliminación física) de lideres de la guerrilla talibán con especial hincapié en Ahmad Sha, que se creía del circulo cercano a Osama Bin Laden; incluso no se descartaba la posible presencia en la zona del Mullah Omar o el mismísimo Osama. Para esta misión, un equipo del Seal Team 10 fue depositado cerca de la frontera con Pakistan en la zona de Asamabad, en la noche del 27 de junio. Un grupo de cuatro hombres al mando del Teniente Michael P. Murphy y los tres Oficiales de 2ª Marcus Luttrell, Matthew G. Axelson y Danny P. Dietz con el objetivo de reconocer el terreno y localizar objetivos para el grueso del ejercito estadounidense y afgano.
El dia 28, se toparon accidentalmente con un hombre y un chico; como buenos militares, los Seal no hiceron gesto alguno, incluso Luttrell regalo una tableta energética al joven; empezó un debate sobre que hacer; uno de los Seal abogo por eliminarlos, otro por dejarles, otro se abstuvo; finalmente optaron por dejarles marchar. Era la 13:20 cuando, una treintena aproximada de hombres armados se acercaron a los Seal; los dos afganos los habían delatado. Pronto empezó un intercambio de disparo sobre los cuatro Seals haciendo uso de armas ligeras, lanzagranadas RPG y morteros. Al abrigo de las montañas, la radio no funcionaba como es debido, por lo que el Lt. Murphy salió del abrigo de las rocas a una posición abierta para solicitar ayuda y dar su posición; en esta acción, fue herido de gravedad en el estomago y en la espalda; pero la llamada había sido echa; antes de caer herido había gritado “Mis chicos están muriendo”; un Predator llego a la zona, retransmitiendo la situación; los cuatro Seal habían establecido un perímetro de defensa de 360º, defendiéndose de fuerzas hostiles; estas fuerzas enemigas estaban demasiado cerca para poder permitir lanzar un ataque aéreo con garantías de seguridad para los militares americanos, la noche se echaba encima y un frente de mal tiempo se abalanzaba sobre las montañas; desde Bagram, dos MH-47 levantaron el vuelo para llevar refuerzos a la posición de los Seal.
Desgraciadamente, cuando se aproximaban, los helicópteros fueron atacados por más fuerzas taliban, y unos de los Chinook recibió un impacto de un RPG. El piloto consiguió mantener el aparato en el aire, pero necesitaba aterrizar; un pequeño saliente parecía la solución; sin embargo, los daños fueron demasiados, desestabilizando el helicóptero mientras aterrizaba en la estrecha cornisa y haciéndolo precipitarse montaña abajo, eran las 16:05. Toda la tripulación, 8 miembros del Seal y 8 de la fuerza de combate del 160th SOAR, perecieron. El otro aparato busco una zona donde aterrizar, pero aquello era un hervidero y no había zona accesible para descargar a los hombres, por lo que debió regresar a la base, no sin que antes el piloto describiese la acuciante situación de los Seal de Murphy “allí abajo hay un tiroteo increíble”. Los hombres de Murphy estaban heridos y solos, luchando por sus vidas; Luttrell quedo conmocionado por una granada autopropulsada que le rasgo los pantalones, perdiendo el conocimiento, mientras sus compañeros luchaban y morían en las frias montañas de Afganistan.
Cuando recupero el conocimiento, Luttrell estaba solo. Cuando consiguió aclararse dos compañeros suyos yacían muertos a pocos metros; no podía permanecer allí y echo a andar, activando su baliza de posicion, malherido, cansado y dolido por la perdida de sus amigos. Cuando se recuperaron los cuerpos de los Seal todos habían recibido no menos de cinco heridas en el intercambio de disparos; a su alrededor, un numero indeterminado de guerrilleros talibanes, entre un 50 y 100 habian perecido en una batalla de más de dos horas en las que los cuatro hombres habían luchado contra más de un centenar de enemigos.
Epilogo.
Tras saberse que uno de los Seal estaba desaparecido, los grupos de rescate empezaron a peinar la zona. “Muéstrate muchacho”; “no podemos permanecer mucho tiempo” radiaban todo el tiempo los pilotos de los HH-60 Black Hawk de rescate, agotando su combustible y conscientes de que en cualquier momento, un RPG bien apuntado podría mandarlos al suelo. Luttrell se encontraba herido, pero peor que sus heridas por arma de fuego era el abrasador abrazo de la sed en su garganta; llegando incluso a intentar beberse su orina para intentar paliar la sed. El Seal se encontró con un hombre con turbante al que encañono.
- American! Ok! Ok! – dijo el individuo levantando los pulgares
- You Taliban? – pregunto Lattrell
- No Taliban
Varios aldeanos más se acercaron, portando Ak-47, empezando a discutir sobre que hacer con Luttrell. Este esperaba lo peor y se dijo para si mismo que acabase como acabase, lo haría con la cabeza alta. Pero no ocurrió, los hombres le llevaron a la aldea de Sabray, una pequeña aldea de unas 15 chozas. Mohammed Gulab, padre de seis hijos y pastor, acogió al Seal, lavando sus heridas y dándole leche de cabra a beber.
Varios Talibanes llegaron a la aldea y exigieron la entrega del americano, incluso pagaron por él, pero Gulab se negó a ello y arropado por sus compañeros, aquellos hombres tuvieron que largarse, mientras Luttrell no daba crédito a sus ojos; había visto combates en aldeas parecidas, seguramente el había matado a algún pariente de esta gente, y estos estaban ayudándole en todo lo posible; lo que no sabia era que como los soldados tienen sus reglas de enfrentamiento, aquella gente tenia las suyas, su ley tribal; habían acogido a un enfermo en sus chozas y su ley les obligaba a protegerlo a toda costa, ley que incluso los talibanes parecían respetar.
El 1 de julio, la actividad Taliban se había intensificado, y el, el padre de Gulab, bajo cinco millas colina abajo, a un puesto de los marines, con una nota de Luttrell pidiendo ayuda. Al dia siguiente, fue trasladado por un HH-60 a Bagram y tras comprobar que el Seal desaparecido estaba vivo y a recaudo en la aldea de Sabray, se preparo una de las misiones de rescate más grandes desde los tiempos de Vietnam. El 28 de junio habían perdido 19 hombres; no iban a perder al nº20. Un HH-60 partio a recoger al comando herido, y en la radio crepitaban las voces de los pilotos de los aparatos de apoyo; A-10 Thunderbolt y cañoneros AC-130, prestos a machacar cualquier reacción agresiva que hiciese peligrar el rescate de Luttrell.
Los Pararescatadores llegaron a la aldea y sacaron al soldado herido y a Gulab. El Seal por fin volvia a casa ¿o no?; según dijo mientras se acercaba al aparato, tenia la horrible sensación de que en cualquier momento un RPG impactaría contra el Black Hawk, pero afortunadamente, aquellos afganos eran “los chicos buenos” la evacuación fue un éxito. En la base, se intento recompensar económicamente a Gulab por su acción, una acción que sin lugar a dudas, le había puesto en serio peligro, sin embargo, aquel humilde pastor rechazo el dinero, aunque Luttrell le ofreció su reloj como muestra de agradecimiento. Las ultimas palabras que tuvo con su invitado, en el hospital de campaña fueron “Te amo hermano” mientras le abrazaba, fue la ultima vez que vio a su salvador. Ahora quedaban meses de recuperación para Luttrell y los reconocimientos.
A Luttrell, Dietz y Axelson fueron condecorados con la Cruz Naval (Navy Cross); al Teniente Murphy, por su acción de exponerse a fuego enemigo para pedir ayuda para sus muchachos le fue otorgada la Medalla al Honor del congreso (Medal of Honor).
En aquellas montañas de la región de Kunnar, 19 hombres del ejercito norteamericano perdieron la vida; 8 miembros del 160th SOAR “Night Stalkers” de operaciones heliotransportadas y 11 comandos del Seal; la mayor tragedia de toda la historia de la unidad.