Me parece aberrante eso... Lo malo es que los padres hacen lo mismo en casa.
Soy tutor de la ESO en un centro donde se come muy muy bien, se cocina todo ahí y con productos de calidad... Y la pelea de los pobres monitores de comedor es que los chavales se coman lo que ponen.
La variedad para los chavales (que comen exactamente lo mismo que los profesores y el personal) es una bestialidad. Sirven 3 días a la semana crema de distintas verduras (de las más típicas a crema de castañas, boniatos, etc...).
Luego les gusta hacer cosas "nuevas" que los chavales habrán comido poco o nada. Ensalada filipina, merluza con salsa de menta, fideos con mejillones, coca de trampó, pollo al curry con arroz, sopa de miso, ensalada caprese, empedrat de judías, arroz milanesa, macarrones cardenal, estofado de lentejas, fish & chips, tortillas de mil cosas (jamón y queso, sobrasada, bacon y salsa bbq, etc).
Los profesores lo flipamos con la variedad de cosas (y lo ricas que están) mientras que la mayoría de alumnos tienen manías, ascos y mil puñetas a la hora de comer.
A mí siempre me han criado bien en la mesa, sin refrescos, sin pizzas ni cosas precocinadas. Tuve esa suerte y ahora lo agradezco mucho.
Justo lo hablaba este finde con un mediavidero mientras comíamos un gazpacho riquísimo que había preparado su madre. No me quiero imaginar el día que pongan gazpacho o salmorejo para comer...
Pero bueno, yo seguiré luchando por una buena cultura gastronómica desde las aulas