Cuando el sol comienza a desaparecer, poco antes de que el atardecer se convierta en noche cerrada, lo normal en Palestina es ver el gesto serio y la pose severa de los representantes de las fuerzas de seguridad a ambos lados de la frontera con Israel, algo propio del clima prebélico que se vive en la zona desde hace demasiados años. Sin embargo, en la tarde del 2 de agosto los soldados de ambos bandos sustituyeron por unos momentos las armas por las cámaras fotográficas, los ipad o los móviles para intentar captar la imagen de Messi, Neymar y compañía en las ventanillas del autocar que cubría el trayecto entre Belén y Dura.
Hasta los observadores que viajaron con los periodistas alucinaron con la escena. Ese es el magnetismo del FC Barcelona, del primer club del mundo que realiza esta visita histórica a Palestina, un viaje de riesgo desde Israel, una inciativa audaz con muchos condicionantes que la hacen especial y complicada como la seguridad o la diplomacia. Pero es, ante todo, un viaje por la paz.
En Dura, localidad donde tuvo lugar el primer acto deportivo del 'Peace Tour', un 'clinic' para 40 niños y un entrenamiento, los jugadores y el cuerpo técnico se llevaron la sorpresa de contemplar un estadio abarrotado: más de 24.000 personas esperaban desde hacía horas al Barça ubicadas en las dos gradas disponibles (un lateral y un gol).
450 medios de comunicación acreditados de todo el mundo transmitieron a todos los rincones del planeta la fuerza del Barça. Los corresponsales permanentes en la zona, especialistas en política, religión y otras materias, nada acostumbrados a narrar un acontecimiento festivo de este tipo en Palestina, descubrieron el poder de seducción de Messi, su conexión futbolística con el pueblo, algo indescriptible.
El Barça quería tener un detalle con Palestina como hoy lo tendrá con Israel. Estudios de márketing indican que es el club preferido con diferencia en Tierra Santa. Por eso la entidad azulgrana no hace ningún negocio con este desplazamiento. El viaje lo paga el club. No hay ingresos. Incluso el club pidió a Qatar Sports Investment que le liberase del amistoso firmado cada verano (en 2012 fue el PSG-Barça) para poder realizar la visita, algo a lo que accedió el patrocinador. Tampoco se cobró nada por las 24.000 entradas del estadio ni por el 'clinic'. El club no ha querido que se comercialice nada bajo ningún concepto.
El Barça entiende que el viaje hace marca. Y eso compensa el gasto. La condición, eso sí, era transmitir el mensaje de paz a los niños, los más sensibles a la dura realidad que viven. Son ellos los que pueden cambiarlo todo con valores. Por eso se ideó un 'clinic' que fue un éxito de organización.
Lógicamente las medidas de seguridad fueron excepcionales para proteger el convoy de autocares, pero finalizado el día quedó la agradable sensación, quizás una ilusión, de que no eran necesarias. El Barça es la paz.
Fuente: EMD
