El Real Madrid está cansando de escuchar y leer especulaciones que degradan a sus profesionales. No lo permitirá nunca más. El silencio habitual del club ha dado pábulo a una ley de la selva en la que pegar a Mourinho se ha convertido en el deporte nacional. Incluso cuando gana, le atacan. Sus futbolistas sienten también una falta de respeto sobre ellos. El mismo día se pública que Casillas quiere irse al Manchester United y al City (el martes, por ejemplo), que es como decir que desean fichar por el Madrid y el Atlético a la vez. El mismo día se dice que Mourinho va a fichar por el City, el Chelsea, el United y el PSG (hace una semana). Los profesionales están acostumbrados a este circo, pero cuando se les critica por meditar presuntamente algunas de esas ofertas que son falsas, y se les acusa de no rendir por pensar en otros equipos, se ha traspasado un límite que los futbolistas y el entrenador no aceptan.
"Con Mourinho se ha pasado el límite de lo admisible", decía Florentino Pérez ante los socios hace unas semanas. "Sufre un acoso que afecta a su honorabilidad y que afecta también a su familia". El entrenador tiene en marcha varias demandas por ataques a su persona. Presentó una contra Roberto Palomar, redactor jefe de Marca, de protección de derecho a su honor. Según la nota informativa de sus abogados, «el señor Palomar, en el artículo publicado en el diario Marca el 17 de septiembre de 2012, se refirió a nuestro cliente como el típico personaje que se daría a la fuga después de causar un atropello. Según nuestro parecer, esta expresión es objetivamente vejatoria y fue utilizada de forma completamente innecesaria para el ejercicio de la crítica». Mourinho pide en la demanda una rectificación y una cuantía de 15.000 euros que el entrenador donaría al Canillas, club en el que actualmente juega su hijo.
Pero el ataque de Carlos Boyero (El País) superó todas las barreras. Llamó a Mourinho «el nazi portugués», asegurando que «es un individuo peligroso, que conoce la metodología para sacar lo peor de la gente». El técnico también ha presentado otra demanda contra Boyero. El Real Madrid opina que la ley del todo vale ha rebasado la línea. La serenidad del club para no entrar a valorar los mil fichajes que le endosan cada día no impide señalar que no va a permitir que se menosprecie a sus jugadores y cuerpo técnico con rumores y medias verdades.
El club responderá públicamente y estudiará medidas judiciales cuando observe que la información o la opinión es denigrante para sus profesionales. No va a pasar ni una. Su opacidad tradicional ha permitido que la bola de nieve engorde hasta estallar. Durante un año estuvo escuchando que Agüero había fichado por el Madrid. «Ahora, yo como con Falcao», señala el presidente con ironía. El ejemplo de la línea de respeto traspasada es el bulo del supuesto golpe de estado que Casillas y Ramos querían dar ante Florentino Pérez, exigiendo que Mourinho no siga la próxima temporada. «Hasta aquí hemos llegado», dicen los futbolistas. Y desde aquí empieza otra forma de actuación.
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