Tomás Roncero
Que el Barça se queje de la actuación arbitral tiene bemoles. Se nota que cuando uno prueba de su misma medicina acaba con el estómago triturado. Rodríguez Santiago fue el árbitro del famoso pitido (que dio pie a un gol ilegal) del polémico Espanyol-Madrid. En el Camp Nou pocos quisieron acordarse de ello mientras le gritaban "fuera, fuera" con unos pañuelos blancos que parecían un homenaje anticipado a los rivales de la semifinal con más lustre del torneo: Zaragoza-Real Madrid. Blanquillos contra blancos. La revancha de la final de Montjuïc (17 de marzo de 2004) está servida. Por cierto, ¿olvida Joan Laporta que al Zaragoza les arrebató la victoria Megía Dávila en la Liga, con un penalti y expulsión a Toledo imaginarios?
Y como era eso que os gusta tanto decir....