Hubo una vez que el «hermano gemelo» del ogro más famoso del cine, Shrek, se vistió de futbolista y fichó el Real Madrid. Fue en el invierno de 2005. Aquel «monstruo» era danés, procedía del Everton y se llama Thomas Gravesen. La «fiera» llegó al club de Concha Espina en los últimos coletazos de la primera época de Florentino Pérez como presidente del Real Madrid. Y aunque su estancia en la capital de España sólo duró temporada y media, hasta el verano de 2006, su paso caló hondo en el club blanco.
El mediocentro se pasaba más tiempo lesionado que disponible, debido a su condición de naturista que le prohibía tomar medicamentos para sanarse. Además, fue el creador (en colaboración con «El Día Después», de Canal Plus) de la famosa «Gravesinha», uno de los regates más estrafalarios de la historia del fútbol. Y, también, se hizo muy popular por ciertas entradas un tanto cafres que le hicieron ganarse una fama de chico duro y rudo que llegaron a su clímax en la pretemporada de 2006 cuando se lio a mamporros con otro mítico exmadridista: Robinho. Aquello fue el principio del fin de Gravesen en el Madrid. Fabio Capello le puso la cruz y se marchó ese mismo verano con un billete de ida para las islas británicas.
Tras su fulminante salida, Gravesen pasó el ocaso de su carrera entre el Celtic de Glasgow y, de nuevo, el Everton para colgar las botas con apenas 32 años al no encontrar equipo alguno que le quisiera en sus filas. Pero parece que eso al Shrek danés no le quitó el sueño. Todo lo contrario. Gravesen se fue a Liverpool a vivir a su ático de lujo y se dedicó a invertir sus ganancias como futbolista profesional en distintas inversiones financieras que le han hecho multimillonario. Según informaba esta semana el diario danés BT, Thomas tiene un patrimonio que se acerca a los 100 millones de euros y ha decidido que no hay mejor manera de disfrutarlo que vivir la vida loca en el paraíso del ocio y la diversión: Las Vegas.
Gravesen comenzó una relación con una popular y guapa modelo checa, con pasaporte estadounidense, llamada Kamila Persse, y se fue al estado de Nevada a disfrutar de sus 37 años como si no hubiera un mañana. El poker, el blackjack, la ruleta, las tragaperras y cualquier otro tipo de juego de azar es bueno para despertar el apetito adolescente que se le ha abierto a Gravesen cuando está cerca de cumplir su cuarta década de vida. Entre casino y casino, fiesta y fiesta, alcohol y más alcohol, la diversión y el desenfreno están asegurados con el nuevo Gravesen. Sí, aquel Shrek que jugó en el Madrid hace ocho años y que hoy es el un rico danés de moda en Las Vegas. Ya sabéis, como dijo Bartali, el mejor ciclista italiano de todos los tiempos junto a Coppi, el dinero no hay que tenerlo en los bolsillos…