yo creo que en este articulo refleja la pura verdad
Tremenda la tirria que le tiene el personal a José Mourinho. La gente no le soporta. Y cuesta trabajo pensar que el portugués es una persona feliz con esta circunstancia pinchando cada día en su conciencia; quién lo sería sabiendo que nadie te aguanta.
Ayer, Mourinho aplaudía tan pancho en el autocar del Chelsea, a su llegada a Barcelona, mientras la afición culé le recibía al grito de “¡Traductor!”, “¡Traductor!”. Nunca se había visto recibimiento semejante a un entrenador rival. No es para sentirse orgulloso, desde luego. Es lo que tiene la arrogancia y la altanería.
No debe ser fácil convivir con tanto rechazo, por mucho que el portugués pase por tipo duro e imperturbable, frío y calculador. No es normal que el público y la crítica celebren sus derrotas, critiquen su estilo de juego y minimicen sus victorias, sus records en la Premier, una Liga en la que ningún equipo puede competir contra el poderío económico de su jefe, Roman Abramovich, un campeonato en el que todas las estrellas tienen la taquilla en Stamford Bridge; resulta curioso, pero la extraordinaria nómina de futbolistas del Chelsea no está dejando un estilo de juego para el recuerdo, más bien al contrario, parece destinado al olvido. Demasiadas patadas.
Pocos aliados o amigos le quedan ya al portugués. En Inglaterra se ha ganado enemistades en todos los ámbitos futbolísticos, en fin, en la prensa, en el público y hasta entre sus propios colegas de la Premier. En la pasada jornada de Liga, en la que celebraba su partido número cien en la división de honor inglesa, se encaró y discutió de forma muy agresiva con el entrenador del West Brom, Bryan Robson.
Una mala elección la de encararse con el ex capitán de Inglaterra, un pitbull con muy malas pulgas que cuenta con el apoyo y el respeto de todo el país, un futbolista lleno de carisma que lo ganó todo con el Manchester United y que vistió la camiseta de los tres leones noventa veces. “Mou” no puede encararse con las leyendas, y Robson, en Inglaterra, lo es. Una muesca mas en la extensa tabla de despropósitos y provocaciones del portugués.
Por si fuera poco, celebró el segundo gol de su equipo como un energúmeno, provocando al rival con gestos de mal gusto, como si hubiera conquistado la Copa de Europa en el último minuto. Esa actitud confirmó cierto desquiciamiento, cierto nerviosismo. Y es que no debe resultar tan fácil andar por la vida como un tipo al que todo le resbala.
Irritable. Preocupado. Susceptible. Desquiciado. ¿Será que le abruma un nuevo fracaso en la Liga de Campeones? Y frente al Barça, cómo más puede doler. Qué peor cosa le podría pasar a Mourinho. ¿Por dónde saldrá si pierde la eliminatoria? Lo suyo sí que es puro teatro.
fuente as.com
por una vez estoy deacuerdo con algo escrito en as xDD