Le llamaban 'Fermín el pequeñín'
Cuando Fermín López (El Campillo, 2003) salía de su casa siempre le acompañaba un balón en los pies. Nadie se lo le quitaba. Su hermano mayor, Juan Antonio, era el que recibía todos los caños y la gente de El Campillo, un pequeño municipio de la provincia de Huelva de apenas 2000 habitantes, lo bautizó como ‘ El Messi de El Campillo’. Sus padres, Lola y Fermín, no dudaron en apuntarlo a jugar a fútbol. Y con ocho años Fermín empezó a jugar en el Recreativo de Huelva. Cuatro años más tarde, el Betis lo fichó y permaneció por cuatro temporadas en las categorías inferiores del club verdiblanco.
Pero Fermín, que simpatiza con el Betis por tradición familiar, también escuchaba mucho a su tío, un culé que le contagió su barcelonismo. “Soy culé desde pequeño y mi sueño es triunfar aquí”, aseguró tras cumplir su sueño en el A&T Stadium de Dallas, escenario en el que batió a Courtois para anotar su primer gol con el primer equipo ante el Real Madrid. “No me esperaba jugar”, añadió Fermín. Por su mente pasaron todos sus recuerdos y vivencias. No siempre fue fácil.
El entonces responsable de la Masia, Jordi Roura, se fijó en él en un torneo alevín que se celebró en Tarragona. Le impresionó la calidad técnica de un centrocampista ofensivo y con estilo. Y le hizo una propuesta. Fermín no se lo pensó. Con 15 años hizo las maletas, se separó de su siempre añorada familia y cambió El Campillo por la Masia. Allí coincidió con Alejandro Balde que en la gira elogió su talento. “Lo conozco muy bien. Está trabajando mucho”, apuntó el lateral zurdo situando a su amigo en el grupo de jóvenes que más le ha sorprendido. También lo hizo Pedri. “Tiene garra y mucho talento”, destacó el canario.
La adaptación de Fermín no fue sencilla. Se ganó el apodo de ‘Fermín el pequeñín’ porque físicamente no evolucionaba al mismo ritmo que el resto de sus compañeros y rivales. Pero técnicamente desbordaba talento, de modo que aunque no fue titular ni en su etapa infantil ni en sus dos años de cadete, a final de curso la dirección técnica del club siempre apostaba por su continuidad. Estaban convencidos de que explotaría.
Cuando llegó al filial de Rafa Márquez, el club le recomendó salir cedido para crecer. Lejos de desmoralizarse, recaló en el Linares FC, equipo de la 1ª RFEF. Regresó a su querida Andalucía y lo bordó. Titular indiscutible con Alberto González, Fermín se convirtió en el pichichi de su equipo con 12 goles y cuatro asistencias en su casillero. Nunca destacará por su altura (1,76) pero ha conseguido fortalecer su tren inferior y a sus 20 años quienes le conocen aseguran que está preparado en todos los sentidos para grandes retos. Su trabajo, talento y actitud fueron su pasaporte para regresar a Barcelona.
No estaba previsto que viajara a la gira. De hecho su nombre no figuraba entre los elegidos antes de empezar la pretemporada. Pero Xavi le probó en los entrenamientos, le convenció y decidió convocarlo para la gira convirtiéndole en el único canterano que ha viajado y debutado con el primer equipo sin haberlo hecho antes con el Barça Atlètic. “En el staff no tenemos complejos. Si entrenas bien contamos contigo. Le hemos visto suelto. Creo que nos puede ayudar a lo largo de la temporada. Tiene talento y último pase, que es lo que nos faltó un poco el año pasado. También tiene chut desde fuera del área y domina las dos piernas. Pese a tener 20 años, tiene personalidad”, sentenció Xavi Hernández, que aprecia mucho el carácter tranquilo de Fermín. Aunque en la Masia siempre jugó de extremo o de falso nueve, al técnico barcelonista le encaja más como interior.
Después llegó el partido contra el Arsenal. Fermín jugó 20 minutos y fue de los pocos que recibió el plácet de Xavi. En el clásico de Dallas frente al Real Madrid volvió a entrar en el minuto 65 para sustituir a Pedri. Y se coronó anotando el 2-0. “Me ha dado el balón Sergi Roberto. Estaba solo en la frontal y le he pegado al balón con el alma. Aún no me lo creo”, explicó el joven futbolista, muy ilusionado tras batir con la zurda al imponente Courtois. No tuvo suficiente. Después buscó a Ferran Torres y le asistió para que el de Foios rematara el resultado con el tercer gol. “Estoy viviendo un sueño. No me creo lo que ha pasado. Yo me quiero quedar aquí. Los compañeros me están ayudando mucho. Debo seguir trabajando”, sentenció. Y se fue a llamar a su familia. “Esto va por ellos. Lo han vivido todo, lo bueno y lo malo”, sentenció. Ayer Fermín dejó de ser el pequeñín para crecer de golpe en la inmensa Dallas.