Pesaaaao queee ereeees un peeesaaaoooooo!!
Se acerca la desaparición del Club Atlético de Madrid SAD. Además, nos cargamos Madrid 2016 nosotros solitos. Los que quisieran olimpiadas y deseen quejarse ya saben, Puerta 0 del Vicente Calderón mientras esta exista.
El cambio de estadio le cuesta al Atlético 140 millones
Cerezo y Gil Marín se comprometieron a sufragar el derribo del Vicente Calderón, el soterramiento de la M-30 y la remodelación de La Peineta. Con los 366 millones prometidos, la deuda total del club supera los 900 millones de euros.
El Atlético de Madrid cambiará el Vicente Calderón por La Peineta y, lejos de ganar dinero con el traslado, se dejará en el camino 139,88 millones de euros. Una realidad que dista mucho de los 500 millones de beneficio que calculó el presidente Cerezo en un primer momento y que matizó posteriormente: ?Lo que nos dan por el Calderón es lo que nos cuesta La Peineta?. Un cambio a pelo, vamos.
Este agujero viene a dañar las ya de por sí resentidas cuentas del equipo colchonero. Hay que tener en cuenta que los beneficios del traslado ya fueron incluidos en el ejercicio 2007/08 (ver página siguiente) y que los gastos todavía están por recoger. A los 549 millones de deuda reconocidos oficialmente por la contabilidad rojiblanca entre acreedores a corto y largo plazo se deben añadir los 366 de la ruinosa operación, lo que arroja un insalvable balance de más de 900 millones en concepto de pasivo exigible.
Llegados a este límite, se observa el ejercicio de cuadratura financiera que se ve obligada a practicar la directiva rojiblanca cada Navidad, la base sobre la que Miguel Ángel Gil Marín reconoce una deuda neta de sólo 170 millones. Lo que no dice el consejero delegado es que esta cifra se obtiene tras restarle al club todas sus propiedades, es decir, si el Atlético se deshiciera de todo su patrimonio y de hasta el último de sus futbolistas, seguiría debiendo casi 200 millones. Al vicepresidente económico rojiblanco desde 2003 hasta septiembre de 2009, Fernando García Abásolo, no le duelen prendas en reconocer que los 170 millones de que habla Gil Marín son en realidad ?300 millones?. Casi el doble.
No queda ahí el drama, puesto que la venta del Calderón a Ruiz-Gallardón también influyó negativamente en la candidatura olímpica de Madrid 2016. Así lo expresó la Comisión de Evaluación del COI que visitó la capital antes de la elección. En su informe no vinculante, los expertos trasladaron a sus superiores sus dudas acerca de la financiación del Estadio Olímpico, la estrella de la candidatura. ?Los planes para la construcción/remodelación de la sede podrían implicar desafíos de construcción, operativos y financieros significativos? y ?la adaptación del estadio de fútbol a atletismo presenta problemas de diseño y construcción que el COI cree que ?Madrid 2016? no ha considerado?. Es ahí donde entra el Atlético, que, al contrario de lo que se cree, corre con todos los gastos del levantamiento del nuevo recinto y su acondicionamiento para el evento, entre otros muchos y cuantiosos dispendios.
En estos gravosos términos se expresa el convenio de actuación suscrito recientemente por ayuntamiento y Atlético de Madrid a través de Ruiz-Gallardón y Enrique Cerezo. En el acuerdo se precisa que todas las obras serán satisfechas por un club que en estos momentos no anda muy holgado de liquidez.
Cuando se interesaron por la salud financiera del auténtico promotor del Estadio Olímpico, los miembros del COI se toparon con la cruda realidad: un equipo cuyos traspasos están embargados por Hacienda en un 50% y que adeuda 900 millones de euros.
Consciente de que las penurias dinerarias rojiblancas podían lastrar su sueño olímpico, Gallardón se lanzó a presentar alegaciones al informe inicial de la Comisión de Evaluación. Pese a todo, la artillería argumental del Consistorio no se centró en explicar las reglas antidopaje, como se publicó, sino que se aportó el convenio firmado con el Atlético de Madrid como único garante.
Por si fuera poco, a los detractores de Madrid 2016 se les unió el ex presidente de la FIFA Joao Havelange. El brasileño, miembro del COI, hizo lobby por Río de Janeiro y recordó las dificultades financieras del avalista Atlético, que bien conoce. Por ahí comenzó a desmoronarse el sueño olímpico de Gallardón.
El alcalde, desesperado ante lo que podía ser y fue un sonado fracaso ante el mundo, se empeñaba en darle vueltas a algo que ya estaba meridianamente claro. El Atlético, que no tiene ni para reforzar su plantilla, correrá con todos los gastos del nuevo estadio. El futuro rojiblanco es aterrador: en dos años, cuando comiencen las obras, estará obligado a pagar una partida de 366 millones que sus deficitarias cuentas aún no contemplan.
El suelo tampoco es suyo
A saber: el alzado del estadio costará 194,96 millones de euros. A ello hay que añadirle los 4,6 presupuestados para su conversión en recinto olímpico, con su pista de atletismo y demás accesorios. Por la compra del suelo, que ni siquiera pasará a ser propiedad del Atlético desde un primer momento, el club deberá abonar 41,17 millones adicionales.
En el colmo de la generosidad, Gil Marín y Cerezo accedieron a hacerse cargo de los gastos de demolición del Vicente Calderón (unos 13 millones) y del soterramiento de la autovía M-30 (80 millones a costear entre el club y la cervecera Mahou, titular de la mitad de los terrenos). A este capítulo de gastos hay que sumarle las plusvalías (3,5 millones) y el Impuesto de Sociedades a 30 de junio de 2004: otros 68,84.
El total asciende a 366,06 millones, montante que contextualiza los 226,18 que tiene previsto ganar el Atlético con la construcción de pisos en los terrenos del Calderón. Los beneficios se basan en la previsión más optimista del mercado inmobiliario, que vaticina que podrán cobrar el metro cuadrado a 3.550 euros, con un beneficio de 552,39 millones, a repartir entre Atlético y Mahou. ¿Quién dijo crisis?